Gestión por competencias
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2 min readMar 10, 2024
Para que una persona muestre las competencias incluidas en los perfiles requeridos (por su trabajo o por las situaciones personales que afronta), es necesaria la presencia y conjunción de los siguientes elementos (Spencer y Spencer, 1993):
Según Spencer y Spencer (1993), para que una persona pueda mostrar las competencias incluidas en los perfiles requeridos, es necesaria la presencia y conjunción de los siguientes elementos:
- Saber: Conocimientos técnicos y sociales relacionados con la competencia.
- Saber hacer: Habilidades técnicas, sociales y cognitivas para aplicar los conocimientos.
- Saber estar: Actitudes que se ajustan al entorno organizacional y social.
- Querer hacer: Motivación interna y externa para realizar los comportamientos competentes.
- Poder hacer: Capacidad personal y aptitudes que influyen en la facilidad para demostrar la competencia en diferentes situaciones.
En realidad, todo lo señalado anteriormente puede resumirse agrupando las competencias en cuatro áreas diferenciadas que tienen que ver con:
- Conocimiento: Comprende el conjunto de conocimientos técnicos y sociales relevantes para la competencia.
- Habilidades: Incluye las capacidades técnicas, sociales y cognitivas necesarias para aplicar el conocimiento en la práctica.
- Actitudes: Refiere a las disposiciones y actitudes que se adaptan al entorno organizacional y social, influyendo en el comportamiento competente.
- Motivación: Engloba los factores internos y externos que impulsan a la persona a desear y esforzarse por realizar los comportamientos propios de la competencia.
Según Martha Alles (2015), las competencias que garantizan el éxito se dividen en tres tipos:
- Conocimientos: Provenientes de la aplicación de técnicas específicas, adquiridos a través de la educación formal o la capacitación especializada.
- Habilidades: Obtienen mediante la experiencia y el entrenamiento, permiten aplicar los conocimientos de manera efectiva en situaciones prácticas.
- Cualidades: Algunas están relacionadas con características y rasgos personales que son más difíciles de adquirir y modificar en el corto plazo, como la actitud, la empatía o la resiliencia.
