Ansiedad

Manuel Alejandro Santos
Iglesia Presbiteriana Vida
5 min readSep 6, 2017

Se acerca la visita al doctor para recibir ese dictamen médico, enfrentarás noticias que tienen que ver con tu salud. Mañana tienes una entrevista de trabajo, está semana es el examen final para el que tanto te has estado preparando. Quizás has ganado algunos kilos demás, los años van pasando y la pareja que tanto anhelas no llega. La situación económica de tu hogar va empeorando cada día y no sabes qué hacer. ¿Te han pasado cosas como estas?¿has tenido días así? Muchas veces nuestra respuesta ante circunstancias como estas es de ansiedad y temor.

Todos en algún momento nos hemos encontrado tratando de sobrevivir a la ansiedad en medio de circunstancias difíciles. ¿Qué haces cuando tienes ansiedad? ¿la ignoras tratando de distraerte con otras cosas? ¿O te entregas a la ola de los sentimientos que te abruman y te derrumbas en la desesperación?

Yo he pasado momentos así. La ansiedad en mi vida es un territorio conocido, donde no solo he circundado, sino donde he acampado por varios meses, la ansiedad es esa compañera incomoda de la cual, que en ocasiones, no sé cómo liberarme. Lo complicado del asunto es, que no se puede apagar la ansiedad con un botón rojo, ni tampoco ir a la farmacia a comprar píldoras que la liquiden, y entonces ser una persona feliz y llena de paz. La verdad es que no es así de fácil.

Sin embargo, al ser un asunto de mi vida que debo corregir, he tenido que estudiarlo para enfrentarlo, y me encanta saber que aun en este tema, Dios no nos ha dejado solos. Aun para nuestra ansiedad Él tiene algo que decirnos.

Es por eso que, desde hace unos meses, las palabras expresadas en la primera epístola de Pedro se han convertido en mi estandarte, y a esa verdad regreso de vez en cuando.

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

1 Pedro 5:6–7 NVI

Con este texto, quiero compartir contigo 3 pasos para combatir la ansiedad:

1. Atacarla de raíz

“Humíllense, pues”

¿Por qué el texto nos invita a humillarnos? Una persona orgullosa cree que puede, y quiere, controlar todo. Pero buscar tener el control de nuestra vida lo primero que produce, irónicamente, es ansiedad.

La raíz de la ansiedad, aunque no lo parezca, es nuestro orgullo. Sí, porque nuestro orgullo nos lleva a querer ordenar todo y al no lograrlo eso nos causa ansiedad. Por eso cuando la ansiedad toque tu puerta, y estés ansioso, trata de preguntarte si hay algún área en la que estés tratando de tener el control. La respuesta podría revelar lo que crees sobre ti y lo que crees sobre las cosas.

Debemos atacar de raíz nuestra ansiedad reconociendo que no somos Dios para controlarlo todo. El estar ansioso es un reflejo de querer controlar todo con nuestras fuerzas. Esto muestra nuestro desconocimiento del poder de Dios, su amor a nosotros, y obvio una falta de fe hacia lo firme de su mano para controlar todas las cosas.

Cuando estés ansioso, pregunta qué verdad sobre Dios has olvidado. Quizás olvidaste que él es tu proveedor, sanador, defensor etc . Humíllate, dejando todo en las manos de quien si puede arreglar todo, con eso atacarás de raíz tu orgullo y por consiguiente la ansiedad.

Al conocer que no somos capaces de controlar todo y hacemos a un lado nuestro orgullo, eso nos alejará de la ansiedad y nos acercará a quien sí tiene el control.

2. Reconoce tus límites

“Bajo la poderosa mano de Dios”

Lo opuesto a la ansiedad es la tranquilidad de reconocer tus límites, y hasta donde puedes llegar en la vida. Aunque parezca inverosímil, entender nuestros límites nos traerá descanso y tranquilidad.

Fíjate, cuando pase algo difícil en tu vida, revisa si es algo que está dentro de tus responsabilidades y capacidades personales. Si la respuesta es “no”, quiere decir que es responsabilidad de alguien más. Así que no debes cargar con eso. Sabes, hay cientos de cosas así, circunstancias que suceden y sucederán, que no son de nuestra competencia y que en teoría no deberían de causarnos ansiedad.

Reconocer nuestros límites es definir nuestro círculo de responsabilidad y entender que hay alguien más poderoso y más grande que nosotros, quien sí está en control de todas las cosas y que tiene la capacidad de solventarlas. Así que no habrá mejor descanso y cura contra la ansiedad que la humildad de reconocer nuestras escaseces y nuestros límites.

3. Descárgate

“ Depositen en él toda ansiedad”

Descargarnos es reconocer que nosotros no somos el centro del universo. Hay alguien más poderoso, sabio y fuerte que nosotros y que está dispuesto a acompañarnos en nuestras dificultades.

Muchas veces cargamos de ansiedad por ser negligentes en nuestras responsabilidades. Pero en muchas ocasiones la preocupación viene de colgar sobre nuestros hombros cosas que no tenemos que cargar, y en nuestro afán de sentirnos héroes, las queremos resolver. Lo que es tu responsabilidad debes de empeñarte en enfrentarlas y así no estarás ansioso, pero en las que no son tu responsabilidad esas debes desterrarlas.

Muchas religiones y filosofías enseñan que Dios es un ser impersonal que está sentado en alguna nube pero que no quiere saber nada de su creación. Para el cristiano la historia es distinta. Dios es personal, lleno de la intención de enterarse lo que pasa con su creación. Siempre ha buscado tener una relación con nosotros. Y ese Dios es quien nos invita a descargar nuestras ansiedades, tristezas, necedades y más profundas necesidades.

Jesús muchas veces invitó a su audiencia a descansar en Él y depositar sus cargas sobre él. La Biblia enseña, en el libro de Isaías, que Él llevó nuestras cargas en la cruz. Fue en ese sacrificio del calvario en el que Cristo clavó también nuestra ansiedad, murió para librarnos de la ira de Dios pero también murió por nuestras angustias y miedos. Jesús lleva nuestras cargas, está con nosotros todos los días y, en Él, podemos combatir nuestras ansiedades.

Conclusión

Puedes depositar tranquilamente todas tus cargas y ansiedades en Jesús, porque Él tiene cuidado de ti. Nadie mejor que el propio creador para arreglar nuestras fallas. ¡El Dios del universo tiene cuidado de nosotros!

Cuando te humillas bajo la mano poderosa y soberana de Él. Y recuerdas que Él está en control de cada detalle de tu día, encontrarás que tienes innumerables razones para que tu corazón esté en paz. Entonces, la próxima vez que experimentes la ansiedad, en lugar de ignorarla o hundirte en ella, trata de preguntarte a ti mismo: “¿Por qué tengo miedo? Si Dios está de mi lado. Todo está bajo Su control. ¡Él usará cualquier cosa que me esté sucediendo, o que me espere en el futuro, para el bienestar!”

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