Por su boca muere el pez: Edición Especial de Jeff Koons

Hoy en Por su boca muere el pez, su programa telescrito favorito, donde usted se sirve hasta que se arte, hablamos de Jeff Koons y de tres recetas de su estilo.

Jeff Koons, al enterarse de Por su boca muere el pez: Edición Especial de Jeff Koons

Glup glup

Por su boca muere el pez: Edición Especial de Jeff Koons

EmPEZamos

Glup

Un saludo cómo no a cada uno de nuestros amables telectores, dondequiera que estén, sea la hora que sea que anuncien sus celulares.

Como ustedes ya sabrán, hoy hablaremos de Jeff Koons y de tres recetas de su estilo.

La primera la hemos llamado Jeff Koons, buffet empresarial; la segunda, Jeff Koons, McTRÍO; y la tercera Jeff Koons, desayuno sofista americano.

Jeff Koons, buffet empresarial

La primera receta la llamamos Jeff Koons, buffet empresarial, porque es en la que se tiene que hacer todo bajo la máxima burguesa de dejarte de problemas y subcontratar a algunos desobligados que dejen todo su cuerpo en la cocinada y que sean ellos quienes preparen todo por ti.

Gracias a la explotación y el respectivo robo de lo que el barbado chef crítico Marx llamó plusvalía, como Koons, debes levantar un buffet empresarial donde todos los platillos que ofrezcas los presumas como si los hubieras hecho tú mismo y con eso, puedas decirles a todos tus clientes que ya hacen fila, que las pujas comienzan en mínimo mil dólares, y que da lo mismo si deciden comer allí mismo o si lo piden para llevar o medio envuelto para ir comiendo.

— Ni modo, es que son muchos los que quieren comer de mi buffet, éntrenle a la subasta —te podrías justificar.

Lo importante en el Jeff Koons, buffet empresarial es borrar nombre y figura de aquellos que contrataste para que hicieran por ti el trabajo y asegurar tanta plusvalía para ti como sea posible.

Rabbit Stainless steel
41 x 19 x 12 inches
104.1 x 48.3 x 30.5 cm
© Jeff Koons
Edition of 3 plus AP
1986

Y también por qué no, que logres alguna vez subastar no sé alguno de los platillos en 91 millones de dólares, una cifra cualquiera. Si existen rumores de que quizás tú mismo fuiste el que desembolsó los 91 millones o algo así, déjalos hablar, a fin de cuentas igual está tu nombre en la factura del Conejo emplatado en reluciente acero inoxidable de 91 millones de dólares.

Ni tú ni nadie puede cambiarlo.

Jeff Koons, McTRÍO

La segunda receta es Jeff Koons, McTRÍO, y aquí la clave es el plagio.

Sin más, el plagio: copiar ideas y hacerlas pasar como tuyas aunque admitas a la vez que son calcas de otras obras que no son tuyas.

Como Koons, tienes que plagiar y seguir adelante, qué más da.

Aquí funcionarás como McDonalds que cada franquicia que tiene es copia de otra y ésta de otra y ésta otra de otra más.

Vas a hacer rentable el repetirte copiándole a los demás.

Pasa lo mismo con las hamburguesas con queso, porque toda hamburguesa de McDonalds es copia de otra y esa de otra y esa otra de otra más…

Además no olvidemos que toda hamburguesa se acompaña con papas fritas. Y las papitas no se mendigan, se deben tragar de a montones. Y el refresco tiene que estar allí para ayudarte a tragar.

Como si se tratara del McTrío del día, tienes que chingarte plagio tras plagio, como papita tras papita, al mismo tiempo que le das mordiscos a tu hamburguesa repetida y le das muchos glup glups a tu refresco americano.

Repetir, copiar, plagiar, calcar y seguir adelante.

Diablos, hamburguesita.

Y si por casualidad, de la nada, accidentalmente, así como no queriendo, ves que llegan algunas demanditas de los creadores originales, todo está yendo viento en popa.

Para que no te vayan a tildar de pedante legal, debes de hacer todo por perder estas demandas. Quedarás mejor parado.

Porque además no hay publicidad mala, menos para las copiosas hamburguesas con queso, papitas y refresco sin parar.

I’m Lovin’ It

Vamos a unos cortes comerciales y regresamos con la tercera receta de estilo Jeff Koons.

No deje de leer Por su boca muere el pez.

Volvemos.

Glup glup

Por su boca muere el pez

Glup

Hemos regresado tras el corte sólo para hablarles de la tercera receta estilo Jeff Koons.

Jeff Koons, desayuno sofista americano

La última receta la hemos llamado Jeff Koons, desayuno sofista americano, porque funciona sólo si logramos decir palabras que madruguen a todos.

De lo que se trata aquí es de sacar al sofista que todos llevamos dentro, y hacerlo en la madrugada para poder ofrecer el discurso como desayuno.

