3 cosas que deberíamos (pero no queremos) hacer para ser más productivos

Manuel Artigas
Hipoliry
Published in
4 min readOct 30, 2017

Puedes estar tranquilo de que no tienes (necesariamente) que levantarte a las 5 AM. “La guía definitiva” no existe.

Al igual que tú, querido lector, he navegado a través de la web en búsqueda de ese tesoro perdido: la productividad. Internet parece estar lleno de solo un par de cosas: pornografía y artículos de cómo ser más productivo.

“Orar y meditar para facilitar la claridad y la abundancia” aconseja Benjamin P. Hardy en su fascinante artículo sobre qué debemos hacer antes de las 8 AM.

Srinivas Rao sugiere que leamos un libro antes de dormir, y si vas a la Kindle Store a comprar uno, puedes obtener la obra de Laura Vanderkam sobre lo que hacen las personas exitosas antes del desayuno.

Oh, sí. Todos nos sentimos identificados, amigo modelo de la foto.

Yo he estado en la búsqueda del ritual perfecto para elevar mi productividad por mucho tiempo. Desde despertar tomando una ducha helada para darle a mi cuerpo un “empujón vital” hasta llenar una hoja de cálculo para llevar el control total de lo que hago.

Sin embargo, no importa cuánto esfuerzo pongamos a todas estas maravillosas técnicas y consejos que tantas personas nos regalan (o venden a $9,99), siempre fallaremos su ejecución.

Debes partir desde la verdad más básica, la razón por la cual no lo lograrás:

Las rutinas funcionan para los que la diseñaron y no para ti.

Cada persona cuenta con una serie de obligaciones y necesidades diarias que prácticamente son irrepetibles. Tu horario de trabajo, tus metas personales, tu vida social. Ninguno de nosotros llega a replicar la rutina del otro.

Sin embargo, hay 3 principios que aplican para cualquiera, que darán un pequeño empujón a tu productividad y a tu autoestima. Ya después si quieres hacer feng shui para mejorar las auras en tu casa, es tu problema.

Haz primero lo más difícil

No, hacer un Sudoku no cuenta.

A la hora de tomar un examen en el colegio y en la universidad, los profesores siempre aconsejaban que respondieras aquellas preguntas que eran más fáciles para ti o más simples de llenar. Así aculumabas rápidamente cierta cantidad de puntos y luego te concentrabas en sacarle todo el jugo posible a los problemas más complicados.

Eso no funciona en la vida real.

Verás, cuando se trata de avanzar seriamente en tus objetivos, las actividades fáciles no son las importantes, la mayoría de las veces. Las que hacen un verdadero progreso en ti siempre serán las tareas más exigentes en cuanto trabajo físico y/o mental.

Pongamos un ejemplo: salir a ejercitar en las mañanas.

Es una tarea muy simple: te levantas y sales a caminar media hora por el barrio. No es física cuántica pero requiere tanta fuerza de voluntad como la que requiere un átomo de higrógeno para separarse a la mitad.

La fuerza de voluntad es una de las tareas mentales más agotadoras que hay. Pero tengo buenas noticias, justo al despertar, asi como nuestra energía se restablece, nuestra suministro de fuerza de voluntad está a tope.

Entonces, el mejor momento para hacer sin peros ni quejas, siempre será al despertarnos.

Duerme mínimo 7 horas… en serio

“¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina?”

Qué repetitivo. Todos dicen lo mismo. Nadie hace caso. Pero es tan simple como eso.

Planifica cuando quieres levantarte y así podrás saber a qué hora debes dormir. Si tienes una rutina de sueño tardía, al principio va a costar un poco cumplir con el nuevo plan.

Planifica cuando quieres levantarte y así podrás saber a qué hora debes dormir

Sin embargo, cada semana puedes intentar levantarte 15 minutos antes que el la semana anterior y pronto estarás cumpliendo con tu nuevo hábito.

Organiza tu semana, planifica tu día inmediato

Toma tiempo y experiencia entender que un gran e inmanejable problema es un ensamble de pequeñas tareas por hacer.

Es como leer un libro de 900 páginas. Es un gran bocado para tragar pero los editores convenientemente dividen su contenido en capítulos, sección y subsecciones. Es una buena idea organizar tu semana para que leas, por ejemplo, dos secciones de un capítulo por día.

Lo mismo deberías hacer con tus responsabilidades y tareas. CON TODAS, incluyendo fines de semana. Empieza diviéndolas en categorías, como trabajo, universidad, personal, recreativa, étcetera, y luego comienzas a vaciar todas las ideas que se te crucen en esa hoja de papel o app que quieras utilizar.

Luego, crea un horario semanal, donde asignarás momentos en que puedes hacer esas tareas pero sin hacerlo a detalle. Solo organizarás a detalle el día siguiente al que estás haciendo la lista porque puede que las cosas no se den como quieras. Al día siguiente organizas nuevamente el día inmediato y listo.

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