No sé cómo hacerle saber a mi mamá que la amo
Cuando las palabras o las acciones no son suficientes
Hoy me llamó un amigo a quién le llamaré “Z”, estaba llorando, su papá falleció hace un par de meses y ahora su mamá estaba en el hospital.
Su papá era su máximo, su consejero, quién le ponía orden a su vida y le ponía su “estate quieto” (básicamente siempre le resolvía los problemas), eran cómplices de vida.
Su mamá la sonsacadora, cuando era niño y no quería ir a la escuela su mamá siempre inventaba algo para justificarlo, era su manera de hacerle saber que lo quería, su afecto siempre lo demostró comprandole todo lo que quería, aunque para “Z” eso no era suficiente.
Los hermanos de “Z” eran mucho más grandes que él y durante su niñez su mamá decidió irse a trabajar y dejarlo al cuidado de su nana, así que “Z” después de la escuela pasaba mucho tiempo solo en su casa, eso para él fue como si su mamá lo hubiera abandonado, mientras que con el resto de sus hermanos su mamá estuvo ahí para cuidarlos, desde entonces él se mantenía lejano a su madre. Al llegar a la edad adulta “Z” siempre estaba con su mamá, la llevaba a todos lados, incluso la defendía de sus propios hermanos cuando ellos le hacían una mala cara o le respondían de mala gana.
“Z” decía: “quiero mucho a mi mamá y me duele cuando alguien la trata mal”, sin embargo nunca ha hecho sentir a su mamá ese amor.
La mamá de “Z” también piensa que él no la quiere lo suficiente, un día me dijo: “ desde niño él siempre se alejaba de mí, creo que nunca me ha querido”.
“Z” piensa en la muerte y en que no quisiera que su mamá muera sin decirle que la ama, pero lo más importante, que ella en verdad crea y sienta que su hijo la ama.
Después de esta charla me quedé analizando dos cosas:
La importancia que tiene sanar el vínculo con los padres y sanar dolores que se arrastran desde la niñez.
La importancia que tiene no solo decir con palabras y demostrar con hechos lo que sientes, también asegurarte que la otra persona haya recibido correctamente el mensaje.
Recordé el episodio 137 de Dementes con Diego Barrazas donde Guillermo Arriaga menciona que, de lo que se arrepiente es no haberle dicho a su abuela paterna cuánto la quería, aunque se lo dijo a su manera nunca lo verbalizó.