Porque Jeff Koons es un sofista.

Jeff Koons es uno de los gringos sofistas de nuestros tiempos, amable telector.

Jeff Koons es uno de estos gringos sofistas contemporáneos y para colmo, aunque lo haga mal, le sale bien.

Aquí tenemos que pelar el ojo, desmañanarnos para lograr actuar como sólo él puede en la preparación del desayuno.

Jeff Koons se despierta bien temprano, luego de no haber trabajado toda la noche en los platillos, en las obras que firma con su nombre, para dedicarse a la maravilla que es justificar lo que los platillos, sus obras, quieren decir.

Por ejemplo, sobre los muñequitos inflables que mandó a hacer allá por finales de los años setentas, agarra y dice algo así:

Flor y conejo hinchables (blanca larga, conejo rosa) [Inflatable Flower and Bunny (Tall White, Pink Bunny)], 1979
Vinyl, mirrors
81,3 x 63,5 x 48,3 cm
The Broad Art Foundation, Santa Monica
© Jeff Koons

Cuando estos hinchables entran en escena, siguen irradiando ese optimismo del yo hinchado. Respirar hondo es símbolo de vida y optimismo, y exhalar el último aliento es símbolo de muerte. Un hinchable desinflado es símbolo de muerte. Estos son los opuestos.

U otro ejemplo, acerca de unas aspiradoras sin usar, que apenas las sacó de sus cajas para meterlas en vitrinas:

Nuevas aspiradoras Shelton ‘Wet/Dry’, en tres niveles (New Shelton Wet/Drys Tripledecker), 1981
Tres aspiradoras, acrílico y luces fluorescentes
316,2 x 71,1 x 71,1 cm
Des Moines Art Center Permanent Collections; adquirida con los fondos aportados por Roy Halston Frowick por intercambio, 1991,46
© Jeff Koons

Eso es precisamente lo que yo quería que la gente pensara, por qué no se puede ser nuevo. Para tener integridad es necesario vivir, y no somos inmortales. Sin embargo, aquí la máquina puede conservar su integridad para siempre al no haber funcionado.

En estos dos ejemplos vemos la preparación del Jeff Koons sofista que simplemente se despierta más temprano que nosotros.

Toma de cualquier objeto que haya mandado a hacer un rasgo, una característica, y la conecta con los temas que nos pueden hacer temblar o no.

De los inflables pasamos a la vida, a la muerte, a la respiración intermedia.

De allí bien podríamos ya relacionarlo al agüitarse pero no quebrase, al andar apachurrado o desinflado, expresiones que nos suenan más familiares.

De las aspiradoras pasamos a la virginidad, a la inmortalidad, a la integridad.

De allí bien podríamos caminar hacia la Virgen de Guadalupe, a la santidad, al misal y al catecismo, nociones que nos son más cercanas.

Lo importante en Jeff Koons, desayuno sofista americano es notar cómo funcionan sus palabras: sus palabras son más que los objetos que señalan.

Porque, por ejemplo, lo que diferencia a Koons de Slavoj Zizek, entre otras muchas cosas, es que Koons es más ambicioso al mandar a hacer sus obras y ya con la excusa que éstas significan hablarnos de temas que nos quiebran; pero, por otro lado, Zizek es más austero, menos plástico porque no manda a hacer obras pero igual termina hablándonos de los temas que nos puedan o no trastornar.

Probablemente si Koons decidiera ponerse a escribir las reflexiones que suelta en tanta entrevista y conferencia de prensa que le hacen, podría considerársele más bien como otro Jordan Peterson o como un Zizek muy pero que muy descafeinado.

O quizás, por lo menos, como un ensayista, así nomás.

Pero eso lo haría menos polémico y por lo mismo no habría Jeff Koons buffet empresarial ni Jeff Koons McTrío. En pocas palabras, sería menos rentable. Y eso no se lo puede permitir un verdadero Jeff Koons.

Querido y amable telector, alguien que no tuviera como recetas ser buffet empresarial y ser McTRÍO no podría servirse por las mañana como un desayuno sofista americano.

Nos guste o no, son estos discursos suyos los que lo han llevado a estar en el lugar que está.

Famoso en el mundo del arte, aunque nos harte o nos encante o nos arda o nos invada en el Museo Jumex.

Por eso, es que esta última receta es la que hace que un Jeff Koons sea un Jeff Koons.

Esto ha sido todo en su programa telescrito favorito Por su boca muere el pez: Edición Especial de Jeff Koons.

Y como siempre le recordamos: depende de cada telector decidir si el pez muere por su boca o no.

Glup glup

Nos vemos en la próxima, pez.

Glup

--

--

Javier Norberto Muñoz Palacios
Gramatos, Revista de ensayos literarios

Esto es @masomenoz literatura, es decir, desde ensayos hasta traducciones y también cuentos y crónicas.