Columna

Panchito el mimo…

Nicolás Muñoz Correa
Humor en Concepción
3 min readNov 13, 2013

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Son muchos los artistas nacionales que intentan ganarse la valoración y el reconocimiento de la gente mediante sus actuaciones. Independientemente de que se desenvuelva en la calle o en grandes escenarios, el objetivo parece ser el mismo.

Es muy probable que algunos trabajen por necesidad económica, otros , aunque lo pongo en duda, por gusto. Cantantes, y humoristas (que es el caso que nos convoca) son quienes principal y mayoritariamente buscan el ansiado éxito y por qué no, ser recordados como un buen exponente dentro del área en el cual se desempeñan.

Hace unos días, durante la semana previa a las festividades patrias, y por motivos del presente reportaje, me dispuse en la búsqueda de un personaje muy particular y que muy probablemente ustedes, quienes leen este artículo, lo conozcan. Les daré algunas pistas: se ubicó por mucho tiempo en Plaza Independencia, se caracteriza por molestar a los choferes que por allí transitan y siempre posee su cara pintada de color blanca. Sí, es Pancho, el mimo, o bien Francisco Norambuena Aroca, nombre que se esconde tras esta peculiar figura.

(Obtenida de Radio Biobio)

El motivo por el cual decidí buscarlo, fue porque me enteré de que estuvo hospitalizado debido a una pancreatitis aguda, en el Hospital Higueras de Talcahuano. Un conocido me dijo que lo vio nuevamente en la plaza. Por ende, se había recuperado. Lo busqué para saber si es que acaso, alguna persona que disfrutó de su show, lo fue a visitar en su larga estadía en el recinto hospitalario. No fue posible. No di con su paradero. Incluso pensé que el rumor era falso. Ver para creer, dicen por ahí.

No me quise quedar con la duda y entonces acudí donde una señora que vende máscaras y muñecos inflables de distintos personajes, que se ubica precisamente a un costado de la plaza y que seguramente, conocía al mimo o alguna referencia de él podría darme. Apenas nombré a Pancho, ella se puso a la defensiva. “Ahora lo buscan para entrevistarlo, pero cuando estuvo enfermo nadie se acercó para ayudarlo”. Comprendí su postura, puesto que entendí que tenía razón. Muchas veces, somos ingratos y dejamos de lado al prójimo cuando lo está pasando mal. Me sentí incómodo y no por su respuesta, sino más bien porque creí, dejando de lado mi rol como estudiante de periodismo, que no estaba haciendo un buen papel como persona. Me hizo sentir que la calle tiene sus reglas, y que entre ellos se defienden a muerte.

Las palabras de aquella señora me confirmaron que no valoramos al artista callejero. A la primera dificultad, les damos la espalda. Ahora, es muy probable que todos volvamos a reír con él dentro de poco. Sin embargo, no nos importará que durante un tiempo, este humorista nacional viviera más penas que alegrías. Es un tanto paradójico ¿no?

¿Cuesta tanto devolver la mano a quien te da alegrías aunque sea por un momento de tu día? Quizá este mimo, no vuelva a la TV o a grandes escenarios, no por falta de talento, sino porque no se dan los espacios necesarios. O bien, porque la calle es su hábitat.

El éxito del mimo, muy probablemente no sea reconocido por los medios de comunicación. Entonces, hagámoslo nosotros, como manifestación de gratitud. No estemos con él, y con todo tipo de artista, sólo en las buenas. También en las malas.

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Nicolás Muñoz Correa
Humor en Concepción

Segundo año de periodismo en la UdeC. Chillanejo de corazón, hualpenino por circunstancias de la vida. Reportero y comentarista en @RadioCampanil.