Sistemas de diseño como sistemas complejos

Manuel Lamata
Idean Spain
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6 min readJul 2, 2020

Por Manuel Lamata, UX/UI Designer en Idean Spain.

Cabecera del artículo “Sistemas de diseño como sistemas complejos”

Los sistemas llevan años siendo uno de los temas estrella en la comunidad de diseño. Y no es para menos. Nos ayudan a producir mejor, más rápido y aportar valor. Permiten una comunicación eficaz no solo dentro del equipo de diseño, sino también con desarrollo, marketing y el resto de la compañía.

Ahora bien, no todo son certezas. Aún hay un gran debate acerca de qué es y qué no es un sistema de diseño. ¿Una lista de componentes? ¿Un UI Kit? ¿Un repositorio de código? ¿Todo eso a la vez?

Sí, un sistema de diseño es todo lo que acabamos de mencionar y aún más. Tanto es así que podemos hablar de los sistemas de diseño como sistemas complejos. ¿Qué es un sistema complejo? Vamos a verlo paso a paso.

Ilustración de una mano con una lupa.

¿Qué es un sistema?

Antes de empezar, aclararemos qué es un “sistema”:

Un sistema es un conjunto de partes o elementos conectados entre sí que forman una totalidad, la cual produce algún efecto o desempeña alguna función.

En concreto, en Idean definimos los sistemas de diseño de la siguiente manera:

Los sistemas de diseño son sistemas vivos de directrices, códigos y elementos de diseño reutilizables, así como de herramientas que ayudan a las organizaciones a ofrecer experiencias coherentes, acordes con la marca y escalables a lo largo del tiempo.

¿Cómo es un botón? ¿Cuáles son los colores principales y secundarios? ¿Con qué tono debemos dirigirnos a los usuarios? ¿Cómo asegurar la accesibilidad de todos nuestros diseños? Un sistema debe responder a todas estas preguntas. Pero, como acabamos de ver, también debe atender a otras muchas cosas: cuál es el propósito y la cultura de la compañía; qué herramientas se van a utilizar para crear, mantener y escalar el sistema; cómo será la estructura de los equipos de trabajo y a través de qué canales se va a establecer la comunicación entre ellos; cómo serán los flujos de trabajo; qué patrones se van a seguir y por qué, etc.

Ya tenemos claro por qué los sistemas de diseño son precisamente eso, sistemas. Pero aún podemos ir más allá y establecer una comparación con los sistemas complejos para entenderlos aún mejor.

¿Qué es lo complejo de un sistema complejo?

Podemos pensar intuitivamente que un sistema es complejo cuando es muy grande y tiene muchas partes y elementos. Pero en realidad esto sólo nos dice que es complicado, no necesariamente complejo. Es decir, que un sistema sea complicado no quiere decir que sea complejo.

Por ejemplo, un ordenador tiene muchas piezas, cables, chips y circuitos. Resulta difícil entender cómo funciona por dentro y hace falta tener un conocimiento técnico muy avanzado para poder construir uno. Los ordenadores son complicados, pero no cumplen los requisitos para ser un sistema complejo.

Antes de ver cuáles son estas características que distinguen a los sistemas complejos de los complicados, vamos a mencionar tres ejemplos típicos de sistemas complejos: el cerebro, el lenguaje y las organizaciones sociales. Todos ellos encajan en la definición de sistema: son conjuntos de elementos (neuronas, palabras, personas) que forman una totalidad y desempeñan alguna función. ¿Pero por qué son complejos y un ordenador no?

El filósofo Paul Cilliers ofrece en Complexity and Postmodernism las características que hacen que un sistema sea complejo. A continuación vamos a verlas aplicadas al caso de los sistemas de diseño.

1- Tienen un gran número de elementos dinámicos

Los sistemas complejos constan de un gran número de elementos que interactúan entre sí y cambian a lo largo del tiempo. En el caso de los sistemas de diseño, estos son componentes de UI, reglas, herramientas, directrices, equipos de trabajo, etc.

2- Las relaciones entre los elementos no son unívocas

Los elementos de los sistemas complejos no se relacionan entre sí de uno a uno, sino que cualquier elemento puede influir en muchos más y, a su vez, puede verse afectado por varios otros.

3- Son no-lineales

En un sistema lineal un cambio en alguno de sus elementos provoca un cambio proporcionado, de forma que podemos predecir cómo se comportará el sistema en el futuro si cambiamos tal o cuál variable. Sin embargo, un sistema complejo es no-lineal, y en ellos no hay una relación de causa-efecto habitual. Pequeños cambios pueden provocar reacciones impredecibles.

Llevado a los sistemas de diseño, podemos ver que una pequeña decisión organizativa puede afectar enormemente a la hora de escalar el sistema. ¿Qué efecto provocará si cambiamos una herramienta por otra?, ¿y si estructuramos de manera distinta el equipo de diseño?, ¿y si incorporamos en el sistema al equipo de desarrollo? Estos cambios causarán una serie de efectos que pueden ser más o menos probables, pero nunca podremos determinar de forma precisa y por adelantado qué va a ocurrir. Es por ello que resulta vital llevar un control de los cambios y una rigurosa documentación de todo lo que se haga. Si no, corremos el riesgo de caer en el caos.

4- Son abiertos

Los sistemas complejos interactúan con su entorno, evolucionan y se adaptan a él. Del mismo modo, los sistemas de diseño necesitan ser escalados y adaptarse constantemente a las necesidades de la compañía, el producto, los equipos de trabajo, etc.

5- Son recursivos

La actividad de un elemento puede afectar a ese mismo elemento. A esto también se le llama retroalimentación positiva, si el efecto provocado estimula al elemento a seguir comportándose de la misma manera, o retroalimentación negativa, si inhibe o frena ese comportamiento.

En el caso de los sistemas de diseño, si una herramienta, proceso o componente funciona, el equipo lo aceptará y continuará empleándolo creando un ciclo de retroalimentación positiva. Si por el contrario algo falla, se desestimará y el sistema cambiará para adaptarse a la nueva situación.

6- Se alejan del punto de equilibrio

Un sistema de diseño nunca se acaba. O lo que es lo mismo, nunca encuentran un punto de equilibrio. Tienen que ser constantemente revisados y actualizados. Volviendo a Paul Cilliers, “tiene que haber un flujo constante de energía para mantener la organización del sistema y asegurar su supervivencia. El equilibrio es sinónimo de la muerte del sistema”.

7- Son históricos.

Al ser dinámicos y abiertos, están sometidos a cambios y alteraciones. Su estado actual es el fruto de su recorrido a lo largo del tiempo y de todas las alteraciones que ha sufrido hasta el momento presente.

Ilustración de unas piezas de Lego.

Estas son algunas de las características que ayudan a entender mejor cómo es la dinámica de un sistema de diseño. En resumen, podemos decir que su complejidad emerge de las interacciones entre los elementos que lo componen.

Lo interesante de los sistemas de diseño es que el conjunto siempre es mayor que la suma de sus partes. Y por esta razón a la hora de trabajar con ellos resulta necesario contar con una visión global, que tenga en cuenta todas sus piezas y sus relaciones y contextos. Así podremos adaptar y escalar el sistema ofreciendo experiencias memorables.

Si quieres saber más sobre cómo trabajamos con sistemas de diseño en Idean, ¡descarga nuestro libro Hack the design system (en español)!

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