‘Las fronteras del significado’, comprender las interpretaciones

Antonio Sánchez Marrón
Revista Grupo Salvaje
3 min readNov 26, 2020

Cuando una pieza musical no nos resulta familiar, o no se asemeja a nada que hayamos escuchado antes, es posible que digamos que no nos «gusta», pero ¿existe relación entre el deleite y la comprensión?

Hacia la página 44 de este corpus ensayístico de Charles Rosen, el autor da una visión clara de la dirección, del rumbo al que ha virado todo aquello que tiene que ver con la vertiente opinativa de la interpretación. Cito textualmente.

Los poetas y los novelistas suelen ser fuentes más fiables sobre el estado de la opinión musical que los periodistas, a menudo dedicados a ajustar cuentas personales o a divulgar una serie de prejuicios, cosa esta última totalmente razonable y justificable.

Querido amigo escritor. Usted ha sido interpelado y dividido según las intenciones de su texto, de su idea, de todo aquello que sirve como background (en términos de la profesión) y que expone de manera sucinta en su interpretación de, no una obra de arte, sino de cualquier elemento que se preste a juicio. En Las fronteras del significado, Charles Rosen (1927–2012) estudia, con las diferentes vertientes críticas que la música clásica ha dado de sí, el aglomerado de las interpretaciones.

Detrás de este conjunto de ensayos que edita Acantilado se encuentra una teoría que va más allá del concepto de “significado”. Rosen transita por las trincheras del género opinativo, por la utilidad de la crítica más allá de su intención de creación de opinión pública. De la libertad interpretativa y casi judicial que cada individuo, en el ejercicio de sus libertades, tiene sobre un determinado producto de la realidad. El autor, uno de los pianistas más importantes de su generación, escoge la música clásica con la intención de hacer juzgar a su propia profesión en base a los errores, tipográficos o no, que la historia ha venido convirtiendo en interpretaciones. Físicas u opinativas. Propiamente sui generis como periodísticas, permitida la licencia.

Desde Beethoven hasta Chopin pasando por Schumann o el maltratado Stravinski las interpretaciones de sus obras han venido dotando de nuevos significados a unas piezas que en su día pretendieron separarse de las influencias de sus predecesores. Rosen concede el ejemplo de Wagner y Debussy, del uno asumiendo al otro, de las odiosas comparaciones. De las interpretaciones y prejuicios, en definitiva. De esos dos sustantivos nacen reacciones dispares. Y casi siempre hacia aquello que suena a nuevo, que huye de proporcionar el deleite esperado. Recuerde si no los estrenos de La consagración de la primavera de Stravinski, de El lago de los cisnes de Tchaikovski o Las bodas de Fígaro de un genio asumido como Mozart. ¿Qué unió a estos simbólicos fracasos de piezas hoy convertidas en culto musical? La novísima sensación del cambio, el asentamiento de los prejuicios, de determinados significados musicales que trasladan al sistema nervioso una insoslayable sensación de malestar y desazón.

Leer a Charles Rosen es adentrarse en la especialización de quien conoce una materia concreta y extrapola las sensaciones a la práctica totalidad de la vida humana. Las deferencias para con otras artes, con la interacción de seres humanos en el contacto con la música, potenciador de emociones y catalizador de sentimientos. La música a lo largo de su historia ha ido mutando un paso por delante que su oyente. Líbrenos de los malos prejuicios, de circunscribir cada composición o a cada autor en un espacio cerrado de la historia y utilicemos Las fronteras del significado como una definición de quiénes somos nosotros mismos con respecto a lo que suena a nuestro alrededor.

Las fronteras del significado (Charles Rosen, 2017)
Editorial Acantilado / todostuslibros.com
ISBN: 978–84–16748–70–9
128 páginas
12,00€

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Antonio Sánchez Marrón
Revista Grupo Salvaje

“Relating a person to the whole world: that’s the meaning of cinema”. (Andrei Tarkovsky)