Infectados

Y propagando…

Joe Álvarez
Inquebrantablemente Roto
6 min readMay 30, 2020

--

Photo by David Matos on Unsplash

No quería hablar de esto, me resistí a hacerlo todo lo posible ya que todos hablan de lo mismo: COVID-19. Todos esperan las noticias día a día para ver la cantidad de casos nuevos y saber cómo va a ser nuestra vida al día siguiente. Hablo con amigos de otros países y el reporte es el mismo, cómo está la cuarentena, cómo está la situación social y las restricciones y hablamos de la esperanza de un mañana sin el virus en el aire.

Pero, hoy quiero hablar con ustedes de aquello que he aprendido en estos últimos 21 días. Algo de lo que he hablado en mi cuarto, con la puerta cerrada, una taza de café, un poco de música de fondo, una Biblia y una libreta.

Ante todo esto, desde mi ventana veo día tras día como hay muchas personas que salen a la calle. Algunas mañana tras mañana salen a hacer ejercicio, otras a hacer compras, unas usan cubrebocas y guantes, otras ninguna de las dos. Pero lo que más me llamó la atención fue ver en la calle a muchas personas con cubrebcoas pero siendo mal utilizados, no cubrían su boca con ella y simplemente lo usaban como un accesorio más.

Sí, me subí al autobús y busqué un lugar entre los últimos campos (como usualmente lo hago) y allí estaban, muchas personas con los cubrebocas mal colocados.

Debo confesar que mi cerebro simplemente se disparó a juzgarlos, y en mis conversaciones conmigo mismo mientras les atribuía la culpa de la situación de todo lo que estaba pasando me interrumpió. Sí, un profundo amigo solo me dijo: ¿acaso no te ves a vos mismo?

En nuestra conversación me recordó que muchas veces yo he simplemente tenido un “cubrebocas” de accesorio, que aunque funciona como un filtro no lo he querido aplicar para cuidar mi vida. Que simplemente lo muestro pero con poca utilidad o tan mal empleado que ha perdido su función.

Por otra parte, leía un artículo sobre infecciones específicamente sobre Neurocisticercosis (un nombre complicado y raro) y sí en el artículo se hablaba de gusanos. Gusanos que llegan al cerebro, pequeños y diminutos van haciendo de él su hogar. Generalmente la persona no se da cuenta, pero ellos están ahí. Yo también empecé a rascarme la cabeza como loco y a sentir que algo tenía adentro de mi cerebro y fue allí cuando mi amigo volvió a interrumpir en mis pensamientos: ¿qué tal si tenés gusanos no en tu cerebro sino en tu mente y corazón?

Leyendo más a fondo me di cuenta que la trasmisión de la infección se da de manera directa, alguien con la infección tiene contacto con un huésped nuevo, y por mala higiene de ambos los gusanos tienen nuevo hogar. O bien, consumir algún producto que tenga los huevos diminutos de la larva.

A qué va todo esto, a mi respuesta ante las preguntas que estuvieron tan presentes los últimos días. En primer lugar la de los gusanos, sí esos que se meten en tu mente, se alimentan de ella, te quitan la energía, te roban la paz y al final por una mala higiene de nuestra parte hacemos huésped a alguien más.

Los gusanos son esos pensamientos que silenciosamente te comen, toman tu mente en cualquier momento del día y no podés sacarlos de ahí tan fácilmente

Creo que a todos nos ha pasado que de alguna manera una canción se nos queda “pegada” y andamos repitiéndola día y noche, en clases o con amigos, y en el momento en el que menos lo esperamos ella toma el estrellato de nuestra mente y simplemente no nos damos cuenta hasta que la estamos cantando.

Así son los gusanos de la mente. Solo que estos son pensamientos negativos, odio, amargura, ansiedad, pensamientos depresivos, apatía, menosprecio hacia nosotros o hacia alguien más. Son tan silenciosos pero tan poderosos que no te das cuenta de que te están comiendo por dentro hasta que llegas un día, te ves frente al espejo y te decís algo que ni tu peor enemigo te diría o llegas en cualquier momento a la vida de otra persona a causar el mismo efecto que una bomba atómica: a estallar en él y provocar un desastre sin precedentes.

