‘La policía de la memoria’, huida de los recuerdos

Antonio Sánchez Marrón
Revista Grupo Salvaje
3 min readJan 7, 2022

La escritora japonesa Yoko Ogawa crea una perturbadora obra en la que tres protagonistas sobreviven a un hecho inclasificable: la desaparición de ciertos objetos y su control por parte de un aparato policial.

Entrar en La policía de la memoria es estar dispuesto a dejarse llevar por un sustrato narrativo muy particular que, aunque ya visto en otras ocasiones, está dispuesto a abrirse en canal para que el lector identifique aquellos pasajes que más puedan desenterrar viejos miedos o recuerdos ya olvidados. En esa frontera entre la memoria y el futuro es donde los tres protagonistas de la novela se mueven. Ogawa siembra incluso, sin quererlo, el recelo. ¿Qué sucedería si, de repente, ciertos objetos que creemos firmemente establecidos como parte de una existencia equilibrada, desaparecen de la noche a la mañana?

Incluso la obra juega con un principio orwelliano en su definición. El hecho de que exista un aparato policial establecido que se dedique a borrar todo vestigio de la existencia de aquellos objetos que han desaparecido. Incluso que monten patrullas y operativos especialmente dedicados a borrar de la faz de la tierra todo aquello que se conserve o a quienes sean sospechosos de perturbar el equilibrio de la desaparición. Actos que ni ellos mismos comprenden, personas que obedecen a algo que no saben a ciencia cierta qué es. Ni falta que les hace. No se preocupan, en absoluto, por intentar averiguar qué sucede realmente. Solo evitan el caos y el descontrol que la desaparición provoca.

La policía de la memoria es una reflexión sobre el poder de los recuerdos. Sobre el implacable avance del paso del tiempo a través de aquello que creemos inmutable. Cada línea escrita por Ogawa es una petición al lector para que reflexione acerca de lo que le rodea y piense en la fragilidad del destino. Al igual que sucedía con La anomalía, recientemente reseñado en este mismo medio, toca hacerse preguntas. Es turno de reflexionar acerca de cuan falso es el equilibrio que el ser humano se ha diseñado para sí. Bien por causas incomprensibles, bien por la acción de seres superiores o por inteligencias avanzadas, el ser humano y su concepción del mundo (o el poder que ejerce sobre sí) queda en entredicho de manera latente.

Curiosamente en esa disyuntiva, Ogawa replantea ese equilibrio ante el abismo y refuerza la idea de que, ante el caos, solo nos tenemos los unos a los otros. Y esa es la razón de todo avance. A través de subtramas, como la que afecta a la pérdida de voz de la protagonista y el encierro de su voz en las varillas de una máquina de escribir, Yoko Ogawa va creando un pequeño cosmos en mitad del caos absoluto. Y no importa en absoluto qué sucede fuera. La policía de la memoria comienza reflexionando a gran escala para ir, poco a poco, encerrando a los protagonistas en el refugio que les concede la seguridad que les proporciona encontrarse con ellos mismos. Sin duda, una de las lecturas más recomendables de la pasada temporada literaria, aprovechando también que procede de latitudes con una concepción de la vida, la muerte y el juego del destino completamente diferente a la que observamos en Occidente. No se la pierdan.

‘La policía de la memoria’ (Yoko Ogawa, 2021)
Editorial Tusquets / todostuslibros.com
ISBN: 978–84–9066–909–9
400 páginas
20,00€

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Antonio Sánchez Marrón
Revista Grupo Salvaje

“Relating a person to the whole world: that’s the meaning of cinema”. (Andrei Tarkovsky)