Posibles escenarios a ser observados en la sociedad internacional post Covid — 19

Federico Rabino
Instituto Fernando de la Mora
18 min readJun 25, 2021

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1. Introducción. 2. La sociedad internacional. 3. Características de la sociedad internacional. 4. Consecuencias de las medidas adoptadas por los gobiernos en torno a la pandemia del coronavirus. 5. Conclusión. 6. Bibliografía

1. Introducción

Desde el momento en que fue concebida, la sociedad internacional ha venido sufriendo transformaciones en su seno, dada la dinámica del ámbito internacional, característica propia de las relaciones internacionales. Es así que, según Celestino del Arenal (2002) la misma queda establecida formalmente en el año 1648 con la Paz de Westfalia, hecho que pone fin al conflicto conocido como la guerra de los treinta años. En aquel primer esbozo de sociedad internacional, el Estado fue básicamente el único actor de la misma.

Bajo esta perspectiva, a modo de contextualizar cuáles podrían ser los principales escenarios a ser establecidos en la sociedad internacional post covid19, resulta necesario ahondar en lo concerniente a la sociedad internacional como así también en su diferenciación con el término comunidad internacional, tan comúnmente utilizado por diferentes personalidades.

Este artículo se presenta como un análisis de tema que pretende ahondar en los conceptos de sociedad internacional, retomando las propuestas de diversos autores que se han constituido como referentes en el ámbito de las relaciones internacionales. De la misma forma, se pretenderá realizar una explicación teórica de las características propias de la sociedad internacional y cómo éstas influyen en la misma.

En el mismo tenor, se realizará una observación de las medidas que en general han tomado los distintos gobiernos en torno a la pandemia generada por el covid19 y se procederá al contraste con informaciones proveídas por el Banco Mundial.

Por último, se procederá a esbozar cuáles son los posibles escenarios a ser establecidos en la sociedad internacional post covid19. A primera vista, nuevamente vuelve a resurgir el viejo debate que dio origen a las relaciones internacionales, el cual se funda en las corrientes realista e idealista. Para este efecto, será necesario recurrir a los postulados realizados por la economía política internacional, la cual emerge de las relaciones internacionales para establecerse como una ciencia propia.

En el presente trabajo se busca, ante todo, dejar en evidencia qué tipo de acciones podrían beneficiar a los miembros de la sociedad internacional en general, por lo que no se pretende destacar argumentos de una u otra línea teórica. Para lograr este cometido, no solamente se analizarán los documentos mencionados anteriormente sino también lo que demuestra la evidencia empírica sobre los beneficios o déficit de uno u otro sistema.

2. La sociedad internacional

La definición en torno a la sociedad internacional ha sido abordada por una vasta variedad de autores, sin embargo según Calduch (1991) existen tres orientaciones principales. La primera, es aquella que considera imposible o inadecuado realizar una definición de lo que es o no la sociedad internacional (Calduch, 1991).

De igual manera, la segunda orientación se compone de teóricos que han detallado los rasgos o elementos característicos de la sociedad internacional, y la última sostiene la necesidad imperante de definir el término sociedad internacional con el propósito final de abordar “mejor el estudio de los fenómenos y relaciones que se desarrollan en su seno” (Calduch, 1991).

Asimismo, Calduch (1991) define a la sociedad internacional como “aquella sociedad global (macrosociedad) que comprende a los grupos con un poder social autónomo, en los que destacan los estados, que mantienen entre sí unas relaciones recíprocas, intensas, duraderas y desiguales sobre las que se asienta un cierto orden común”.

Por otra parte, para Barbé (1995) la definición de sociedad internacional parte de dos conceptos básicos, siendo la primera de ellas que la sociedad internacional es una sociedad mundial y que la misma está formada por Estados soberanos (pág. 95).

Tomando en consideración este último punto, Barbé (1995) hace mención que tal situación es producto de la dialéctica que se genera entre “la lógica de la dominación, existente en cualquier sociedad (Marx) y la lógica del contrato y de la autorregulación (Locke)” (pág. 99). Siguiendo con esta última lógica, son los miembros de la escuela inglesa de relaciones internacionales, específicamente Hedley Bull y Adam Watson quienes proponen que al hablar de sociedad internacional, es necesario referirse a:

Un grupo de Estados (o, de manera más general, a un grupo de comunidades políticas independientes) que no forman simplemente un sistema, en el sentido de que el comportamiento de uno es factor de cálculo necesario para los demás, sino que además han establecido, a través del diálogo y del consentimiento, reglas e instituciones comunes para organizar sus relaciones y han reconocido tener intereses comunes para mantener dichos acuerdos”. (Barbé, 1995, pág. 99)

Tomando en consideración la definición esgrimida, es posible observar en la actualidad como así también en tiempos pasados lo que mencionan ambos autores. Es decir, el establecimiento de reglas como el derecho internacional público o instituciones como la Sociedad de la Liga de las Naciones o la misma Organización de las Naciones Unidas que tienen como propósito la regulación de las relaciones entre los miembros de la sociedad internacional. Sin embargo, caracteriza que las mismas fueron establecidas espontáneamente por los representantes de los Estados y que no fueron impuestas a través de la coacción para su adopción y cumplimiento.

Ahora bien, para poder explicar más adelante cuáles podrían ser los escenarios a ser establecidos en la sociedad internacional post covid19 es menester aclarar que, a pesar de la generalización que existe en la utilización del término comunidad internacional en vez de sociedad internacional, la multiculturalidad inherente en la actual sociedad internacional tiene como resultado la imposibilidad de establecer las acciones que podrían tomar los Estados.

