Desarol II

nenetto
Heuterogeneo
Published in
1 min readSep 11, 2022

Me moría por tragar tu anzuelo de murmuros y que por fin
enzarzaras aquel gusano negro
gritando por tus abrazos.
Solo, lo agarro con palabras e interpelo ¿de dónde vienes, malnacido?

Vienes vestido de hojas y viento, Saturno,
para helar al tacto y embrollarme en mi azogue
y castigo.

No venero zambullirme más en vuestro mar de zarzas y espinos.
Me agotáis,
insípidos.
Dejad que me acomode en mi niebla, silencio y tormento
pues ya no repara ni araña,
hastiado
el tiempo.

Capital estertor para escapistas sin optimización.
Uhm… ¡ja! Infame trampa agazapada en tu eterna paciencia.
“Si no te sometes, no perturbes
y retírate
a tu amante soledad.
Tu ánima se queda,
sólo te permito recoger tus miserias.”

Escapo por el confuso Duat ansiando un descanso,
que me mira de vuelta desafiante.
Abismo sin razón y razón pura de sí mismo.
¡No quiero tu balanza! plumbosa péndula de envidias
¡Anhelo un abrazo de entusiasmo! Grito ajeno a deleites
¿por qué diablos te mueves?¿de qué te ríes, maldito?
Probable atracón de cerúleas aves sin nido.

Busco mi arco y mi flecha mientras lo llenas todo
de este espeso y pegajoso aceite a la deriva que confita bolos sin alimento.

Soy un miserable sin triptófano
ni etiqueta.
Un envidioso de la razón
y la ceguera.
Bruto,
negado
para difuminar mis propios engendros
ignotos de su propia esencia.

Luna
aullada sin manada, pobre
aborrecida y despreciada.
Ya no te escriben porque no sanas,
ya no te plañen
porque ni en plata.

--

--

nenetto
Heuterogeneo

Doctor en Bioingeniería ahora dedicado a la inteligencia artificial y a las tecnologías Big Data y Cloud