COVID-19: Aterrizaje de emergencia en la innovación
Estás en un vuelo que despegó con algo de retraso, nada del otro mundo considerando que sabes que esto es común en los aeropuertos de la región. Inicia el despegue, intercambias un par de palabras con tu compañero de sitio, te pones cómodo para ver una película, lo de siempre. Todo marcha bien hasta que sientes una ligera turbulencia, que progresivamente se convierte en una suerte de terremoto en el aire, seguida del anuncio del capitán: “A partir de mañana, aislamiento temporal y cierre de fronteras”.
Es más o menos así que una noche de marzo de 2020 comienza nuestro aterrizaje de emergencia hacia esa pista vital para mantenernos a salvo: la innovación.
El día de hoy, a puertas de empezar la quinta semana de aislamiento y siendo más conscientes de los efectos de la pandemia mundial que azota más de 200 países del mundo, la idea de subirnos a un avión es una bonita memoria que no sabemos cuándo volveremos a vivir. La constante incertidumbre y cambio nos recuerda que nada volverá a ser igual, pues incluso cuando pueda volver a serlo, ya estaremos acostumbrados a nuevos hábitos: todo indica que serán hábitos más saludables para la humanidad y el medio ambiente, muchos entusiastas de la innovación social declaramos sin duda que es la única opción.
Nos encontramos viviendo una experiencia que no hemos vivido antes y eso nos lleva a encarar emociones extrañas, además de duelos: cancelar planes como vacaciones es un pequeño duelo de muchos; tres amigos han tenido que cancelar sus bodas, duelo y estrés. En mi caso, dejar de recibir la visita de mi familia para celebrar el cumpleaños de mi sobrino es mi pequeño sentido duelo. Agrego a esta lista -y ya en un tenor más serio- la angustia de tener un familiar o un amigo diagnosticado con COVID 19, el miedo de perder a alguien, o el hecho de que efectivamente esto ocurra.
Me animé a escribir con el fin de comunicar y compartir hallazgos acerca de innovación, emprendimiento y tecnología que nos ayudará a atravesar este periodo; pero también escribiré acerca personas, cultura y aprendizaje, porque sin ellos, la innovación es solo una idea sin voz y mínimas posibilidades de acción. Es por eso que considero importante empezar poniendo esta carta sobre la mesa: somos humanos atravesando una crisis, nadie tiene respuestas exactas y surge un poco de miedo. Animémonos, exploremos juntos, colaboremos: en este periodo, es la mejor forma de lograr resultados. Y curiosamente, esa también es la mejor forma para innovar.
Regresando a temas más “terrenales”, pensemos en los efectos de la pandemia alrededor del mundo de los negocios, los otros duelos: despidos, negocios en riesgo, inversiones congeladas, cambio abrupto de hábitos de consumo, tendencias inciertas, entre otros. Si bien el Estado ha puesto en marcha una serie de políticas que buscan ayudar a sobrellevar nuestra economía en las circunstancias actuales, el sector privado también lanza propuestas destacables.
En este espacio analizaré en particular iniciativas de los diversos participantes del ecosistema emprendedor, agentes de innovación que se van haciendo un sitio especial en este capítulo de la historia a través del aporte de ideas y acciones disruptivas para superar esta crisis.
Llevo casi 10 años en el mundo del emprendimiento, apenas un par entre emprendimientos digitales y startups, pero puedo decirles que cuando superemos el COVID 19 todos nos convertiremos en “startuperos”: seremos un colectivo que maneja situaciones de incertidumbre con ayuda de la tecnología, en un camino constante de exploración y aprendizaje, con el propósito de solucionar un problema y escalar nuestra solución para bien de la mayor cantidad de personas posibles.
Por otro lado, tenemos la responsabilidad de extender estas soluciones y herramientas de desarrollo a personas que aún no cuentan con acceso a ellas. Vivimos en un entorno de marcadas brechas, y si queremos dominar esta coyuntura para crecer como sociedad, tenemos que pensar en justicia e igualdad: no repitamos las prácticas individualistas del pasado, no permitamos que nadie se quede atrás.
Bueno, es hora de desabrochar el cinturón de seguridad, bajar con cuidado y explorar esta nueva ruta con nuestros compañeros de vuelo. ¿Listos?
