Mad Max: Fury Road

Jon Úbeda
Hollywood Babylonia
2 min readSep 23, 2020

Mucho antes de que la franquicia de The fast and the furious: A todo gas arrasara en las autopistas y los locos del motor se tragaran las payasadas del equipo de Top Gear, un ex policía, Max Rockatansky, era el dueño y señor de las tierras inhóspitas de la carretera. Después de Ned Kelly, podría decirse que Max es el icono popular más famoso de Australia. Sin ser un bandido ni un héroe en el sentido clásico, lo ha moldeado el mundo que lo rodea: un territorio sumido en el caos, con facciones rivales que se disputan lo que queda de los recursos naturales de la Tierra.

En la frenética Mad Max: Fury Road, Mel Gibson ha sido sustituido en el papel de Max por Tom Hardy, cuyo guerrero más introspectivo permite que la Imperator Furiosa de Charlize Theron acapare toda la atención. Conduciendo con un solo brazo un camión de guerra de seis ejes Furiosa se aprovecha de la escasez de gasolina para escapar de las garras de Immortan Joe, el líder perturbado de los War Boys, llevándose con ella a su harén de mujeres. Al unir sus talentos, Max y Furiosa logran protegerse de un ejército de asaltantes, y los amasijos automovilísticos resultantes dejan cortos incluso las carnicerías de las anteriores películas. Guiando la acción, como un vertiginoso huracán infernal, está la vibrante banda sonora de Junkie XL, que supera el palpitante acompañamiento de Brian May de las dos primeras entregas.

El paisaje también ha cambiado un poco. Para las tres primeras películas Mad Max, se empleó Australia como escenario, mientras que la acción de Fury Road se rodó principalmente en las vastas llanuras rojizas del desierto del Namib. Aunque el toque gótico de la película, tanto en el diseño de los vehículos como de los personajes que los conducen, sigue siendo el mismo. Se trata del paraíso de la serie B filmado como taquillazo de gran presupuesto con un equipo de técnicos y diseñadores ganadores de Oscar que garantizan un viaje emocionante.

--

--