Covid-19 ¿Aceleró el desarrollo tecnológico?

Macarena Terán
Urbanistik
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5 min readSep 8, 2020

La pandemia que hemos vivido este 2020 ha tenido un impacto a distintos niveles en todo el planeta, y en todos nosotros a nivel personal. Nos ha forzado (entre muchas cosas) a cambiar nuestros hábitos de comportamiento más básicos como la manera en que trabajamos, en la que nos comunicamos con nuestros seres queridos y también, en la forma en que consumimos productos y servicios.

Frente a esta situación, nuestra principal herramienta para informarnos del mundo exterior han sido nuestros dispositivos digitales (computadores, tablets y celulares), que se han vuelto una importante ventana de información y a la vez una vía de escape mientras permanecemos estáticos en nuestros hogares.

Es un hecho que cada día estamos utilizando más nuestros computadores y smartphones, y así mismo hemos ampliado los objetivos para el uso de estos, siendo actualmente mucho más diversos (sólo pensemos que el concepto de aplicación como lo conocemos no tiene más de 15 años aproximadamente). Trámites como solicitar la aprobación hipotecaria de un banco o hacer todo el proceso de adquisición de una vivienda son ejemplos de algunas cosas que antes sólo pensábamos en hacerlas presencialmente y que ahora somos capaces de ejecutarlas perfectamente a través de una pantalla, entregando una confianza (a veces de manera forzada), a la interfaz digital que tenemos enfrente.

De esta forma, cómo el aumento del consumo de productos y servicios a través de dispositivos digitales ha ido en aumento, cada día somos más exigentes al momento de incorporarlos en nuestra rutina; necesitamos que la agilidad y calidad del servicio que antes encontrábamos directamente a través de otra persona sea fielmente reemplazada por la página web o aplicación que estemos utilizando, fallando muchas veces en el intento de entregar una experiencia óptima, lo que termina causando frustración y desinterés por utilizar aquel servicio a futuro llegando en algunas circunstancias a una molestia mayor que puede involucrar malos ratos legales, causando desprestigio para la empresa con la que interactuamos.

Un estudio realizado por la Cámara de Comercio de Santiago en conjunto con PMG Business improvement y el comité de Transformación Digital de CORFO, nos revela que la digitalización en las empresas chilenas ha aumentado seis puntos porcentuales en comparación a la medición de base realizada el año 2018, pasando de un nivel “Principiante” a “Intermedio Digital” en este último tiempo a nivel nacional.

También podemos añadir que según un estudio comparativo sobre los países que más han aumentado la utilización de internet realizado por el Banco de desarrollo de América Latina en conjunto con Ookla/Speedtest nos indica que, la utilización de la banda ancha (internet de alta velocidad) ha incrementado un 19% en Chile, un 11,8% en Ecuador, un 11,7% en Brasil y un 7,4% en México; siendo así nuestro país el que se destaca por casi 8% por sobre el siguiente.

Este es un cambio bastante significativo en un periodo de tiempo relativamente corto, y lamentablemente, es el Covid-19 quién ha jugado un papel fundamental en este proceso, siendo de alguna forma la prueba de fuego de muchas entidades, forzandolas a “adaptarse o morir” para continuar en el mercado.

Quizás esta información nos deje implícito el hecho de que de ahora en adelante, los chilenos comenzaremos a tomar en cuenta los canales digitales como una opción verdaderamente viable para cubrir nuestras necesidades y dejaremos de lado el pensamiento de que este medio está relegado a ciertos individuos.

Extrayendo palabras escritas por Bárbara Yuste, Profesora de periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, nos dice que “La gestión de la pandemia está confirmando algunas evidencias que hasta este momento solo eran ideas más o menos aceptadas por la sociedad. La tecnología y la digitalización son y serán piezas clave para afrontar cualquier desafío económico, sanitario, ecológico o social, como han demostrado algunas de las mejores prácticas internacionales para controlar el Covid-19…”.

Como nos dice Bárbara, la pandemia que estamos enfrentando en estos tiempos ha forzado a que el concepto de digitalización a nivel mundial pase de la ciencia ficción a una realidad concreta, siendo posiblemente, una respuesta efectiva a la solución de problemas de inmensa magnitud y, evidentemente esto se refleja en la realidad chilena.

La transformación digital a nivel personal y social está avanzando a paso rápido y sin vuelta atrás. Es por ese hecho que, a pesar de que somos uno de los países latinoamericanos que más ha avanzado en el tema y que al mismo tiempo ha sido pionero en adoptar diferentes tecnologías (como por ejemplo la adopción de cánones de 5G), no debemos frenarnos, ya que ahora más que nunca debemos continuar con el fomento al desarrollo en el área tecnológica como algo real que necesita la atención suficiente para seguir creciendo como tal. Tenemos ejemplos de otros países que comprendieron esto sin tener que pasar por una crisis sanitaria; como es el caso de Japón, en dónde se ha podido gestionar la pandemia de una forma extraordinaria por estar trabajando bajo un modelo que se centra en la acumulación de datos masivos en tiempo real en complemento con el Lean Manufacturing.

Lo queramos o no, las tecnologías e interfaces digitales se volverán indispensables para el futuro de las empresas, instituciones y sobretodo, de las personas. Los desafíos a los que las entidades y negocios se enfrentarán para satisfacer las necesidades de consumo que exige la ciudadanía requerirán de una inversión de esfuerzo económico, humano y laboral que no podemos seguir ignorando y para esto, se necesitarán personas con una mentalidad abierta, creativa e innovadora que sean capaces de continuar estableciendo los pilares de una industria que urgentemente necesita crecer.

Elementos como la inteligencia artificial, el big data, el almacenamiento en nubes, el internet de las cosas o el 5G deben comenzar a normalizarse dentro del desarrollo de cualquier industria para poder, de esta forma, diversificar la manera en que la tecnología en las empresas se incorpora como algo que va más allá de un nivel complementario, sino estructural.

Como conclusión debemos decir que el desarrollo de la tecnología es algo que es inevitable tanto a niveles industriales como sociales, en donde la incorporación de estas nuevas herramientas y metodologías debe ser siempre en beneficio de los requerimientos y necesidades de las personas, generando de esta forma una mejor puerta de acceso a la normalización de la tecnología a nivel humano; creando así, mejores y más orgánicas experiencias de uso, que a futuro se traducirán en altos niveles de confianza, eficiencia y finalmente, en el bienestar de todos.

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Macarena Terán
Urbanistik

Lead UX Designer at goplaceit.com. Always curious about how people behave and the way we move around our digital world.