Los operativos anti-alcohol en las calles

Desde hace algunas semanas regresaron los llamados operativos anti-alcohol en las calles.

Si tomamos como base las estadísticas que existen en cuanto a correlación entre cantidad de accidentes que ocurren a partir de que los implementaron, no hay punto de discusión: sí han reducido drásticamente los índices de accidentes.

Sin embargo, a partir de marzo de este año 2020 vivimos una situación diferente: el COVID19. Este virus ha agregado un factor fundamental: la posibilidad de contagios durante los operativos.

El instrumento en el que se basa la autoridad para medir en un inicio el posible nivel de alcohol no autorizado en un conductor, es un aparato que utiliza el aliento de la persona que va manejando. Se debe soplar en ese aparato, para medir en primera instancia si hay probabilidad de que el conductor esté alcoholizado a un nivel peligroso para él y los demás.

En este procedimiento, también es innegable que se está poniendo en riesgo a la autoridad, a los policías que hacen esta medición. Además, también se pone en riesgo a los siguientes automovilistas, ya que deben realizar el mismo procedimiento donde unos cuantos segundos antes, otra persona ya sopló.

Creo que la autoridad debe analizar si es el procedimiento adecuado, o inclusive, si se deberían suspender por un tiempo estos operativos. Parece una contradicción que mientras se suspenden las caravanas de autos para festejar a alguien que cumple años, ante la necesidad de no hacer reuniones de gente, al mismo tiempo se esté haciendo una actividad que por su mecánica tiene un nivel de riesgo considerable para contagiarse del virus.

Por lo pronto, tenemos que sujetarnos a lo que disponga la autoridad, y tomar cada quien nuestras propias precauciones.