en época de elecciones

Walter Giu
Walter Giu
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2 min readMar 12, 2015

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Johnson era exactamente el tipo de candidato que yo mismo hubiese elegido para intendente. El hombre tenía una actitud positiva y un carisma inigualable. «Una gota de cordura para el pueblo», como decía su eslogan de campaña, era lo que estábamos necesitando por aquella época. Y Johnson era el único de los candidatos que tenía las ideas bien claras

Eran tiempos duros donde las casas y las aceras cambiaban de color constantemente, las personas se convertían en monstruos de todo tipo y el desierto que nos rodeaba estaba custodiado por murciélagos. O al menos eso era lo que se creía

Gente desnuda caminando por los tejados, niños aullándole a la luna, sangre corriendo al costado de la acera, árboles andantes, mariposas chusmeando como moscas en las heridas, búhos gigantes, mascotas de múltiples cabezas; lo más extraño que se nos pueda ocurrir, era común y cotidiano en nuestro pueblo

Johnson era uno de los pocos que estaba limpio, y el más inteligente de todos ellos. Libre de las deformaciones de la realidad a las que el pueblo se estaba enfrentando, el candidato a intendente nos prometía controlar la situación, velar por la salud de los ciudadanos e investigar la causa del «virus» — como él lo llamaba — que nos provocaba visiones de todo tipo. Johnson, electo por todos los votantes que estuvieron cuerdos al momento de la votación, fue nuestra única esperanza durante un tiempo. Pero como todo político, Johnson se desentendió de sus promesas. Fue devorado un lunes por la tarde por una planta carnívora que, según las malas lenguas, fue producto de su propia alucinación.

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