Cómo acercar el Design Thinking a niños y por qué tú también deberías hacerlo

Gema Cánovas
Idean Spain
Published in
6 min readDec 18, 2019

Por Gema Cánovas, Researcher y Service Designer en Idean Spain.

Taller de Design Thinking por Idean Spain

El pasado mes de septiembre realizamos en Idean un taller de Design Thinking con nada más y nada menos que la friolera de 80 niños y niñas de entre 6 y 12 años en las instalaciones del AIE del Edificio Oxxeo de Capgemini. Nuestro objetivo era transmitir a esas jóvenes mentes llenas de creatividad los valores de la metodología y ofrecerles la posibilidad de que la experimentaran a través de diferentes actividades.

Aunque en el equipo de Idean Spain hay compañeros con alguna experiencia en actividades con personas de estas edades, para la mayoría de nosotros supuso un gran reto que aceptamos con ilusión y del que salimos muy sorprendidos. Entramos en el taller pensando en enseñar Design Thinking y pasar un rato divertido, pero nunca imaginamos que aprenderíamos tanto nosotros también.

Fotografía de María Moncada

Los comienzos pueden ser difíciles

Primera lección: es complicado organizar a 80 niños en grupos (o de cualquier otra forma).

Segunda lección: lo es aún más cuando están activos tras haber estado realizando otras actividades. Da igual qué dinámica “molona” hayas pensado o cuántas de ellas tengas en la recámara, es muy difícil.

La idea era que, mediante un juego, se juntaran ellos mismos en grupos de 5 o 6 participantes de edades más o menos parecidas, para que los más mayores no impusieran su criterio al resto del equipo. Lección aprendida, prever más tiempo para formar los equipos.

Fotografía de María Moncada

Tercera lección: lleva un buen grupo de facilitadores, idealmente uno por cada grupo de niños. Por suerte esta sí que la tuvimos en cuenta, es indispensable disponer de un facilitador por grupo para guiar a los niños y volver a animarles a participar en momentos de despiste.

Fotografía de María Moncada

Cuarta lección: establece desde el principio de la sesión una norma para conseguir momentos de silencio y poder explicar las actividades a los niños. Esta también la teníamos bien preparada antes de comenzar en taller, y aun así hubieron momentos en los que nos habría venido bien disponer de algún otro truco.

Ideas, ideas, y más ideas

Propusimos a los niños pensar en problemas de su entorno relacionados con su familia, vecindario o barrio, amigos, colegio, etc., dentro de cuatro grupos temáticos: medio ambiente, mi ciudad, mascotas y transporte; y proponerlos al resto de integrantes de su grupo.

A partir de ahí comenzamos la fase de ideación con ellos. Les animamos a proponer todas las ideas que se les ocurrieran, tanto referidas a problemas como a soluciones, para después elegir entre todos dentro de cada equipo el problema que les pareciera más interesante resolver y la solución que querían llevar a la realidad.

Fotografía de María Moncada

De repente surgieron miles de preguntas entre los niños: ¿esto es un problema? ¿Tengo que pensar problemas o soluciones? Habíamos querido hacerlo demasiado rápido para poder hacer más actividades con ellos en el tiempo que teníamos para la sesión. Quinta lección: aísla cada tarea del resto para que sea más fácil explicar en qué consiste cada actividad.

Aún así los resultados fueron asombrosos, todos generaron muchas ideas y fueron capaces de ponerse de acuerdo muy rápido para decidir cuál querían seleccionar para continuar trabajando. A los más pequeños les costó un poco más que al resto, y era normal ya que algunos estaban aprendiendo a escribir. Pero precisamente los más pequeños fueron los que más nos sorprendieron en la fase de prototipado.

Fotografía de María Moncada

Una vez que cada grupo tuvo clara su idea, les animamos a ponerle un nombre.

La siguiente actividad que teníamos planeada era que pensaran a alto nivel el modelo de negocio de la idea que querían llevar a la realidad. Nos parecía muy interesante trabajar esto con ellos para ver cómo se les ocurría hacerlo y cómo entendían la actividad. Pero llegó un momento en que los niños estaban muy inquietos y decidimos que esta era demasiado compleja y mejor pasar al prototipado de la idea. Sexta lección: adapta el plan y la metodología según vaya evolucionando la sesión, sé flexible e improvisa, porque no puedes permitir que se aburran.

Con la concentración y la alegría que se respiraba, y viendo que tenían los prototipos muy controlados, decidimos probar a realizar la actividad que habíamos aparcado, explicamos la tarea mientras terminaban sus creaciones y cada facilitador se acercó a un grupo para guiarles en la tarea de completar el plan para llevar sus ideas a la realidad.

Fotografía de María Moncada

Séptima lección: no subestimes a los niños, con la ayuda y guía correcta son capaces exactamente de lo mismo que tú. Aquí es donde nosotros quedamos como los inexpertos. Todos los grupos, incluso los más pequeños, fueron capaces de entender el plan de negocio y completarlo. Niños 1- Adultos 0.

El poder de trabajar con las manos

Los niños tienen una capacidad impresionante para expresar ideas creando cosas con sus propias manos. Sobre todo a los niños de menor edad, pero en general a todos, les fue mucho más fácil comenzar a explorar ideas a través del prototipado que solo escribiendo o dibujando.

Cuando llegó el momento de prototipar las ideas que se les habían ocurrido la respuesta fue increíble. Todos se pusieron manos a la obra rápidamente a la hora de comenzar a dar forma real a lo que habían pensado, y además fueron capaces de llevarlas más allá y desarrollarlas. Esta es la lección más importante, la creatividad de los niños puede ser llevada a un nivel mucho más alto cuando les das la posibilidad de expresarse construyendo cosas, se sienten más inspirados y disfrutan muchísimo.

Fotografías de María Moncada

Mira cómo mola lo que hemos hecho

Pensábamos que los niños sentirían timidez a la hora de exponer sus ideas y la forma en que habían pensado llevarlas a la realidad al resto de niños del taller. Ilusos adultos…¡nada más lejos de la realidad!

Todos estuvieron encantados de poder enseñar al resto el gran trabajo que habían hecho, de hecho todos querían ser los primeros en contar su historia y lo difícil fue establecer los turnos para exponer y que los que esperaban el suyo aparcaran un poco la emoción para escuchar al grupo que estaba hablando.

Fotografías de María Moncada

La lección más importante

Los adultos deberíamos hacer más talleres con niños, es una experiencia enriquecedora sobre todo para nosotros. No solo por la inmensa satisfacción que produce animar a los más pequeños a pensar, crear y expresar sus ideas para hacer del mundo un lugar mejor para todas las personas, sino por la cantidad de aprendizajes que se obtienen de una experiencia así, y que habéis podido comprobar en este artículo, porque sales con una sonrisa.

Dicho esto, ¡os animamos a realizar muchos talleres de Design Thinking con niños y niñas y que nos contéis vuestras experiencias! Si queréis saber más acerca de este tipo de iniciativas podéis contactar con el equipo de Idean Spain.

Fotografías de María Moncada

--

--