La Psicología de la Opinión: Lo que Realmente Decimos al Hablar
Tú, yo, todos, en algún momento, hemos sentido la necesidad de decir lo que pensamos. Emitimos nuestras opiniones como si fueran verdades universales, esperando que los demás nos escuchen, nos aplaudan, nos den una palmadita en la espalda. Pensamos que con eso estamos mostrando nuestra inteligencia, que estamos siendo brillantes. Pero, ¿sabes qué? Las personas no solo escuchan lo que dices. Interpretan mucho más, como un radar que detecta todo lo que llevas dentro.
Vamos a desmenuzarlo: cuando opinas, lo que verdaderamente estás haciendo es exhibir tus complejos e inseguridades. ¿Alguna vez has visto a alguien que siempre tiene algo negativo que decir? Parece que esa persona tiene la verdad absoluta sobre todo. La realidad es que, detrás de cada opinión crítica, hay alguien con miedo al rechazo, alguien que necesita sentirse validado. Es como si dijera: “Oye, mírame, soy importante. ¡Escúchame!” Pero lo que escuchamos nosotros es todo lo contrario: “No me siento suficiente, así que tengo que gritar más fuerte que todos”.
Luego están esas opiniones que llevan veneno camuflado. La gente las lanza como si estuvieran hablando en buena onda, pero en realidad traen consigo toda la frustración acumulada. Cada vez que alguien critica todo lo que haces, lo que realmente te está diciendo es: “Estoy resentido con la vida, con lo que no he logrado, y necesito que lo sepas.” Y lo peor es que muchas veces ni siquiera son conscientes de eso.
Otro clásico: el que quiere demostrar que tiene el control, que es más inteligente que tú. Esa persona que opina de todo, que sabe de política, de economía, de por qué tu vida está mal. En el fondo, busca imponerse, pero su verdadero mensaje es: “Necesito que me reconozcas, que me veas como superior, porque sin eso, me siento insignificante.” Es una lucha de poder que empieza con una opinión y termina exponiendo la fragilidad que tiene dentro.
Y no nos olvidemos de los prejuicios. A veces la gente opina como si estuviera repartiendo verdades, cuando lo único que está haciendo es vomitar sus propios miedos, sus creencias limitantes, sus ideas arraigadas. Lo que te dicen es: “Así soy yo, y no pienso cambiar, porque me da miedo lo que no entiendo.”
¿Sabes qué más revela una opinión? La empatía, o la falta de ella. Alguien que opina de temas sensibles, sin considerar el impacto de sus palabras, te está mostrando que no tiene la capacidad de ponerse en los zapatos de los demás. Su opinión se convierte en un espejo que refleja lo desconectado que está del mundo que lo rodea.
Finalmente, está la flexibilidad mental. Si cada vez que alguien te da una opinión es una postura rígida, inamovible, ahí tienes a alguien que no es capaz de cambiar, que no acepta que puede estar equivocado. Cada opinión suya es una declaración de su incapacidad para evolucionar.
Así que la próxima vez que escuches a alguien dar su opinión, o mejor aún, la próxima vez que tú mismo la emitas, recuerda: no solo estás mostrando tu inteligencia. Estás exponiendo tus complejos, tus miedos, tus frustraciones, tus deseos de control, y más. Al final del día, la opinión es solo la excusa. Lo que realmente sale a flote es todo lo que llevas dentro. Y eso, amigo, se escucha más fuerte que tus palabras.
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Raúl Baz S.
Abogado | Comunicólogo | Psicólogo | Mercadólogo | Periodista Digital
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