Por qué hay conocer el desarrollo de videojuegos para criticar videojuegos

Alver Vonlenska
Indie Locus
Published in
5 min readJan 6, 2017

Ser alguien que juega a videojuegos, incluso ser alguien que juega mucho a videojuegos, no es lo mismo que saber de videojuegos y no convierte al jugador en un crítico de videojuegos.

Obviamente, como jugadores habituales adquirimos una cultura bastante amplia sobre los videojuegos y nos creamos una opinión fundamentada y unos gustos personales muy definidos. Pero la cualidad que adquirimos como usuario que usa videojuegos es la de jugador de videojuegos, no crítico.

Un jugador no tiene por qué saber ningún dato técnico, ni tiene que comprender cómo se hace un videojuego para jugarlo, por lo tanto, en muchas ocasiones sus juicios de valor se basarán más en el desconocimiento y los prejuicios que en valoraciones fundamentadas.

Sucede lo mismo en cualquier otro aspecto de la vida, ver películas no te convierte en crítico de cine, ir a museos no te convierte en crítico de arte y comer no te convierte en crítico gastronómico. Aún menos nos convierte en profesionales de cada medio; no te conviertes en cineasta, ni en artista, ni en cocinero respectivamente.

La validez de nuestras opiniones como jugadores deben de ser tenidas en cuenta por los profesionales obviamente, ya que somos nosotros como jugadores los receptores de sus creaciones. Si no se tienen en cuenta los gustos de los jugadores, los desarrolladores de videojuegos corren el riesgo de perder al público. Una obra sin su público pierde el sentido, ya que el objetivo de toda obra es ser disfrutada por la gente a la que va destinada, si no hay un receptor, la obra está incompleta, desaparece en la nada, muere. Además, si este público no es lo suficientemente amplio (o de suficiente poder adquisitivo) el creador no podrá sacar un beneficio económico a sus creaciones.

Como ya he dicho, el usuario basa sus opiniones en sus gustos personales, en sus filias y en sus fobias. Por lo tanto, su opinión como individuo crítico depende exclusivamente de sus propias valoraciones personales y sesgadas, no del conocimiento sobre el medio.

Por desgracia, internet es el caldo de cultivo perfecto para todo aquel que desee dar opiniones fundamentadas únicamente en sus propios gustos personales, dárselas de poseedor de verdades absolutas y que un público concreto, afín a sus propias ideas, le siga fielmente, dándole alas y creyéndose sus propias manipulaciones. Los vemos cada día en redes sociales, en blogs, en youtube…

Cuando no entendemos el medio, caemos en el fanatismo y la desinformación. Si la desinformación es tenida en cuenta, incluso más que los medios, tenemos un serio problema.

Este mal no es ajeno incluso a ciertos medios tradicionales y podemos ver a periodistas supuestamente profesionales difundiendo sus propias opiniones personales como información falsamente veraz, falsamente neutra y falsamente contrastada. No es algo exclusivo de la prensa de videojuegos, no hay más que echar un vistazo a las secciones de política y deportes de muchos medios generalistas. Seguro que casi todos podremos nombrar a algunos de estos individuos que son ejemplos de mala prensa, que basan sus valoraciones en su propios gustos personales.

Hace poco leí un artículo que afirmaba que aquellos que dicen las cosas con seguridad, aunque sean mentira, dan una sensación de mayor confianza que aquellos que, aunque vayan con la verdad por delante, dudan de lo que dicen. Además, esto suele favorecer precisamente a los individuos con menos conocimientos y por lo tanto, aquellos que más tienden a equivocarse en sus afirmaciones, ya que la inteligencia suele ir unida a la autocrítica y a dudar de todo. Mientras que el ignorante suele ser más seguro en sus afirmaciones, el inteligente duda hasta de lo que sabe con certeza, por lo que tendemos a confiar más en el ignorante ¡Qué extraño es a veces el funcionamiento de la mente humana!

El ignorante (arriba uno) que impone su opinión es tenido como un héroe, mientras que aquel que habla con conocimiento de causa es tenido como un pedante.

Internet es un espacio público en el que todos pueden expresar sus opiniones libremente y los ignorantes y mentirosos seguros de sí mismos, tienen la tribuna perfecta para dominar el mundo con sus manipulaciones… y lo están consiguiendo.

Volviendo al tema que nos ocupa. Como consumidores tan solo adquirimos capacidad crítica desde nuestro punto de vista de usuarios, de individuos con gustos y fobias y por lo tanto nuestra capacidad crítica está extremadamente parcializada y sesgada. Así que , como consecuencia, este tipo de formación de usuario no nos habilita para la crítica de tipo divulgativa. Podemos opinar sobre un tema, claro está, pero con humildad y dejando claro que se trata de nuestro punto de vista personal.

Por lo tanto, para hacer crítica de videojuegos, como sucede en cualquier otro campo de estudio, hay que profundizar en el conocimiento de los videojuegos más allá de lo que podemos conseguir jugando a videojuegos o incluso leyendo prensa de videojuegos. Hay que estudiar e investigar, pasar de ser usuarios a profesionales.

Lo más obvio y necesario para ser críticos de videojuegos, es adquirir una base de conocimiento técnico sobre los términos necesarios para el análisis de un videojuego. Debemos poseer además pensamiento crítico: olvidar nuestros gustos y opiniones, alejarnos de los prejuicios y juzgar cada aspecto del videojuego por lo que es en sí mismo, por sus propios valores, con sus virtudes y defectos.

Un crítico de videojuegos no tiene por qué conocer todos los detalles que supone el desarrollo de un videojuego, al fin y al cabo él no va a hacer videojuegos. Pero el conocimiento amplio de cómo funciona el proceso de la creación de un videojuego, desde los primeros diseños hasta la fase de distribución, le ayudará a tener una opinión mucho más contextualizada y por lo tanto disponer de un mayor número de datos y herramientas sobre los que trabajar.

El desconocimiento puede llevarnos a dar datos incorrectos o poco precisos. Por lo tanto, al igual que un crítico de arte no sólo debe saber el nombre de las técnicas, sino también entender cómo funcionan para valorar una obra de arte en su justa medida (sin que ello implique que deba saber aplicarlas), un crítico de videojuegos no sólo debe conocer las técnicas, sino también entender cómo funcionan para valorar un videojuego en su justa medida (sin que ello implique que deba saber cómo manejarlas o aplicarlas).

El crítico o divulgador no sólo se encarga de analizar los productos e ideas ya consolidados, sino que su labor también es hacer públicas aquellas nuevas corrientes creativas dentro del mundo del desarrollo. Si un crítico se encuentra desconectado de la realidad del desarrollo de videojuegos, lo más seguro es que tenga conocimientos desfasados, creando un lenguaje anquilosado y anticuado, ignorante de cómo funciona realmente la industria en ese momento. Así pasó por ejemplo con el fenómeno indie o los e-sports, que pillaron desprevenidos a muchos periodistas y medios, que no supieron ver lo que se les venía encima. El buen crítico siempre está informado y a la vanguardia, sólo así se podrá aportar una información veraz y contrastada.

En conclusión, si pretendemos informar, primero debemos saber de qué estamos hablando y para ello es necesario entender cómo funciona el desarrollo de videojuegos y estar permanentemente informados.

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