Sueño 15: La tragedia que no fue

Marietta Ur
Historias de Danela
2 min readMar 31, 2015

Su mente hizo uso de toda su expresividad para montar las escenas de la historia de esa noche. Lo que sucedía en solo segundos parecía haber sido inspirado en una escena de Lost.

Nuevamente se trataba de Victoria, solo que esta vez existía y ella la acompañaba en la aventura de esta montaña rusa que esperaba por arrancar. Victoria aguardaba delante de ella, por lo que solo podía verla de espaldas. Tenía el pelo atado y uno de esos vestidos de verano que siempre admira cómo le quedan. A la izquierda e incrustada en esa selva, veían una casa. Tal vez, el punto de partida de este juego de vértigo se encontraba en uno de sus jardines laterales.

Ella cree que en ese lugar merodeaban más integrantes de su familia. Al menos puede ver a Amalia, otra de sus hermanas, y cree oír la voz de uno de sus sobrinos.

Los carritos en los que las dos hermanas estaban sentadas no se moverían pero el vértigo llegaría de todas maneras.

La calma…

La calma dio paso al sobresalto y bajo la dirección de su mente las escenas empezaron a sucederse una tras otra, por corte y con furia y ellas apenas tuvieron tiempo de respirar.

El primer avión se acercaba y para cuando ella empezó a convencerse de que habría una pista de aterrizaje también escondida en algún lugar de esa jungla perdida, aquel viró, aumentó su velocidad y las encaró desafiante. No hubo tiempo para decir ni pensar nada. La escena cambió justo antes de que el gigante las alcanzara y ahora era un proyectil el que arremetía contra ellas. Parecía ser un desprendimiento de otra nave, tal vez de la anterior. Seguía la misma trayectoria, les clavaba la misma mirada de rabia. Pero a diferencia de aquel, este objeto venía del desastre. Traía consigo humo, pedazos de chatarra prendidos fuego y un aluvión de tormentos que pretendía descargar en estas dos hermanas.

Se le ocurrió que la desgracia se empecinaba en encontrarlas, o los residuos de ella. Pero…

Esta vez fue diferente. Pasó lo que suele pasar en los sueños de todos los demás.

Ellos siempre se despiertan antes.

Esta vez, tuvo tiempo de despedirse y lo peor no pasó. El proyectil quedó congelado a un milímetro de sus caras y mientras les clavaba como estacas su aliento ahumado ella estiró sus brazos todo lo que pudo y abrazó desde atrás a Victoria. La apretó fuerte y le dijo -Te quiero mucho. ¿Sabés que te quiero mucho, no? Lo dijo despacio y por lo bajo, con una paz inconcebible para ese momento de horror.

Y lo peor no pasó.

Esta historia forma parte de la serie Historias de Danela, una antología de sueños concebida entre temores y terrores nocturnos.

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