El camino

El camino no lo decides tú ni yo. No está trazado ni hay que seguirlo. Y a veces nunca llegamos al lugar donde pensabamos que teníamos todo seguro. Hay que irlo creando, un paso a la vez de la mano de Dios. Soy ingenua, inteligente y capaz. Planeo todo. Hasta hace un mes, todo lo que había planeado en mis 26 años de vida había salido de acuerdo “al plan” (mi plan y al parecer al de Dios también).

Desde que tengo memoria he escrito un diario. Mi salvavidas de liberación y planeación. Suelo trazar mis planes por semestres en lapsos de cinco años. Estudiar en Europa (check). Estudiar en la UNAM (check). Vivir sola (check). Escribir una tesis (check). Aplicar a dos maestrías (check). Ser aceptada en Tratamiento de aguas en Suecia (check).Ser aceptada en una maestría en informática en Ámsterdam siendo química (check).

El ser aceptada en esta última, me sorprendió tanto, las cosas fluyeron tan fácil, que cuando tuve que seleccionar con que maestría iba a aplicar a la beca, creí que el camino era por ahí. Mi corazón decía tratamiento de agua. México decía Bioinformática.Todo va perfectamente: cartas de recomendación de investigadores destacados, una carta invitación de mi universidad para trabajar al terminar la maestría, experiencia en investigación, artículos publicados..

Es justo cuando tienes todas las respuestas, que cambian todas las preguntas

Agradecí el poder aprovechar el tiempo para hacer cosas que me gustan, visitar viejos amigos y transitar vías conocidas. Cantar con los pajáros en la mañana, bailar en las noches. Y tener un tiempo para mí y los míos después de 7 años fuera de casa.

Ya decidí dejar de planear, y solo caminar de la mano de Dios. Aplicar a todo igual ya entendí que esa no es mi ocupación, sino la de Dios. Y sino es por ahí no va a pasar, y si sí ya está por llegar.

La clave para seguir adelante en tiempos difíciles es aprender a adaptarse, y confiar que lo mejor está por venir.

Haz tu parte y lo demás dejalo en manos de Dios.