Hablemos de la novedad

Karlis Alejandra Ch'
Hipoliry
Published in
2 min readSep 5, 2023

Según tus propias palabras o ideas parafraseadas, (me refiero a ti, El que todo lo sabe) todos necesitamos un poco de novedad que nos motive. Y estoy de acuerdo contigo. Sin embargo soy de esas personas fastidiosas que necesitan la novedad en la misma proporción en la que les aterran los cambios. Así que tengo una relación extraña con la novedad. Por otro lado, fui dotada con una imaginación decente, que me permite adornar la realidad en vez de cambiarla radicalmente. También es cierto que detrás de aquella condición humana de huir de la realidad se esconda un poco de ese anhelo natural por lo nuevo, lo diferente; y hago mea culpa por caer en esta condición aveces. Sin embargo mucho del trabajo de este año consiste en la aceptación de las cosas como son y en cultivar el hábito de hacer todo lo que puedo con lo que tengo, consciente y responsable de cada acción. Así que no puedo echarle la culpa a mí humanidad cuando caigo en el complejo de nómada emocional. Pero me desvíe. El punto es que ciertamente necesitamos la novedad. Necesitamos sentir cosas nuevas, explorar rutas y soluciones distintas, probarnos a nosotros mismos que podemos hacer más, salir de los letargos y superar nuestras propias barreras mentales. Muchas veces es el entorno quien nos exige y nos ayuda a encontrar esas motivaciones, otras veces la exigencia viene de las crisis. No obstante lo que nos atrae y nos mantiene allí atentos, activos y despiertos no es la novedad en sí, sino ese equilibrio tenso entre lo nuevo y lo conocido. Necesitamos identificarnos con lo que hacemos para que la experiencia nos genere placer (lo conocido) pero también aspiramos superarnos sin que la ruta parezca una incertidumbre abismal que nos aleje del camino. Es preciso mantener la tensión y que lo que nos mueva sea lo suficientemente novedoso para poseer nuestra atención sin ser demasiado incierto para asustarnos por caer en la posibilidad de ser algo inconsistente. Y por otro lado que sea lo suficientemente confiable sin ser demasiado parecido a nuestras experiencias anteriores. Esa tensión equilibrada es la fuente de las motivaciones profundas. El amor no se salva de necesitar esas tensiones. No es lo nuevo, es lo tenso lo que más nos enamora. Estar enamorado es identificar que nuestros estados corporales y emocionales están siendo tensionados por la presencia o ausencia del otro. Y eso nos atrapa, nos hace sentir. Y sentir es saludable. Ese continuo que representan lo saludable y lo patológico también forman una cuerda tensa que aveces tira más de un lado que del otro, solo se rompe cuando morimos.

Así la novedad más eficiente para motivarnos está en aquello que creemos conocer, o que conocemos insuficientemente pero que nos da miedo explorar. Y que finalmente nos da tanta curiosidad que nos hace crecer alas para arrancar.

Nos leemos de nuevo pronto. Cuando se me vuelva a tensar la rutina y me arriesgue a lo novedoso.

--

--