Amor desesperado

Giuegi
Historias en español
3 min readMay 31, 2015

Lucia y Chris se conocian. Se querian. Pasaron cinco años en el instituto, se saludaban cada mañana pero ni ella ni él tenian el coraje de hablarse. Vivian atrapados en un mundo ideal, donde ambos pasaban momentos juntos viendo el atardecer desde la colina que vigilaba la ciudad. De pronto los labios se aproximaban, las pestañas se cerraban delicadamente y un profundo suspiro llenaba de pena esas almas condenadas a un amor que nunca fue.

Steve era un chico alienado y egoista. Él era el centro de su mundo, él lo podía todo y es por eso que todo el mundo lo odiaba. Un día, luego de una borrachera en la cual perdió las riendas, se despertó al lado de una diosa. Bendito sea el alcohol por abrir las puertas del radiante paraíso a quienes solo merecen el peor rincón del oscuro infierno. Flor, criatura divina de una belleza rara, era una hippie que soñaba con conocer el mundo, mientras él se propuso conocer el de ella. Decidió enamorarla, conquistarla y transformarla. Acabó enamorándose y perdiendo por último la razón el día en el que ella se marchó sin decir palabra.

Liz se preparaba un té mientras miraba el mar desde la ventana de la cocina. Habían algunos yates a pesar de la tempestad de la mañana. El cielo se mantuvo plúmbeo todo el dia. En la sala una melodía ocultaba la soledad a la cual se enfrentaba a diario. Sus hijas estudiaban en el mejor college de la región, su esposo, dueño de una famosa empresa, viajaba por el mundo cerrando más y más contratos de negocios. Ella no terminó su carrera de actriz y nunca pudo realizar su sueño de estar en Broadway. Se casó forzada por su familia sin pensar si amaba de verdad a su pareja. Agarra una taza de porcelana, se sirve el humeante té y se dirige hacia la terraza. Su depresión la obligaba a depender de la química para sentirse viva mas su dependencia aumentaba al igual que su tolerancia. Esta vez tomó una pastilla de más y se hundió en un eterno sueño. La música no paró de tocar en la sala.

Mario estaba dentro de su coche, listo para su ritual. Saca un pequeño sobre y coge las llaves de su departamento. Medio gramo era suficiente para lo que planeaba hacer esa noche. Blanca Nieves no demoró en subir a la azotea. Ahora que volvió la divina luz, baja del auto y se dirige al bar. Anna se encontraba en la última mesa del local y en la espera había fumado media cajetilla de cigarros. Los dos se encuentran, se saludan y piden algo para tomar. A media botella de tequila las sillas estaban vacías y una colilla dentro del cenicero diseñaba una silueta intrigante de humo.

— Ahora dime tu qué es lo que sientes. El amor no era tan fácil como lo imaginabas.
— Yo solo quería ser un ave libre en un mundo sin peligros.
Lo que siguió después no fue relevante, la decisión yacía en su mente desde días. Ella se equivocó en intentar algo que no quería. Jugaba con el suspenso, bromeaba con el peligro. Algún día se dará cuenta que todo tiene un fin así como estas breves historias de un amor desesperado. Él simplemente se marchó con más ideas en la cabeza, por lo menos ya sabía que iba a escribir en su siguiente historia.

Giuegi

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I believe in the power of words. Creo en el poder de las palabras