Enthusiasmus

No es una simple palabra

Joe Álvarez
Inquebrantablemente Roto
7 min readMay 2, 2020

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Creo que todos alguna vez hemos escuchado el refrán “Una imagen vale más que mil palabras”, es impresionante que este refrán que tiene sus variantes en la mayoría de idiomas y aún dentro del español hay algunas de ellas no cambian su moraleja: no importan las palabras, importan las acciones o los hechos. Estoy en completo desacuerdo con esta afirmación y de paso, con el refrán.

Las palabras tienen un poder enorme en nuestras vidas, al final son ellas las que inexplicablemente nos separan del resto de seres vivos. El sistema de comunicación del ser humano es increíble, complejo y magnífico, no se puede explicar biológicamente su función en los procesos evolutivos y tampoco por qué otros seres vivos que cuentan con el mismo aparato fonador que nosotros no lo poseen. Mi posición al respecto es simple: el Dios que me creó me dio la capacidad de nombrar las cosas, es su regalo para mi vida y al mismo tiempo me permite acercarme al él. Podría hablar mucho más al respecto del tema pero no es el fin al que quiero llegar con este artículo.

Me considero una persona muy introspectiva (si se puede decir así), siempre he encontrado una fascinación por estar analizando mis motivaciones, anhelos, deseos, metas, emociones, pensamientos, en fin cualquier cosa que pueda analizar. En el pasado me sentía raro y extraño por esto, incluso muchas veces me avergonzaba de ello y sé que mucho tiene que ver con como en su momento me veían mis amigos y las personas que tenía alrededor. Ahora, dejé esos prejuicios y acepté esa cualidad que me parece es parte de quien soy y aprender a disfrutarla ha sido un camino largo y emocionante.

Pero, por qué cuento todo esto, bueno, me fascinan los cambios, me ayudan a que al voltear atrás pueda ver más fácilmente los avances que he tenido en mi vida y pueda observar una mejor versión de mí mismo en la actualidad. No sé cómo será mi futuro pero sin duda alguna quiero que sea mil veces mejor que mi presente. Los cambios para mí representan un avance, un paso para descubrir algo nuevo, una mejora, un nuevo proceso. Pero de cualquier manera siempre que hago algún cambio en mí me gusta hacer algo representativo que me recuerden el propósito detrás de lo que hice, lo que estoy haciendo o lo que voy a hacer.

Estos cambios muchas veces han sido cambios radicales, como hacerme un tatuaje para recordar el cierre de un largo y duro proceso en mi vida. A veces simplemente es un cambio de corte de cabello para sacarme de mi zona de confort y motivarme a hacer algo en alguno de todos los aspectos de mi vida. O uno que creo nadie conoce, fue cambiar el color del bolígrafo con el que escribo. Suena tonto lo sé, siempre fui de bolígrafo azul y cuando en mi corazón surgió la idea de iniciar con este blog y cuando al fin lo hice; cambié de bolígrafo azul a negro, me costó acostumbrarme y al principio veía todo raro, pero me recuerda que tengo que escribir para impactar a otros y no hacerlo solo para mí, no importa si estoy en la universidad tomando apuntes o haciendo un examen, cada palabra escrita trae a mí memoria que tengo un blog y tengo que escribir en él.

Pero, que tiene que ver todo esto con el título de este artículo y porqué conté todo esto, bueno, es sencillo en realidad. Los cambios son importantes para mí, creo que cada día puedo mejorar en algún aspecto y parte de ello es mi fascinación por analizar lo que hago y al mismo tiempo mi gran admiración por las palabras.

Para los hebreos, las palabras no eran simplemente palabras, cada una de ellas tenía un peso y por esto vemos que en la Biblia los lugares y las personas siempre llevan nombres que representan quiénes era, la situación en la que nacieron, lo que sucedió en ese lugar, etc. Incluso es muy común ver cómo cambiaban el uso de las palabras o de los nombres, por ejemplo; Dios cambió el nombre de Abram a Abraham, el de Jacob a Israel, Saulo cambió su nombre a Pablo y todo esto tiene un gran significado detrás.

La Biblia me enseña que he sido llamado a ser un Agente de Cambio, un catalizador social, un santo.

Al final, las enseñanzas de Jesús me impulsan y guían a ser como él, un radical. Para Jesús, ser santo tenía que ver con transformar la sociedad con mi manera de vivir.

La santidad poco tiene que ver con una lista de cosas prohibidas y mucho tiene que ver con romper los esquemas sociales.

Por mi mente las últimas semanas ha estado resonando una palabra que no puedo ignorar y de cierta manera quiero ser vulnerable con ustedes, abrir mi corazón y que vean un poco detrás de mi cosmovisión.

