¿Qué #$%! pinta un ilustrador en consultoría?

Raul Fernandez
Idean Spain
Published in
7 min readMay 20, 2020

Por Raúl Fernández, Ilustrador y Diseñador Estratégico en Idean Spain

Me ocurre muy a menudo, estoy con alguien que acabo de conocer y al cabo de un intercambio de palabras llega la maravillosa pregunta: “¿De qué trabajas?”. Uno se afloja el cuello de la camisa (en mi caso sudadera) traga saliva y dice… “Soy ilustrador en una consultora tecnológica”.

Lo que viene después es un “ah…¡Qué guay!” seguido de una consecución de preguntas que, cuanto más se esmera uno en contestar, más siente que se pierde en el concepto. Quizá en buena parte sea porque no me he encontrado ningún manual de instrucciones de qué hacer cuando estás en un lugar así (ojalá) y eso hace que vayas inventándote el trabajo por la marcha.

A lo largo de este artículo intentaré contestar a título personal las preguntas y los comentarios más frecuentes que me suelen formular acerca de este nicho, quizá desconocido dentro de la profesión, tanto desde el punto de vista de los que están en el mundo de las artes gráficas como para los que están en el mundo de la consultoría de toda la vida y que aún piensan que los ilustradores cumplimos una función meramente “de entretenimiento”, “decorativa” o “artística”.

¿Ilustrador?

Disclaimer, este artículo no va sobre cierto movimiento intelectual del siglo XVIII.

Bromas aparte, se conoce habitualmente como Ilustración a esa profesión encargada de poner dibujos a libros u otras piezas similares. Y efectivamente, las ilustraciones son muy útiles para amplificar, complementar, describir, extender, o acompañar textos. Pero no solo de textos vive el ilustrador, ya que puede hacer lo mismo con casi cualquier otra cosa, y eso en consultoría puede aplicarse a diario en las tareas más inesperadas, especialmente si te van las emociones fuertes y trabajar con gente temeraria XD.

¿Por qué en consultoría?

¿Y por qué no? La pregunta podríamos hacérsela a las personas que deciden contratar ilustradores y para qué.

En mi caso particular corría el 2014, tras haberlo intentado en mi ciudad natal, finalmente asumí que esta no me brindaba oportunidades estables para poder desarrollarme. Decidí probar suerte fuera, y me llamaron de este sector. Yo por entonces no sabía ni lo que era una consultora, pero tampoco estaba el tema como para andar exquisitos, así que en cuanto me llamaron para una entrevista, cogí un autobús de madrugada para estar a primera hora y, tras un viaje nocturno y un par de cafés, me encontré la siguiente escena.

Lo cierto es que la cosa a pesar de todo fue como la seda y en 15 días empezó mi periplo por estos lares, y es que había mucho trabajo que hacer. Francamente, creo que me contrataron porque no aspiraba a un gran sueldo (sí a uno digno), dibujaba rápido y dibujaba bien, y, como he dicho antes, me hice merecedor de la oportunidad que me dieron a pesar de todo.

¿Y qué cosas se hacen ahí exactamente?

El dibujo, como proceso creativo, puede asimilar casi cualquier otro proceso, dándole una nueva perspectiva, convirtiendo un lápiz en una herramienta barata y muy potente para contar cosas.

En consultoría uno tiene la oportunidad de trabajar con gente que no tiene absolutamente nada que ver contigo. A menudo te ves trabajando en salas llenas (a veces incluso demasiado) de criterio técnico del que no tienes ni pajolera idea. Pero al mismo tiempo también trabajas con un montón de personas que tienen autentica fobia a la acción creativa de cualquier tipo. Saben que tienen que hacer las cosas de otra manera, pero les cuesta…

Por concretar, se podría resumir en que me dedico a sacar valor de la información relativa a un tema (el que sea), sintetizarla y hacerla fácil de compartir, para ayudar al resto de un equipo involucrado a entender, pensar o expresarse de una manera diferente sin que para ello tengan que sacrificar ni su objetivo ni su criterio, que es a fin de cuentas su medio de vida.

Esto a menudo se convierte en un terreno virgen en el que no sabes dónde ni cómo vas a acabar, y eso está genial, a pesar de todos los tropiezos.

¿Qué estilo haces?

