¿Qué somos?

Lau Mica Alvarez
Historias pasan
Published in
3 min readMar 27, 2020

¿Qué somos, Raúl? Era la tercera vez en el día que se lo preguntaba. ¿Qué somos? Cuarta. El chiste de “Tiburones” ya se lo había hecho en la primera vez. No podía repetirlo. La realidad es que Raúl tenía muchos problemas y Mónica, también.

Hace 1 año que estamos saliendo, Raúl. Tengo 35 años. Tengo plaaaaaaaaaaaaaanes, tengo proyeeeeeeeeectos, quiero tener hijos, quiero una casa, quiero viajaaaaaaaaaaaaaar. Mónica siempre alargaba alguna sílaba de las palabras cuando estaba enojada. Si vos no querés ser mi pareja, Raúl. Yo lo entiendo, Raúl. También repetía mucho los nombres propios cuando estaba nerviosa. Pero decímelo vos, Raúl. Decímelo en la cara hoy: No quiero ser tu pareeeeja, Mónica, no estoy enamorado de vooooos; Mónica y nuuuunca voy a estarlo, Mónica. Pero decímelo vos, porque no me lo decíiiiis y dejás que yo interprete todo como yo quiera, Raúl.

Mónica, como les dije, tenía 35 años. Era un mina muy activa, trabajadora, independiente. Tenía muchas virtudes y varios defectos. Entre ellos: Se enamoraba del hombre equivocado. O creía enamorarse. Mónica se enamoraba del amor, de la posibilidad de una pareja, con la posibilidad de tener hijos, de la posibilidad de viajar, de la posibilidad de la posibilidad. Ahora, en cuanto algo de lo “soñado” se le acercaba, algo cósmicamente sucedía para no “dejarla” alcanzar el objetivo. En realidad el problema no eran los hombres de los que se enamoraba, sino que ella no tenía claro qué quería y creía que los demás tenían que hacérselo saber.

No me hinchés las bolas, gorda. No voy a contestarte. Me ponés entre la espada y la pared. No me sale decirte esas cosas y vos me pedís que le ponga palabras a esto. ¿Qué se yo que somos? Instante, presente, elegirnos, un vínculo, una compañía. No sé. No tengo idea pero no te enojés porque yo te quiero y quiero estar con vos. Hoy. ¿Importa algo más? Mirá esto del virus, gorda. ¿Te parece plantear futuro si no sabemos si nos vamos a morir mañana? Somos un relámpago. Un instante en este universo.

Raúl tenía 32. Era medio hippie, intelectual, algo tímido. Le gustaba mucho la música y el cine. Tenía un misterio alrededor que seducía. Raúl tenía varias virtudes y algunos defectos. Entre ellos: Se enamoraba de la mujer equivocada. Raúl era una persona muy impulsiva y libre. Todo lo que fueran compromisos, lo agobiaban. Se sentía “preso” de la posibilidad de una pareja, preso de un trabajo fijo, preso de todo lo que significaba rutina. Preso de pagar la luz todos los meses, como para darte un ejemplo. Raúl estaba enamorado de Mónica pero decírselo era, para él, atarse. Enjaularse solito en un espacio cerrado en el que, aunque amara, no quería querer estar. Ya estaba pero no quería.

¿No te hagas el filosóooooooooooooooooofico, Raúl? Me estás jodiendo, Raúl. ¿Instante? ¿Relámpago? ¿Me estás viendo la cara?

Mónica y Raúl son personas hermosas. Juntos son hermosos. Se quieren, se divierten, se cuidan. Cuando Mónica se levanta los sábados en lo de Raúl, él la sorprende con el desayuno en la cama. Cuando él la llama preocupado por un tema familiar, ella lo escucha hasta la hora que sea. Siempre que Mónica lo ve, le dice que es hermoso. Y cuando, él la ve a ella también. Tienen gustos similares y se complementan en lo opuesto. Se aconsejan, se hacen chistes, se cantan, se cogen.

Mónica y Raúl no son nada pero son mucho. Mucho que no va a ser nada si entre ellos se siguen ocultando quiénes son.

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Lau Mica Alvarez
Historias pasan

Publicitaria (de título), reciente standupera y proyecto de escritora. Reciclando historias que pasan. Lalala.