Blanca

Grace Solano
Humana en Desarrollo
2 min readAug 17, 2018
Instagram: @humana.en.desarrollo

A inicios de año, participé en una investigación sobre el fairtrade en las zonas cafetaleras de La Merced. Entrevisté a una mujer con un curriculum sorprendentemente variado, dado que en la zona las mujeres suelen dedicarse al trabajo dentro de casa y al mantenimiento de sus chacras. Esta mujer -además de cafetalera- fue mesera, cocinera, digitadora, trabajadora doméstica, bodeguera, lavandera y química. “¿Me dices que trabajaste como quimiquera? ¿Cómo es eso?”, le pregunté sin entender del todo el término. Me comentó que cuando se hartó de los ires y venires de platos y cubiertos, un hombre se la llevó a trabajar a una zona bien metida en la amazonía. Comenzó haciendo limpieza en un campamento en plena selva virgen. Un día, el negocio dejó de darse a basto y necesitaron a más trabajadores haciendo quiensabequé dentro de las carpas. Entonces, la pusieron a mezclar líquidos. Nunca supo qué era hasta que llegaron los oficiales a cerrar la fábrica de clorhidrato de cocaína que tan diligentemente se había encargado de limpiar durante ese tiempo. Logró huir. Siempre tuvo ganas de tener un hijo, así que buscó un hombre y una vez cumplido su objetivo, se separó. Me comentó también que una vez estuvo a punto de morir a causa de una fuerte gastritis. Nunca recibió tratamiento médico profesional pues la posta de la zona estaba a 4 horas caminando. A pesar de estar en condiciones de pobreza extrema, tampoco podía aplicar al SIS por algún préstamo que sacó hace muchos años (para el Estado, aún figura como prestataria). En fin, el tocosh la trató mejor y llegó a curarse. “Tienes que cuidarte, esos dolores son horribles. Si regresas, te puedo conseguir tocosh para que te lleves. A lo mejor el olor no te gusta porque bien fuerte es, pero es bueno”, me dijo bastante confiada, a pesar de la diabetes que ahora le pesa. Para Blanca, el futuro del café era poco prometedor, solo estaba esperando a que mueran sus últimos árboles de catuay para poder irse a vivir a otro lugar antes de que la rutina la matase a ella, la dueña de este gatito.

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