Consumen tu energía lenta y progresivamente hasta que ya no tenés ganas de vivirla, yo lo experienté, lo viví. En muchas ocasiones al iniciar el día me doy cuenta de que tengo mi mente infestada y todo por descuido. En otros momentos todo está excelente y por voluntad propia dejo que el enojo, los celos o la apatía tomen dominio de mí.

Sutiles pero letales, así son.

Dios ha exhalado Palabras de Vida, y personalmente he decidido establecer mi Modus Operandi alrededor de ella. Sí, soy cristiano, seguidor de Jesús y sus enseñanzas.

Y aunque suene extraño ese es mi cubrebocas: mi Modus Operandi, me ayuda a filtrar lo que entra y lo que sale. Solo que muchas veces no lo he utilizado bien, hay quienes dicen que es imposible utilizar mal un cubrebocas ya que es demasiado obvio saber cómo funciona y no es tan complejo de colocar. Bueno, eso pasa con el cristianismo y con las enseñanzas de Jesús.

Muchas veces me he visto tomándolas y aplicándolas mal, tergiversando sus palabras o utilizándolas para señalar a otros sin aprovecharlas para verme a mí, como si estuviese desnudo frente a un espejo. Me duele saber que en muchas ocasiones yo he sido partícipe de propagar un virus que contamine a otros o peor aún de llevar gusanos a la mente de otros.

Pido perdón públicamente por ello, por cada palabra que he dicho sin amor. Cada herida intencional que provoqué cuando estaba enojado o molesto, cuando no cuidé mis actitudes y deseos egoístas y no ayudé al prójimo “porque yo estaba bien”, por cada vez que ignoré la necesidad de alguien más.

Son gusanos que estaban al control de mi vida, estoy en tratamiento y mi medicación es diaria y noté que cuando no tengo mi dosis, ese día ellos toman el control.

La dosis para cuando me doy cuenta de que estoy divagando en pensamientos que no debería permitir es la siguiente,

Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.

Filipenses 4:8

Mi mente continúa, y yo firmemente me repito una y otra vez: todo lo verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello, todo lo admirable… e inicio de nuevo.

Por favor te pido, como parte de esta comunidad. No ser parte de esparcir este virus, uno lejos de lo que Jesús enseña: amar. Y si te es difícil como a mí, día tras día el me enseña como mejorar.

No soy perfecto, estoy muy lejos de serlo. Pero parte de lo que quiero plasmar el día de hoy es el de que nos retemos cada día a no permitir que estos gusanos hagan de nuestra mente su hogar o de llevarlos a la vida de otros. Hay que combatirlos día tras día.

Algo que he intentado implementar los últimos días es el suplantar cada pensamiento que no calce dentro de la definición de verdadero, honorable, justo, puro, bello o admirable; por aquellos que sí lo hagan, pido ayuda la mayoría de las veces porque mi humanidad, mis sentimientos o pensamientos nublan mi panorama, pero tengo grandes amigos que me han ayudado a ser más consciente de esto, el mejor de todos siempre está conmigo.

Y me recuerda constantemente que,

El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso.
¿Quién realmente sabe qué tan malo es?

Jeremías 17:9

No quería despedirme sin antes dejarte una joya por acá, una que me rescata en mis peores momentos.

Cuando mi mente se llenó de dudas, tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.

Salmo 94:19

¡Gracias por leer el artículo!

De corazón te pido que si ha sido de ayuda para vos, no dudés en compartirlo con tus amigos y familia. Solo comparto con ustedes mi búsqueda y aventura en esto llamada vida. Sí querés ser parte, acá estaremos.

--

--

Joe Álvarez
Inquebrantablemente Roto

Me pueden seguir en Twitter @joh_alvarez y Instagram @joe.alvarez22