Regalo publicitario en Navidad
La Navidad es una época para la felicidad, el reencuentro y para estrechar los lazos de amor y amistad. Es además una época propicia para que las empresas refuercen la fidelidad con sus clientes y les hagan saber que son parte importante de sus éxitos. Para lograr esto, una estrategia conocida y muy practicada desde hace ya varias décadas es el regalo publicitario que se ofrece en las temporadas navideñas y que año tras año todos esperamos con ansias. Como toda estrategia de marketing, el obsequio publicitario debe ser diseñado, ejecutado y evaluado para que alcance el deseado fin de consolidar nuestra marca, encontrar nuevos clientes y fidelizar a los ya existentes. Por sobre todo, el regalo navideño debe lograr además que todos nos sintamos como seres apreciados y queridos. A veces no se logra ese objetivo y en ese caso debemos pensar sobre lo que estamos haciendo con los obsequios navideños para corregir lo malo y mejorar lo bueno.
La importancia del obsequio navideño
Un error común entre los empresarios novatos es considerar a los obsequios corporativos como un gasto superfluo e innecesario. Algunos hasta optan por obsequiar baratijas y objetos inútiles, solo para seguir con la tradición del regalo, sin necesidad de invertir mucho dinero en ello. Sin embargo, ese es un traspiés imperdonable, horroroso y totalmente alejado de la realidad. Lo cierto es que estos regalos son excelentes campañas de promoción permanente de nuestra marca, un gesto de agradecimiento hacia nuestros clientes por su confianza y una forma eficaz para influir en el volumen de venta de productos o servicios. Por donde se le mire, los obsequios publicitarios son una inversión que redundará en un balance positivo. Eso es innegable.
Quien ha recibido un regalo de Navidad conoce el benéfico efecto que provoca en el ánimo. Recibir un obsequio navideño es entender que somos importantes para la otra persona, que nos valora y siempre nos tiene presente en su mente. Ese efecto del regalo de Navidad pueden provocarlo también las empresas con el obsequio publicitario navideño. De esta manera una empresa puede consolidar la relación con sus clientes, dándoles a entender que nuestra marca es también suya y que puede contar con nosotros siempre. Es, en definitiva, hacer sentir bien al otro y cultivar una amistad duradera. Un regalo publicitario nunca es un gasto, es una inversión que más temprano que tarde dará dulce
¿Cuál es el regalo adecuado?
El punto más polémico al momento de tomar la decisión de ofrecer un regalo publicitario es el de saber cuál es el más adecuado para nuestros clientes. Según algunos estudios realizados recientemente para el mercado español, las empresas eligen en su mayoría obsequios tecnológicos como gafas de realidad virtual, cámaras wifi de 360º y smartwatches, entre otros. También optan por regalos que hayan sido elaborados desde la perspectiva ecológica del cuidado del medio ambiente, como libretas de corcho, altavoces de madera para móviles y otros objetos ecológicamente amigables. Elegir tanto uno como otro no es de por sí una mala decisión, siempre y cuando, y como ya lo hemos dicho, se haga previamente un estudio acerca del impacto en las finanzas y de la real aceptación y necesidad de nuestros clientes. Conocer las reales expectativas de los clientes es un valioso instrumento para tomar decisiones.
Lo que nunca debe hacer al momento de elegir un obsequio publicitario para Navidad es elegir objetos de mala calidad, inútiles o de horrorosa presentación, donde lo único que destaca es, casi que groseramente, el logotipo de nuestra empresa. Recibir un obsequio con esas características, tan impersonales y cutres, lo que hará es enviar un mensaje negativo a los clientes, espantándolos y haciéndoles ver que no son importantes y son en cambio uno más del montón. Hay que tratar a cada cliente como si fuera el amigo más querido y, de ser posible, y ello nada costaría, podríamos acompañar un buen obsequio con una nota personal escrita a mano, nada de mensajes en serie y prefabricados iguales para todos. Ese detalle sería el argumento definitivo para que el cliente sepa que está entre amigos y siempre nos tenga presente.
Ni muy costosos ni muy baratos
Sabemos que no todas las empresas tienen la posibilidad de obsequiar gafas de realidad virtual, ni smartwatches u otros dispositivos tecnológicos; sin embargo, también sabemos que un calendario o un bolígrafo tampoco son el mejor esfuerzo que una empresa puede dar por sus clientes. Nunca los extremos son buenos y con esa idea siempre presente hay que decidir acerca de un obsequio publicitario ideal para Navidad. También hay que ponerse en los zapatos de los clientes y no caer en el error común de obsequiar objetos inútiles que terminan siempre en el bote de la basura. Nada de destapadores de botellas, ni calzadores, ni marcalibros, ni estuches para guardar disquetes (que ya desaparecieron de la faz del planeta y se convirtieron en piezas de museo). Todos estos obsequios en realidad son recibidos por los clientes como una broma de mal gusto.
El otro extremo, el de obsequiar objetos costosos, trae consigo el riesgo de tener que mantener año tras año la calidad de lo regalado para no dar una idea de que a la empresa le está yendo mal en las finanzas. Además, cuando no se les da el mismo objeto valioso a todos por igual, comienzan entonces a surgir los sentimientos de envidia y reclamo por pensar que no se está haciendo bien el trabajo y por lo tanto no se recibe un regalo acorde con el esfuerzo. No es fácil decidirse por un obsequio justo y adecuado, y por ello un estudio previo de gustos y expectativas, además de hábitos de consumo, podría darnos una pista acerca de lo que podrían esperar nuestros clientes. La sabiduría en las decisiones siempre viene precedida del conocimiento.
Cuando los empleados esperan su regalo
Todas estas mismas ideas pueden aplicarse también cuando se trata de dar obsequios de Navidad para nuestros empleados. El mismo consejo de realizar previamente un estudio y consulta para conocer las expectativas es una base sólida para tomar las decisiones adecuadas. Podemos suponer que nuestros empleados están contentos con la tradicional cesta de Navidad y la tarjeta de Felices Pascuas, aunque podríamos llevarnos una gran sorpresa si logramos oír sus verdaderos deseos. Quizás un viaje, un fin de semana en un campo o en la playa, entre otras opciones, sean mejores recibidas que el tradicional jamón y la botella de vino espumante. No hay que olvidar que un regalo de Navidad para nuestros empleados es también una excelente oportunidad para mejorar las relaciones interpersonales y para limar las posibles asperezas que pudieran existir.
El éxito de una marca es el reflejo de un grupo de empleados comprometidos, responsables e identificados con las metas y propósitos de la empresa. Mantener un clima de cordialidad, de hermandad y de confianza es fundamental a la hora de consolidar una empresa de buenos resultados. Por esta razón podemos considerar el regalo de Navidad como una ocasión especial para conocer más a nuestros empleados y hacerlos sentir como parte de la una gran familia. El espíritu navideño debe arropar todas nuestras acciones y deseos y hacer de esos días los más propicios para encontrar el equilibrio físico y mental que todos nos merecemos. Por ello, el mejor regalo de Navidad para nuestros empleados y para nuestros clientes es aquel que los haga sentir los seres más importantes del mundo. Esa es la meta.