Cuando he trabajado en otros sectores como el cine, publicidad…, incluso la medicina, mi foco siempre había sido la excelencia técnica, y prácticamente no ha habido lugar para otra cosa. Hasta que conocí las frenéticas reuniones de trabajo tan típicas de la consultoría…

Creo que hay una gran diferencia entre dibujar PARA un cliente o público enterado o dibujar CON un equipo para alcanzar un objetivo. Cuando se da la segunda opción, yo tengo un lema: “¡Vivan los dibujos de mierda!”. ¿Qué quiero decir con esto? Que cuanto más y peor dibujes menos temor al juicio van a tener los que te rodean para hacer lo propio. La gente tiene mucho que compartir cuando el medio es visual, por eso es importante generar foros en los que la gente ni juzgue ni se preocupe en hacerlo “bien” o “mal” y que simplemente lo hagan. Ya habrá tiempo después para el estilo y la excelencia.

¿Qué se necesita para trabajar de esto?

Bueno, en realidad esta pregunta no me la suelen formular así. La gente ataja directamente con el mito de que “para esto hace falta tener un don especial”, asumiendo que si tienes unas capacidades muy desarrolladas para el dibujo es “por arte de magia”. Obviamente las personas que dibujan bien es porque dibujan mucho y llevan años haciéndolo y las que dibujan como un niño de 6 años es porque esa es la edad con la que dejaron de dibujar, y en todos estos años no he conocido a nadie que no haya mejorado con esfuerzo y constancia, aunque a algunos les cueste más que a otros.

Dejando este tema aparte, es una cuestión de bienes que un ilustrador pueda trabajar en consultoría, bienes tanto internos como externos.

La parte interna más difícil de asimilar quizá sea la de disfrutar el proceso de dibujar para los demás. Hay gente muy buena ahí fuera pero que, cuando le llega el momento de tener que ponerse otra camisa que no es la suya, colapsa.

Por otro lado, en este entorno tampoco es raro trabajar con gente que no sabes muy bien por qué te está pidiendo las cosas que te piden (quizá porque “es lo que se lleva”) o, directamente, que le importe un pito lo que hagas o sea la menor de sus prioridades.

Quizá la solución sea ir asumiendo que al igual que cualquier otro profesional de cualquier casa, los ilustradores (y aquí podríamos meter cualquier perfil creativo en general) necesitamos ser decisores en nuestra debida escala de lo que aportamos en torno a unos valores. Especialmente ahora que están tan en boca de todos palabros como INNOVACIÓN, CREATIVIDAD, CO CREACIÓN y otros tantos.

Y por último, ¿qué coño pinta la gente en consultoría?

¡¡La pregunta del millón!! Mientras sigan corriendo ríos y ríos de tinta sobre un sin fin de temas como la “industria 4.0”, “la inteligencia artificial”, “el open business”, “los chatbots”, etc., hay una cosa que sí tengo clara: si hay algo que la gente pinta en consultoría, como en cualquier otra actividad social, es una relación a través del tiempo. Esta relación, la podremos vestir con tecnología puntera o facilitarla con nuevos canales de comunicación, pero al final del día, quizá sea la buena o mala calidad de esta relación lo único que nos queda.

Desgraciadamente, en los tiempos que corren, no creo que sea posible conseguir relaciones de calidad sin cierto activismo en esta profesión cargada de clichés y prejuicios que son ajenos al desempeño de uno mismo.

Hay días en que, a pesar de todo el reconocimiento que te dan, sientes que tienes el entorno en tu contra. Hace un par de años me llegaron a plantear que quizá la consultoría no fuera mi lugar, pero son a menudo ese mismo tipo de personas las que no paran de pedirme ayuda con un sinfín de historias con más o menos acierto. Y eso te hace pensar que, después de todo, los dibujos aportan en el lugar en el que estoy.

De nada sirve hablar de todos estos temas sin asumir que va a suponer un esfuerzo extra llegar a un nuevo paradigma. Pero para eso estamos, siempre con un lápiz, y para facilitar las cosas.

Epílogo: ¿Tienes un problema? Nosotros tenemos un lápiz

A veces las cosas más difíciles, vistas con perspectiva se hacen mucho más simples.

Te ayudamos a cambiar de color esos “documentos grises” para que su lectura sea inolvidable, preparar esas presentaciones delante de públicos más o menos enterados, y en definitiva, a contar mejor todo eso que merece la pena ser contado. Contáctanos aquí, será un placer que tu imaginación nos haga volar juntos a dios sabe dónde. Y si también queréis saber más sobre nuestra agencia, podéis visitarnos en idean.com.

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