🦦 Las nutrias, una clase 🦦
Compañeres, esta es una clase como las que hemos venido dando. Es una clase que me he dictado a mĂ misme y les hablo a ustedes en diferido. El tema de hoy son las nutrias. Las nutrias, ese mamĂfero con el pelaje más denso del mundo. Las nutrias en su variedad y en su tierna confianza. Las nutrias que chillan como si fingieran tener frĂo o sentirse abandonadas, cuando en realidad solo son maestras del drama y de la peluda buena acciĂłn. Esas nutrias tambiĂ©n amas del baloncesto de piscina. Esos osos salamandras que son las nutrias, cafecitas, alargadas, las mejores profesoras que cualquier humano pudiera atender —mejores que un servidor por mil veces—. Las manitas afelpadas, ágiles para que se lleven a las fauces cachorritos de pescado y los mastiquen viendo hacia todos lados. Las nutrias, esos seres que saben que la ternura no se crea ni se destruye, sĂłlo se transforma en dormir flotando en el rĂo, en el lago, mientras se sostienen en sueño compartido por las manos de las que les hablo. Las nutrias, compañeres, tienen tanto que enseñarnos. Valores nutrimentales, desde luego, por descontado. Nutrimentos valiosos, luego entonces, por la consecuente inmersiĂłn en agua silvestre. Y en JapĂłn, ahora lo saben o creen saberlo, por eso las tienen ahora como prueba, como sondeo, como intento, de domesticar a lo que escapa a toda pirueta, a ras de suelo o de baqueta. Pero eso es francamente mentira a cuatro vientos; peor que los gatos o quizás más benignamente —los que vinieron a la clase de esos felinos bien sabrán recordarlo, o eso creo—, las nutrias solo se sirven de enamorarnos. Ellas vienen de otro planeta —lo he pensado detenidamente y a las pruebas me remito— y nos tienen piedad, nos compadecen y eso puede durar largo tiempo. ÂżQuĂ© prisa tiene la ternura? ÂżQuĂ© ganarĂa de ganar en fuerza o perder en flaqueza? La ternutria es invaluable. Pero decĂa, compañeres, que yo me creo que vienen de otro planeta y poco a poco van y seguirán convenciendo a las nutrias endĂ©micas propiamente del planeta Tierra de que somos torpes bĂpedos insolentes y más pedestres que zapato abandonado, los humanos esos seres tan sobrevalorados. Hay nutrias, entonces, arriesgo el comentario con fines didácticos, de cerca y de lejos. Las de cerca son las nacidas aquĂ en este nuestro planeta (ÂżNuestro planeta? ÂżQuĂ© presunciĂłn más de miras lentas?); Ă©stas son las que corren de vernos en los cerros veracruzanos, por ejemplo, y que se ven de vez en vez como los colibrĂs, sĂłlo que en grupos, como un mĂşltiple milagro afelpado. Son las silvestres, las que son más terrestremente autĂ©nticas que nosotres. Pero están tambiĂ©n las de lejos, las que les comento que vienen de fuera de este pedazo redondo de agua y piedra. Estas otras son las que vemos en los videos, las pĂşblicas, las que se muestran para distraernos y que entre los rĂos unas nutrias fungen como maestras de las lugareñas en la tarea de redescubrirnos a los humanos como los tontos seres lentos e indignos de dar grandes saltos que somos. Las nutrias de fuera entonces —en mi teorĂa, compañeres— se podrĂan dividir en dos subgrupos, ambos piadosos de nosotros:
- Las celebridades internautas y de zoolĂłgico, que son la llamarada de petate que nos encanta, que nos tiene relajados, al menos para matarnos menos, en lo que pasa el tiempo y algo les aprendemos;
- Y las nutrias maestras que asesoran y comparten el conocimiento con las nutrias endĂ©micas de la Tierra, para ver a los humanos como lo que son, increĂbles crĂ©dulos de sĂ mismos, ay quĂ© desconsuelo, ay quĂ© tiernos, ay paciencia, nutrias, paciencia con estos seres humanos tan lentos.
Las nutrias, compañeres, las nutrias están entre nosotres, gracias al cielo y principalmente gracias a su capacidad internauta, en toda la intuitiva y nutritiva extensiĂłn de los tĂ©rminos. No echen en saco roto lo visto hoy en esta clase, compañeres. Darle la mano a la nutria podrĂa salvarnos no de ellas, ellas no tienen que hacer nada, pacientes y graciosas ya aguardan, sino que podrĂa salvarnos de nosotres mismes, compañeres.
Y bien, Âżalguna duda o comentario por aquĂ, por allá? Ustedes digan, ÂżquĂ© de las nutrias nos llevamos?