Orgosolo: ahí dónde las paredes hablan (y III)

Marc Busqué
Historias del mundo
3 min readOct 11, 2017

Algunos murales repasan episodios de la vida política italiana desde el fascismo hasta la actualidad. En uno de ellos, se representan unas caricaturas del ex jefe de gobierno Giulio Andreotti y otros implicados en un conjunto de casos de corrupción. Los personajes repiten una y otra vez lo que dijeron ante el juez: …non mi Ricordi….

Caminar por las calles de Orgosolo es como hacerlo por un pasillo temporal que recorre los acontecimientos más trascendentales que ha vivido la humanidad durante el siglo XX y lo que llevamos de XXI. Así, por ejemplo, se denuncian los bombardeos nucleares por parte del gobierno de EE.UU. sobre Japón en la segunda guerra mundial, el golpe de estado coordinado por la CIA que acabó con el marxismo democrático y la vida de Salvador Allende, las desapariciones durante la dictadura argentina que condujeron hasta la desesperación a las Madres de la Plaza de Mayo, los asesinatos de la dictadura franquista en España o, mediante una reproducción de la genialidad de Picasso, el bombardeo de Guernica. También aparecen los atentados del 11-S, con una inscripción donde dice que los derechos de los pueblos no se consiguen con las barbaries, y la caída de la estatua de Saddam Hussein en Bagdad.

Un combatiente yace abatido en el suelo con un papel en la mano donde se lee: La Guerra. La tierra para el campesino. En segundo plano, unas armas se alzan en señal de victoria por encima de una colina del campo de batalla. Debajo, una frase de Emilio Lussu -político, escritor y soldado sardo que luchó durante la primera guerra mundial- se lamenta: No por un palmo de lejana frontera hemos arrojado al viento nuestra juventud sino por un mayor ideal de libertad y de justicia. Unas paredes más allá, un grupo de emigrantes, demasiados en número para una embarcación tan precaria, llegan a la tierra prometida. Arriba se lee: Todos somos clandestinos. Muy cerca, acompañando la imagen de unas personas de algún lugar de África olvidado por Occidente, Tolstoi escribe: Son una hipocresía y una impostura todos los planes para atenuar la pobreza de los pobres con la limosna de los ricos.

Las imágenes antibèlicas son comunes, como el Charlot con indumentaria de soldado que, fusil en el hombro, se pregunta y responde a sí mismo: ¿Otra guerra? No gracias. Uno de los murales más duros es el que imita en forma de fotogramas las imágenes de la muerte del niño palestino de 12 años Mohammed el Dura en brazos de su padre durante un tiroteo en Gaza, las cuales fueron retransmitidas por las televisiones de todo el mundo en septiembre del año 2000.

En otros tiempos, Orgosolo era conocida como la capital del silencio. Eran los años sesenta, durante el período de máxima actividad de la Anónima Sarda, un conjunto de organizaciones criminales de la isla especializado en secuestros. Revelar cualquier información inadecuada podía significar terminar los días siendo el blanco de un tiroteo en cualquier bar del pueblo. Quizás este silencio quedó impregnado bajo la piel de la gente de Orgosolo. El espectador, situado en el ojo de un huracán artístico y social, ve aparecer y desaparecer a la gente del pueblo que, con la boca cerrada, parece que hayan dejado que sean las paredes las que hablen por ellos.

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