Hedonismo 1

Giuegi
Historias en español
4 min readJul 25, 2015

Llegó el otoño, los arboles iban despojándose de sus hojas, en un triste vals que representaba la lenta mutación de las estaciones. Los vientos nórdicos eran incesantes y un frio anómalo envolvió la ciudad. Joseph de la Rosa se había vuelto en las últimas semanas un nombre muy popular en el mundo de la farándula local. Nadie sabía en realidad quien era ni de donde llegaba, lo más probable era cruzarse con él en algún casino o discoteca de alto standing. Esa tarde se encontraba dentro de una suite en el Luxor degustando una copa de Dom Pérignon, en su cama descansaba una prostituta finlandesa. Algún recuerdo rebotaba en su mente desde días, poniéndolo de mal humor. Habían momentos en los cuales reconocía su espantoso cambiamiento pero al mismo tiempo sabía que era necesario una nueva revolución, escapar de la rutina, recuperar esa juventud perdida detrás de los fragmentos sentimentales que asfixiaron su libre albedrio.
Las horas volaban rápido, la diversión nocturna solía tener una dimensión temporal más acelerada y otra noche más se estaba consumiendo. Con el cigarro entre los dedos y la música a todo volumen, Joseph conducía su nueva BMW por la autopista dirigiéndose hacia el sur a más de 125 km/h. Destino final: el chalé de Paco, donde estaba a punto de iniciar el after party. A su costado Grace estaba descansando semidesnuda, se habían conocido hace pocas horas en un evento. Olía a trago y hierba.

Todo fue tan rápido, hace dos meses su vida se resumía en su miserable trabajo, comida instantánea y Netflix por las noches. Su enamorada insistió en que comenzase a asistir a cursos de auto ayuda y superación personal, volvió también a frecuentar la iglesia de su barrio y se apartó de la mundanidad para retirarse en la santa monotonía. Luego llegó el evento que le cambió totalmente la vida. Joseph se encontraba en las afueras del banco, regresando del trabajo a pie. Una alarma lo distrajo de sus túrbidos pensamientos, de lejos notó extrañas figuras que se introducían de manera fugaz dentro de una camioneta: el banco había sido asaltado. El carro, que en realidad era un mini van color azul, se estaba acercando hacia él a toda velocidad, los faros del vehículo lo deslumbraban cada vez más. De improviso un estallido, seguido por un estruendo provocaron una contracción en todo su cuerpo, el miedo se había transformado en pánico. El coche se había estrellado en un poste distante algunos metros desde donde se encontraba, se partió en dos expulsando el piloto y el copiloto por el parabrisas. Joseph se apresuró hacia el lugar del accidente, ciertas autopartes ardían en llamas, el destino de los delincuentes estaba en sus manos. No había nadie más que él en aquella calle desierta, vio que todos yacían inconscientes y su mirada se apartó rápidamente en busca de algo. Debajo del asiento de uno de ellos vestido con polera azul, el cual sangraba vistosamente por la boca, se encontraban tres maletines. Los aferró y comenzó a correr sin parar hasta llegar a la más cercana estación del metro para luego esconderse en un inmundo baño público. No sabía que hacer pero lo que si sabía es que a partir de ese momento era un hombre malditamente rico…

En las últimas semanas su única preocupación había sido en que shopping de la capital verter su dinero, dejándose guiar por la estrella del consumismo y que objetos inútiles comprar en base al juicio de la Santa Adquisición de sus nuevas famosas amistades. La buenísima vida lo llevó a llenarse de lujos placenteros y mujeres libidinosas, ya no le importaba nada del pasado, menos aun de Roberta. Se seguían escribiendo de vez en cuando, ella no lograba entender el porqué de su desaparición, él nunca le contó la verdad…

I’m all out of hope
One more bad dream
could bring a fall
when I’m far from home don’t call me on the phone…

Joseph bajó el volumen de la radio, escuchó algo sonar. La pantalla de su celular estaba iluminada, de pronto se volvió a apagar. Con la mano derecha cogió el celular que se encontraba en el tablero, habían dos mensajes de Roberta. El primero decía: “Donde estas!? Contéstame.”. Luego abrió el segundo:

Me acaba de llamar Paul, estaba agitado. Me dijo que la policía fue a inspeccionar tu cuarto. No entiendo que está pasando, tengo miedo. Te extraño Julio. Por favor respóndeme.

En un rancho lejano de la ciudad, Frank se despertó temprano, iba a ser un largo día de cosecha. Mientras se preparaba para enfrentar el gélido día, escuchó un tremendo fragor provenir desde lejos. Chiwi, su fiel mascota comenzó a ladrar ininterrumpidamente en el patio. Agarrotado por el frio, agarró una casaca de su armario y se apresuró a constatar qué demonios pasaba afuera. Encendió las luces externas y se precipitó hacia el lado de la casa que apuntaba hacia el Interstate 15. Lo que vio fue algo increíble: un vehículo plateado se había despistado, quebrando el guard-rail y estrellándose en uno de sus árboles de cerezo. Un curioso sujeto salió del automóvil por el lado del piloto y pareció darse cuenta de su presencia. Aquella persona comenzó a escapar de manera dificultosa, desvaneciendo en el horizonte, devorado por la oscuridad de la noche…

Giuegi

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I believe in the power of words. Creo en el poder de las palabras