“Rollback”, qué es y sus consecuencias

Roger Spectra
golf evo
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5 min readJun 14, 2024
Fotos: Roger Spectra

A finales del pasado 2023, la USGA y la R&D, los máximos organismos del golf mundial, publicaron las nuevas directrices de homologación para las bolas de golf de cara a 2028, siempre y cuando no hayan temas de demandas de por medio ya que supone un cambio bastante grande para la industria del golf como veremos adelante.

Así que, como ha pasado ya medio año y ha habido tiempo para analizar, preguntar y ver si se hacía algún cambio, creo que ha llegado el momento de hacer una entrada sobre ello.

¿En qué consiste este cambio de homologación, denominado popularmente como “rollback” y por qué se va a implementar?

Debido a la masificación de los drivers fabricados en metal y a la aparición en 2003 de las bolas de núcleo sólido (entre otros aspectos que han mejorado en estos años, como la preparación física de los jugadores, las varillas, nuevos estudios sobre el swing de golf, etc…) se ha logrado en los últimos años que, en las competiciones profesionales, se llegue, de media, a la cifra de 300 yardas (274 metros).

Eso ha propiciado que la USGA/R&A estuvieran preocupados porque los hoyos se “quedaran cortos” y peligrase, como denominan ellos, la integridad del golf.

Para ello, han buscado implementar una serie de nuevas medidas para limitar la distancia desde el tee.

Una, que es efectiva desde Marzo de este año, es que a la hora de homologar los palos, especialmente los drivers, estos no pueden estar consistentemente cerca del máximo del umbral de tolerancia de CT. Es decir, para homologar un driver, cuyo tiempo máximo de contacto con la bola es de 239 ms (con una tolerancia máxima de +18 ms), si un número elevado de unidades de test de un modelo en concreto arrojan datos que están cerca de los 257 ms (239 + 18 de tolerancia), dicho modelo se declarará no conforme.

[Como anotación, el CT (Characteristic Time) es, para explicarlo de manera rápida, es el tiempo en que la cara del palo está en contacto con la bola, con lo que a más tiempo de contacto, más efecto muelle, y por lo tanto, una mejor transferencia de energía a la bola].

El otro punto, el más controvertido y que da título a esta entrada, es el llamado “rollback”.

Esta nueva norma consiste básicamente en que, desde Octubre del 2027, los requisitos de homologación de las bolas serán diferentes, haciendo que, sobre el papel, las bolas tengan peores prestaciones en el apartado de distancia total frente a los modelos actuales.

Como comparación, los requisitos actuales son que una bola no podrá realizar una distancia total superior a 317 yardas (se permite una tolerancia de +3 yardas) con unos parámetros de golpeo de 120 mph, un ángulo de despegue de 10º y 2.520 rpm.

Mientras que para los nuevos requisitos, si bien la distancia total y el margen de tolerancia sigue inalterado, las pruebas se complican, ya que la velocidad de la cabeza del palo aumenta hasta las 127 mph, el despegue sube a los 11º y las rpm se disminuyen a 2.250 rpm.

Esto hace que la gran mayoría de bolas actuales, con esta nueva regulación, no puedan ser homologables, ya que excederían las 320 yardas (292 metros) permitidos, haciendo que en Diciembre de 2027 la USGA/R&A vaya a publicar un nuevo listado, creado desde cero, de las bolas que pueden ser jugadas en eventos profesionales desde el 1 de Enero de 2028.

Video: Bryson DeChambeau

Dicho esto ¿Qué pasa con los torneos para jugadores amateur? Pues que las bolas actuales se podrán jugar sin problemas hasta el 1 de Enero de 2030, momento a partir del cual se tendrán que jugar los torneos obligatoriamente con las bolas de nueva regulación… aunque se está planteando que los clubes puedan crear una norma local para jugar con las bolas actuales.

¿Qué dicen los fabricantes? Esta nueva regulación está creando tensiones entre fabricantes y la USGA/R&A.

Primero porque supondría tener que “empezar de cero”, entre comillas, ya que deberán ajustar su I+D y líneas de producción para crear bolas con unos parámetros de homologación diferentes a los actuales, por otra parte, deberán elegir la manera en la que distribuyen sus recursos, si orientarse más a las nuevas bolas o a las actuales, así como desarrollar un nuevo catálogo de bolas, tanto “tour” como más económicas.

Por otro lado, el trabajo de todos los departamentos relacionados con la venta de estos nuevos modelos durante esos 2 primeros años, donde convivan las bolas antiguas para el público amateur con las nuevas de los profesionales, va ser muy complicado ya que ¿Cómo amortizar los gastos que genera esa nueva bola entre 2028 y 2030? ¿Qué jugador amateur va a querer comprar la bola que usan los profesionales si la suya es mejor? ¿Merece la pena lanzarla abiertamente o es preferible sacar una tirada corta que se venda sólo en tiendas seleccionadas?

Eso por parte de las grandes marcas, en caso de las empresas pequeñas muy posiblemente será un varapalo económico más grande, ya que tendrán que deshacerse de su stock en esos dos años y desarrollar modelos totalmente nuevos, con el coste que eso implica comparado con el capital que disponen.

Posiblemente pienses ¿hay bolas actuales que cumplen con los requisitos de la nueva normativa?

La respuesta posiblemente sólo la tengan los fabricantes, la USGA estima que 1/3 de los modelos actuales deberían cumplir la futura normativa, pero no hay datos determinados, ni modelos concretos, solo rumores como que del catálogo de Callaway sólo pasarían el test las referencias REVA y Supersoft, mientras que de Acushnet (casa madre de Titleist, entre otras marcas de golf) sólo la cumpliría el modelo Pinnacle Gold.

A día de hoy así están las cosas en el momento que escribo estas líneas, quién sabe si dentro de un tiempo hayan juicios de por medio y se tengan que echar atrás con este “rollback”, pero, sobre todo tras el apoyo del Augusta National hacia esta medida, parece que el futuro va hacia este sonado cambio en el mundo del golf, tanto a nivel comercial como de juego.

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