‘Estamos todas bien’, el pasado en color gris

Sheila López
Revista Grupo Salvaje
4 min readMar 8, 2021

La ilustradora Ana Penyas logró el Premio Nacional de Cómic en 2018 con esta novela gráfica intimista, memorial y profundamente reflexiva.

Un libro como Estamos todas bien hay que abordarlo desde diferentes frentes. En la aparente sencillez que parecen esconder sus páginas horizontales, se esconde la complejidad de unas vidas que parecen totalmente normales, que a ojos de quien no se fija no tienen más pretensión que ser vividas y, sin embargo, están llenas de historias que contar y que merecen ser contadas.

La memoria a menudo se da por hecha, las historias a veces se quedan perdidas en el paso del tiempo y, no pocas veces, se olvida de donde procedemos, qué hubo antes de llegar aquí y qué camino tuvo que ser recorrido para que hoy vivamos como vivimos y hayamos llegado a donde hemos llegado. Hay algo en la historia familiar que siempre remueve por dentro y levanta lo que permanece escondido. La memoria de lo que creemos que nos es conocido muchas veces se confunde y se pasa por alto. Se obvia que en las fotografías que descansan en los salones, en los sillones en los que hay colocado un tapete de ganchillo y en esas conversaciones de nuestros mayores hay a veces mucha más historia de la que creemos.

Ana Penyas (Valencia, 1987) ganó en 2018 el Premio Nacional de Cómic y del X Premio de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic con esta historia en la que los recuerdos de sus dos abuelas, Maruja y Herminia, se hicieron patentes. La primera estaba encantada con la idea de que su nieta plasmase en un cómic parte de su historia y, la segunda creía que una historia de amor quizá era lo más adecuado. Al final, lo que nació fue un libro modesto por fuera y cargado de vitalidad eterna por dentro en el que explica a quien lo tiene entre las manos cómo lo que antes fue no podría ser hoy y cómo nuestras abuelas, guardianas de los recuerdos y de una forma de vivir única, han atravesado el tiempo para llevarnos hasta aquí.

En Estamos todas bien no es el texto el que recoge el testigo del recuerdo. Penyas administra muy bien las páginas para que los silencios que plasman las ilustraciones sean los que cuenten realmente la historia. Y no solo eso. El tratamiento del color en las viñetas y en las páginas es determinante para situar al lector en el contexto, en una época o en otra y diferenciar, además, si hablamos de Maruja o de Herminia. El pasado aquí es gris, rozando un negro que evoca a un tiempo oscuro, plagado de incertidumbres para algunos y costumbres para otros. El presente utiliza colores cálidos que buscan representar esa calidez y esa fuerza que mujeres como Herminia y Maruja transmiten.

Aquí, las mujeres de la generación de Herminia y Maruja sentirán, puede ser, la historia como suya, como si contasen casi lo mismo que ellas vivieron. Cómo vivieron en pueblos pequeños en los que su forma de vivir era otra y que, tarde o temprano, abandonarían probablemente del brazo de sus maridos y cogiendo la mano a unos hijos que apenas contaban unos pocos años para acabar en la gran ciudad en busca de un futuro mejor para todos. Mal situadas en un papel secundario de sus propias historias, estas mujeres eran la esposa, la madre y la abuela de alguien. No parecían dueñas de su propia vida y de su propio destino. Y en este libro, sus páginas cuentan todo lo contrario. Las hace protagonistas de la historia de su propia vida, sin arrebatarles lo que de verdad les pertenece.

Estamos todas bien es un homenaje con letras mayúsculas a las mujeres de una generación que se perdió entre las hazañas de otros. Testigos de primera mano de los cambios sociales, de los cambios de sus barrios y de sus pueblos, mujeres con ellas han transformado la sociedad desde una sombra que les fue impuesta. Ana Penyas aquí las convierte en las protagonistas que siempre debieron ser.

Estamos todas bien (Ana Penyas, 2017)
Editorial Salamadra Graphic / todostuslibros.com
ISBN: 978–84–16131–34–1
112 páginas
17,00€

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Sheila López
Revista Grupo Salvaje

Escribo sobre viajes y literatura, pero también hago fotografías en analógico y en digital.