Storytelling — Vamos a contar historias

Rubén Hurtado
Idean Spain
Published in
5 min readJan 17, 2020

Desde el inicio de los tiempos el ser humano transmite historias y fábulas de manera oral. Mucho antes de que existiera la escritura las tribus se sentaban en torno al fuego para transmitir la información que habían oído de sus padres, que a su vez la habían escuchado de sus abuelos. Esto tan antiguo es lo que ahora los “modernos” han venido a llamar Storytelling, pero ¿por qué es tan importante contar historias?

Illustration by Almudena Berrocal

“Cuéntame un hecho y lo recordaré. Cuéntame una verdad y la creeré. Pero cuéntame una historia y vivirá por siempre en mi corazón” — Proverbio hindú

Contar historias, dejando a un lado su componente lúdico, quizá uno de los más importantes, es la mejor forma de recordar algo. Si nos transmiten un enunciado no tardaremos en olvidarlo, pero si esto mismo nos lo cuentan con un relato es mucho más fácil que lo recordemos. El mismo Platón sabía de lo importante que era transmitir correctamente la información y, aunque criticaba a los poetas, ejemplificaba sus enseñanzas por medio de alegorías e historias para que su mensaje llegara a todo el mundo. Es por eso que las enseñanzas importantes se transmiten desde los albores del tiempo en forma de cuento, esas enseñanzas son lo que llamamos moraleja.

Si nos paramos a analizar los cuentos más clásicos podremos verlo: Caperucita nos enseña que no se debe de confiar en desconocidos, el patito feo que por muy dura que sea la etapa que estamos pasando llegarán tiempos mejores; y los tres cerditos que la pereza solo es una gratificación a corto plazo.

Muchos de estos mensajes han ido quedado obsoletos y perdiendo validez a lo largo del tiempo, pero a la vez han ido surgiendo nuevos cuentos y fábulas acordes con nuestro día a día.

“Yo no sé contar una historia”

He oido esta afirmación en muchos talleres de creatividad y te puedo asegurar que no es cierta. Todos estamos familiarizados con los cuentos. Consumimos series, películas, libros, relatos… Conocemos más de narrativa de lo que pensamos. Entonces, ¿por qué no somos capaces de contar nuestra historia?

Desde pequeños nos han educado para que pensemos que contar historias está reservado a un pequeño grupo de elegidos a los que las musas han otorgado un don. No es más que una gran mentira. Todos podemos contar historias, aunque es cierto que existen los narradores naturales. Los encontrarás rodeados de gente que escucha entre risas en la barra de un bar. Son esos amigos que cuando cuentan algo hacen que mantengamos la atención durante toda la historia. Estas personas han hecho de contar historias una de sus señas de identidad, desde pequeños han ido viendo qué funciona y qué no hasta convertirse en narradores excepcionales. Algunos de ellos llevarán estas historias al papel y se convertirán en escritores, pero eso no los hará mejores o peores narradores, solo les permitirá cambiar de foro y llegar a otro tipo de “espectadores”.

Photo by Priscilla Du Preez on Unsplash

Quizá tú no seas uno de estos narradores naturales. Es por eso que desde pequeño has pensando que no sabías hacerlo y al contrario que ellos no has trabajado esas herramientas, pero te aseguro que también sabes contar una historia y lo que es más importante: Tienes un punto de vista único y exclusivo. Un punto de vista que no es igual al de nadie ya que lo has ido creando durante toda tu vida con tus vivencias, tus lecturas, tus influencias culturales y tus estudios.

Unas pequeñas claves para contar una historia.

“¿Pero por qué tengo yo que aprender a contar una historia? Yo no soy un cuenta cuentos ni quiero escribir un libro.” ¿Seguro que no cuentas nada? ¿No necesitas transmitir información a otros?

El diseño centrado en la experiencia de usuario está lleno de momentos en los que necesitamos contar algo, por ejemplo: un customer journey en el que una persona realiza una serie de interacciones con nuestra compañía; explicar el porqué del diseño de un proceso a un product owner; hacer una presentación que no sea solo una sucesión de pantallas con datos; o contar la historia de nuestra startup.

Aunque hay miles y miles de libros sobre el tema. Yo voy a resumirlo en cuatro claves para que veáis dónde está la entrada de la madriguera del conejo a la que os invito a entrar.

  1. Haz que quién te escucha empatice contigo.

Es importante que quien nos escuche empatice con nosotros. Eso no quiere decir dar pena; muchas veces se trata de lo contrario, de ser un referente de inspiración, otras por contra solo que piensen que compartís algo. Si logras transmitir a quien te escucha el sentimiento de tu personaje o de tu historia, tendrás la mitad de tu trabajo hecho.

2. Cree en lo que estás contado.

Cuando estamos creando un Storytelling comercial, o que tiene como fin transmitir nuestro mensaje, es muy importante que creas en lo que cuentas. De nada sirve que nos digas que la aspiradora X-5000 es la mejor del mundo si en tu fuero interno estás lleno de dudas. Es mejor que destaques los valores positivos del producto y que cuentes algo en lo que de verdad crees. Si te limitas a soltar datos como un loro, no lograrás que tu mensaje llegue a nadie.

3. Las historias tienen que tratar temas y valores universales.

Las historias que no “caducan” son las que tratan temas y valores universales. Temas que mantienen su vigencia en el tiempo. Tenemos que intentar que lo que contamos hable de esos valores: lealtad, felicidad, amor, arte… Es importante que definas cuáles son los valores de tu compañía o proyecto, y que los transmitas en tu historia. Solo así lograrás que se conviertan en algo universal que no caduque cuando pase de moda la aplicación o tendencia del momento.

4. La historia debe tener un conflicto.

El conflicto es la dificultad a la que los personajes de tu historia deben enfrentarse. Los humanos empatizamos más con los que se esfuerzan o luchan por un objetivo, que con los que lo obtienen sin esfuerzo alguno. Llevándolo a nuestro campo, imaginemos un customer journey en el que nuestro usuario no tenga ninguna dificultad o roce con el proceso que queremos mejorar. Un customer journey en el que se limite a comprar un producto en nuestra compañía haciendo un clic tras otro. ¿Tendría algún interés? ¿Nos daría alguna idea de cara a mejorar el proceso?

Tenemos que ser capaces de descubrir y contar las dificultades porque es lo que nos hace superarnos como personas y como diseñadores.

Ya solo queda que os pongáis a escribir una historia, aunque es curioso que esto lo diga yo que me he limitado a exponer mi punto de vista a modo de artículo. Sin duda tengo que repasar mis apuntes y escribir algo. Ya quedaremos a la luz de la hoguera para que os cuente la historia de cómo el chamán llegó a ser el mejor narrador de su pueblo.

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