3 formas de ser una persona más innovadora
1. Entornos de innovación
Sí, colócate a ti mismo en entornos que son propicios para la innovación.
No es ninguna sorpresa que tu entorno juega una parte importante al desarrollar las características innovadoras que posees. Además, determina qué tan frecuentemente podrás usarlas.
Depende mucho de tu experiencia y de dónde naciste, también depende de aquello a lo que estuviste expuesto. Si tus familiares son muy inteligentes, es probable que tengas más rasgos innovadores. Si vienes de una familia de emprendedores, tu predisposición a innovar y ser una persona disruptiva, será mayor que la de otros que no vienen del mismo contexto.
Por supuesto que nadie viene determinado de cuna. Como tampoco puedes cambiar las circunstancias de tu educación, de pequeño. Sin embargo, como adultos, tenemos más opciones de cambiarlo solo basta poner atención en las personas y los entornos de los cuales nos rodeamos.
Quizá escuchaste el dicho “eres la media de las cinco personas con las que más te relaciones”. Esta idea también aplica a la innovación y ser disruptivo. Cuando te rodeas de otros que poseen altos niveles de rasgos innovadores y los usan de forma constante, eres más propenso a imitarlos.
2. El ego es un turno para innovar
El ego está visto como algo negativo. Después conocemos demasiados ejemplos de emprendedores que perdieron la cabeza debido al ego.
Sí eso es verdad, aunque por otro lado, bajo mi experiencia y conocimiento, un poco de ego puede ayudar a innovar. El ego consigue que las personas hagan cosas que normalmente no harían. Si un grupo de individuos intentan resolver un problema o crear una solución, el ego puede motivarte a concentrarte más, a trabajar duro y hacer las cosas mejor que otras personas de tu entorno. El ego puede llevarte a buscar esos kilómetros extra y apretar el acelerador a fondo. Estas personas logran más porque ese ego les ayuda a sentirse superiores, más que la mayoría de las personas.
Aquí un pero importante, hay un punto donde el ego para de ser beneficio. Puedes ir fácilmente al otro extremo y pensar que eres grandioso, cuando no es cierto.
3. Entrena la innovación
Los innovadores, los disruptores, ninguno nace con estas capacidades. Podrán tener talento y don para serlo pero también el ADN innovador puede construirse y entrenarse. Michelangelo, Hedy Lamarr, Thomas Edison o Melitta Bentz se entrenaron a sí mismos, probando casi todas las formas en las que sus inventos podrían no funcionar. Nosotros podemos entrenarnos a innovar cultivando ciertas características y rodeándonos de las personas adecuadas en el entorno adecuado.
Artículo original de Isra García.