El Dictador que perdió

Raúl Marzo
Historia sobre ruedas
5 min readAug 31, 2015

--

su nombre

Mussolini, Hitler y el Studebaker Standard Six

Elegir el nombre de un nuevo modelo de automóvil no es una decisión que se tome a la ligera. Habitualmente se realizan estudios de mercado que analizan los gustos de los consumidores, buscando nombres que inspiren una serie de connotaciones positivas que puedan ser asociadas al modelo en cuestión. Además, tiene que ser fácil de recordar, facilitando la creación de un vínculo emocional con los posibles compradores, dado que la elección de un automóvil es muchas veces una decisión más visceral que cerebral.

A pesar de todo, cuando un determinado modelo es comercializado en el extranjero, a veces las diferencias idiomáticas dan lugar a situaciones hilarantes. Un ejemplo en cuanto a nombres mal escogidos es el del Mitsubishi Pajero, conocido por en los países hispano hablantes como Mitsubishi Montero por razones obvias. No es el único modelo que tiene un nombre problemático fuera de las fronteras para el que fue pensado: coches como el Mazda Laputa o el Nissan Moco son ejemplos claros de este fenómeno. Pero no sólo las diferencias idiomáticas hacen que la elección del nombre de un determinado modelo pueda ser controvertida: el ascenso de Hitler al poder en Alemania se cobraría una ilustre víctima en el mundo del automóvil.

En el verano de 1927, Studebaker presentaba su nuevo modelo, originalmente denominado Model EU Standard Six, que se situaba por debajo del Big Six Commander y el President en la gama del fabricante americano. Pronto cambiaría su nombre siguiendo la estirpe familiar, tomando el de “Dictador”. Esta elección no fue casual, ya que se suponía que el Standard Six iba a “dictar” en adelante los estándares de calidad en el mercado estadounidense.

Publicidad del Studebaker Standard Six

Mientras que en algunos países europeos este nombre provocó ciertas suspicacias, haciendo que se comercializase como “Director”, en Estados Unidos esta elección no dio lugar a ningún tipo de controversia. Es más, Studebaker se permitió en sus anuncios de la época algunas licencias, como considerar al “Dictador” un “brillante ejemplo de exceso de poder” (o potencia). Sólo en su primer año de fabricación, Studebacker produciría más de 40000 unidades del Standard Six. Sus ventas se mantendrían en esos niveles durante años, aunque bajarían lógicamente durante la Gran Depresión. Sin embargo, en 1937 la marca decidió cambiar el nombre del Dictador: por alguna razón, un nombre que había sido válido durante 10 años parecía no poderse utilizar más.

Studebaker decía del Dictador que era “un brillante ejemplo de exceso de poder”

Y no es que cuando el nombre fue escogido la figura del dictador fuera tan distinta a lo que era en 1937. Pero para muchos esta palabra estaba ligada a la figura de Benito Mussolini, quien tenía una imagen pública ciertamente positiva en los Estados Unidos.

Cuando Studebaker eligió el nombre de “Dictador” para su Standard Six, Mussolini ya llevaba rigiendo con mano firme el destino de Italia durante cinco años, y había demostrado que el fascismo italiano no era precisamente pacífico. Seguramente los directivos de Studebaker ya conocían las brutalidades del régimen italiano, como el asesinato en 1924 del socialista Giacomo Matteotti, que recibió una amplia cobertura en la prensa norteamericana. Sin embargo, la figura de Mussolini no marcaría de forma negativa el término dictador, más bien al contrario.

Esto no quiere decir que hubiera una mayoría de estadounidenses que deseara vivir bajo un régimen dictatorial, aunque puede que hubiese una minoría a ambos lados del espectro político que veía esta forma de gobierno con buenos ojos. Esto fue especialmente cierto tras el advenimiento de la Gran Depresión, que amenazó con sumir al Estados Unidos en un caos que el fascismo parecía haber podido erradicar en Italia. Lo que es innegable es que la figura de Mussolini capturó la imaginación de muchos, especialmente en círculos conservadores, y que sirvió a Studebaker para vender su Standard Six durante años.

Benito Mussolini y Adolf Hitler

Debido a esta fascinación por la figura de “Il Duce”, al término dictador se le asociaron diversas connotaciones positivas que cualquier fabricante querría vincular a sus productos, especialmente en el mundo del automóvil. Los dictadores eran considerados poderosos, efectivos, modernos, e incluso tenían cierto potencial erótico. Sin embargo, los valores asociados al término “dictador” comenzarían a cambiar durante la segunda mitad de los años 30, coincidiendo con el ascenso al poder de Hitler en Alemania.

Al contrario del caso italiano, la toma del poder en Alemania por parte del partido Nazi tuvo una respuesta negativa en los Estados Unidos desde el inicio. La represión del régimen de Hitler se centró en grupos con poderosa implantación en los Estados Unidos (judíos, sindicatos, grupos cristianos), que se encargarían de mostrar al público la verdadera cara del régimen nazi, haciendo de la palabra “dictador” un término políticamente incorrecto en poco tiempo.

De este modo, en 1937 Studebaker decidía sin previo aviso dejar de utilizar el apelativo de “Dictador” para denominar al Standard Six, sustituyéndolo por el menos controvertido “Commander” (o comandante). Años después Studebaker admitiría que su decisión de deshacerse del nombre “Dictador” se debió al ascenso al poder de Adolf Hitler en Alemania, quien según los responsables de la marca “dió un mal nombre a los dictadores”.

--

--