Entusiasmo, es una palabra mágica sin duda alguna y su peso está muy lejos del uso que hoy le damos. La definición de Diccionario de la palabra es “sentimiento intenso de exaltación del ánimo producido por la admiración apasionada de alguien o algo, que se manifiesta en la manera de hablar o de actuar”. El secreto está en el final: se manifiesta en la manera de hablar o de actuar.

Ahora vas a entender un poco el rompecabezas que coloqué sobre la mesa, mi fascinación por las palabras y lo que creo de ellas es que realmente tienen un peso inimaginable, en ellas se denota plenamente lo que hay en nuestro corazón y la manera en la que yo hablo marca mi cancha de juego y mi estilo de vida. Jesús me enseña a ser radical, a ser santo y para ello necesito cambiar muchas cosas en mí, y lo primero que quiero que hagamos juntos es empezar una comunidad que habla con propósito. Que haga las cosas con entusiasmo.

El entusiasmo en realidad no es un sentimiento intenso de exaltación o de admiración por algo o alguien, el origen de esta palabra está en el griego.

La palabra griega «ἐνθουσιασμός» o (enthousiasmós) tiene su origen en la frase “en-theós”, literalmente “en dios”, cuando los griegos utilizaban la palabra entusiasmo hablaban de tener un dios dentro de sí. La persona entusiasmada era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios, capaz de hacer que ocurrieran las cosas.

Ellos no hacían referencia a un sentimiento sino a una motivación indescriptible que llegaba a ser su motor de comportamiento.

En la historia de la Grecia antigua se decía que una persona entusiasta era tomada por un dios y guiada por la sabiduría que éste poseía y su fuerza. Es por esto que la persona podía cambiar toda la naturaleza que lo rodeaba y hacer que le pasaran cosas buenas.

Solo las personas consideradas entusiastas, por los griegos, eran capaces de enfrentar y vencer cada desafío que se les presentara en su vida y así poder resolverlos de la mejor manera posible.

Ser entusiasta era tan valorado en la cultura que se hablaba de estas personas como las únicas que podían avanzar en su vida, debido a su capacidad de resolver una situación y continuar con otra.

Así, cuando el Imperio Romano conquistó a los griegos, sus palabras, costumbres e incluso aspectos de su filosofía fueron siendo absorbidos por la cultura romana, su lengua el Latín, no pudo pasar por alto esta magnífica palabra y la adoptó, siendo “Enthusiasmus” y de allí surgió nuestra palabra entusiasmo.

Ahora podés entender porqué para mí es inaceptable considerar el entusiasmo como un estado de ánimo simplemente, para mí hay una gran diferencia entre estar entusiasmado y estar contento. Estar entusiasmado significa que la fuerza y la sabiduría de mi Dios me acompañan y me hacen capaz de enfrentar cada desafío que se presente en mi vida reflejando de manera visible que mí Dios me acompaña.

No puedo pensar en que alguien sea entusiasta y no se note, eso es simplemente inconcebible, cuando actúas guiado y lleno del poder de Dios, créeme se nota.

Jesús me llamó a vivir y hacer cada cosa con entusiasmo

Ser santo, para mí tiene todo que ver con esta palabra, enthusiasmus, que traducido en mi cosmovisión sería: “Vivir y actuar con la fuerza, conocimiento y sabiduría que el Espíritu Santo me da cada día” en toda situación. Yo anhelo que las personas en situaciones adversas o simplemente en la vida cotidiana me pregunten ¿por qué hay tanto entusiasmo en vos? Y yo pueda responder claramente el por qué.

Sólo como dato curioso, muchos psicólogos y médicos han llegado a afirmar que la falta de entusiasmo en una persona llega a causar depresión, estrés, ansiedad, entre otros; es fatal saber que el alma del hombre muere cuando no hay un Espíritu que le vivifique.

Nunca es tarde para vos, para decidir vivir entusiasmado, para iluminar los días grises de las personas que están a tu alrededor, para cambiar los gritos por bondad y compasión. Para llenar tu ambiente de humildad, paciencia y tolerancia, al final eso tiene todo que ver con ser santos.

Y sólo para terminar, quiero dejarte una de las preguntas que más me he hecho las últimas semanas,

¿Realmente vives con entusiasmo?

¡Gracias por leer el artículo!

De corazón te pido que si ha sido de ayuda para vos, no dudés en compartirlo con tus amigos y familia; y por qué no contarme a mí qué te pareció.

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Joe Álvarez
Inquebrantablemente Roto

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