EL HOMBRE ES EL CREADOR DE dios

Grace Solano
Humana en Desarrollo
2 min readJul 29, 2018

Ayer perdí mi monedero con documentos, tarjeta, dinero y demás en una feria de libros. En mi deprimente drama por haber extraviado, digamos, lo que en la jerga humana llamamos “el fruto de mi esfuerzo” y además por no haber comprado los libros por lo que especialmente fui a la dichosísima feria, recordé esta foto que tomé caminando por 2 de mayo en el Cercado de Lima. “EL HOMBRE ES EL CREADOR DE dios”. Resalto el uso cachaciento de las mayúsculas y minúsculas. Como si no hubiese bastado con el mensaje.

Podría detenerme también a comentar sobre otros elementos que componen la foto, como el vendedor que duerme entre las hojas de sus polvorientos laureles, totalmente laxado sobre un pupitre que debe tener su propia historia. Su negocio no necesita guardián ni rejas ni perros. Supongo que ya no hay mucho que perder después de haber renunciado a la promesa total del Edén, pero eso sí, con los sismos no se juega.

En fin, regreso al cartel y pienso en nuestro queridísimo Vallejo que nació un día que Dios estuvo enfermo ¿Fue quizás Vallejo un capricho del creador que en su gravedad buscó volver a sentirse dios? ¿Y el humano creador qué?

Yo he creado dioses en días en los que he estado enferma, grave. Cuando he sentido vacíos en mi aire metafísico he creado santísimos apegos, por ejemplo, al fruto sagrado de mi esfuerzo, a mi vida devotamente planificada, a mis expectativas elevadísimas. Siete días se han vuelto veinticinco años.

Es preciso un deicidio.

ESPERGESIA

Yo nací un dia
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha…
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico… Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben… Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda…
Y no saben que el Misterio sintetiza…
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

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