Amalia Rivera
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2 min readJun 7, 2017

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Dudas titilantes y esfuerzos cerebrales!

Lo más intrigante de todo este proceso para mí el día de hoy, es la irregularidad de la capacidad cerebral, tomando como primer referente ese 100% al que es imposible llegar.

Un día antes las ideas fluían, la metodología embonaba con las herramientas, sentía que era completamente capaz de resolver este y más problemas, ¡TODOS los <problemas>!

… creía…

pero hoy es distinto, es como si todo lo que ayer se me facilitaba hoy se me dificultará y en un primer momento decaigo, disminuyo la velocidad, cometo los mismos errores que la primera vez que sentí la frustración. Me vuelvo un costal de estrés. Y en eso me percibo reproduciendo mis ‘viejos’ comportamientos, pero me hago consciente, gracias a que la cultura ágil trabaja sobre el feedback* (un concepto que se elabora sobre la retroalimentación negativa) y busca retroalimentar al sujeto para que almacene en la memoria lo que fue eficiente, lo puede mejorar, lo que puede modificar la próxima vez que pase por un proceso similar, lo que no le funcionó e incluso lo que le ha ido estorbando para progresar en su productividad…

Y percibo algo maravilloso, y eso tiene que ver con que los humanos no somos máquinas, somos contexto y nos vemos modificados por variables, las cuales se nos dificulta conmensurar con exactitud, como esa primera coordenada que te arroja API Gmaps y que al utilizarla te lleva lejos de la dirección deseada.

¿O será que esas imprecisiones sólo me ocurren a mí?

Eso también me lo pregunto cada jornada

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