Prueba: Titleist Pro V1 (2023)
Con la entrada de este nuevo año, Titleist vuelve a lanzar una nueva edición de su laureada Pro V1. ¿Seguirá siendo una de las mejores bolas del mercado un año más?
Si empezamos hablando del “packaging” de esta nueva edición de la Pro V1, encontramos que sigue el camino estético de la edición anteriores, con una parte delantera con una combinación de negro con las letras de Titleist y Pro V1 en plateado y detalles en naranja cobrizo, además del logotipo circular que según como le da la luz va cambiando de color según el influjo de la luz, mientras que en el reverso aparece una ilustración con la estructura interior de la bola, sus novedades frente al modelo anterior y un poco acerca de lo que nos espera a nivel de rendimiento, mientras que interiormente, encontramos las típicas 12 bolas en 4 cajas de 3, en este caso con la numeración del 1 al 4.
Pasando a la estética de las bolas, presentan el clásico blanco brillante de Titleist, con el logotipo del fabricante, referencias de apuntado, modelo y número de la bola en negro.
En el apartado peso, esta nueva versión se muestra ligeramente más liviana (décimas) que la edición a la que sustituye, arrojando en la báscula un peso que ronda los 45,55 gramos.
Finalizada esta introducción, vamos a tratar lo más importante, la prueba en el campo, en la que, como viene siendo costumbre, empezamos con los golpes largos realizados con driver y maderas de calle.
Esta nueva Pro V1 muestra una trayectoria de altura intermedia con una interesante rodada una vez aterriza, por otro lado, la sensación de impacto, es la que nos tiene acostumbrados esta bola, un tacto que si bien no puede catalogarse como “soft”, si que se tiene un tacto un tanto más esponjoso que otros modelos de bolas “tour” como, sin salir del mismo fabricante, la Pro V1x .
Los golpes de hierros largos/medios con llegada a green poseen, pese a la trayectoria de vuelo no demasiado elevada, una muy buena retención en green con poca distancia entre la zona de aterrizaje y la posición final de la bola, mientras que en el juego más próximo al green, gracias a su excelente tacto y al spin que dispone, ofrece mucha confianza al jugador a la hora de atacar la bandera.
Por otro lado, en el apartado de putt, gran tacto y una rodada “previsible” a nivel de metros realizados.
Finalizando ya con el apartado resistencia, tras jugar los 36 hoyos del test de durabilidad con juego desde el bunker, rough, etc… La bola ha mostrado marcas de uso en la superficie en forma de pequeños picotazos, eso si, sin roturas ni zonas levantadas de la carcasa exterior, no obstante, este no es un apartado en el que destaque este modelo.
El veredicto final: Nuevamente la Pro V1 vuelve a ser una referencia en el mercado de bolas de golf, ya que se presenta como una bola tremendamente completa que realmente no adolece de ningún punto débil, ofrece distancia, brinda spin en el juego corto y presenta un buen tacto. Sus “handicaps” pueden ser más orientados a que el jugador tenga unas preferencias o una necesidades concretas del tipo que necesite una bola más orientada a la distancia, que le guste un tacto más blando o que prefiera una trayectoria más alta; pero a dejando a un lado las preferencias personales de cada uno, realmente es una bola que no presenta fallas y resulta tremendamente equilibrada, con lo que hace ser un “must” año tras año para un gran número de jugadores tanto profesionales como aficionados.
Agradecer a Titleist el material para realizar esta prueba.