Si bien Barbé (1995) hace mención a que actualmente la sociedad mundial se encuentra integrada en lo que respecta a reglas e instituciones, la realidad es que en lo que respecta a los valores y a la moral, la misma se encuentra fragmentada. Es así que Huntington detallaba esta situación en su afamado libro El Choque de las Civilizaciones. Dicho autor menciona en su obra cuanto sigue “la cultura occidental ha permeado, a nivel superficial, el resto del mundo. Sin embargo, a un nivel más básico los conceptos occidentales difieren fundamentalmente de los que prevalecen en otras civilizaciones”.

Por ende, si bien ya se encuentra definido lo que respecta la sociedad internacional, es necesario mencionar la distinción entre comunidad y sociedad elaborada por Poch (1943). Es así que, el mencionado autor enumera las características y categorías distintivas entre ambos conceptos. En esta ocasión, se expondrán las mismas de forma resumida.

Para tal efecto, Poch (1943) diferencia cuanto sigue:

1. Mientras que la Comunidad es siempre una unidad natural y espontánea, la sociedad es una unidad en cierta manera artificial. En la comunidad, lógica y cronológicamente coincide la vida conjunta con la vida del individuo. En cambio, en la sociedad, aunque cronológicamente coincida el orto individual con el grupal, no se da exigencia lógica de vivir en conjunto. Entre los socios de la sociedad el vivir de cada uno precede lógicamente al convivir.

2. La comunidad es una manera de ser para el ente en ella incorporado, la sociedad es una manera de estar. Se es, y en este sentido se pertenece a la comunidad; se coloca, se adhiere uno, reflexiva y conscientemente, en la sociedad. Por el contrario, en la sociedad la calidad de miembro es inexistente, no dándose sino la de parte, pudiéndose siempre suponer, hipotéticamente, la secesión de una de las porciones del todo societario.

3. En la comunidad, su ontología es simétrica y orgánica; no hay suma de elementos, sino integración, y esto no ocurre en el ontos de la sociedad. Por eso la comunidad es simbólicamente monocefálica, mientras que el símbolo de la sociedad es la hidra.

4. En la axiología de la comunidad, pues toda forma social emprende la realización de valores, priman los valores unitivos; la belleza, la verdad, la justicia, la santidad; en una palabra, el Sumo Bien. Los valores que priman en la unidad Sociedad son, por el contrario, valores divergentes. Hay o existe una trasposición en la tabla jerárquica de los mismos, predominando no el bien, la belleza o la santidad, sino lo útil o lo agradable. Mientras aquellos se instrumentan por la virtus, éstos se actualizan a impulsos de la necessitas. De esta distinción en el modo de ser de la Comunidad y de la Sociedad respecto a los valores se deduce una diferencia en el cumplimiento de los fines, como acertadamente escribió Antonio de Luna, pues el cumplimiento de los fines en la Sociedad es paralelo, pudiendo coincidir o no en este paralelismo, nunca convergente, como sucede en el caso de la Comunidad.

5. Esta diferencia en la primacía de los valores respecto de ambas formas sociales es causa de que en la Comunidad prime lo ético sobre lo jurídico, en el formato ético — jurídico que toda organización social entraña; mientras que en la Sociedad es lo jurídico, bajo la predominante expresión de lo legal, la nota que domina. Y no es que la Comunidad pueda pasarse sin un orden legal, que esto a ninguna clase de organización humana le es permitido sino tan sólo que los motivos dominantes son éticos en un caso y legales en otro. (págs. 349–357)

Esta distinción realizada, en torno a los conceptos de sociedad y comunidad, fue considerada en su momento por Celestino del Arenal como “el primer intento, desde la Guerra Civil, de analizar la sociedad internacional en términos objetivos y científicos, no simplemente ideológicos” (Barbé, 1995, pág. 96). Es debido a ello, en donde radica la importancia de la terminología empleada.

Asimismo, teniendo en cuenta esta distinción es posible comprender lo que en párrafos anteriores se hacía mención, la imposibilidad de establecer las acciones que tomarán los jefes de Estado para paliar la problemática generada por el covid19. Esto, debido a las diferentes perspectivas y decisiones que han adoptado en torno a la pandemia, lo cual terminará generando desenlaces distintos.

3. Características actuales de la sociedad internacional

Si bien se hizo mención a que la primera sociedad internacional fue establecida en el año 1648 con la Paz de Westfalia, la misma contaba con una característica particular la cual estriba en que el Estado era considerado básicamente el actor exclusivo de la misma.

Esto es de vital importancia debido a que como menciona del Arenal (2002) fue la dimensión interestatal la que terminó definiendo la naturaleza, las estructuras y las dinámicas más significativas (pág. 22). De igual manera, del Arenal (2002) comenta que las características más resaltantes de esta sociedad internacional, desfasada en la actualidad, fueron las siguientes: el papel central y exclusivo que desempeñaban los Estados; por el carácter anárquico que era mitigado únicamente por el principio de equilibrio de poder; por su funcionamiento no democrático; y por su falta de consciencia en cuanto a los intereses y problemas comunes (pág. 23).

Cuando se hace mención al papel central y exclusivo que desempeñaban los Estados, se hace referencia a que los mismos se constituían como actores cuasi exclusivos de la sociedad internacional, los mismos eran guiados por sus intereses nacionales, detentaban el monopolio legítimo de la fuerza, crearon el derecho internacional, entre otros (del Arenal, 2002, pág. 23). Así también, por el carácter anárquico se puede comprender que se hace referencia a la falta de una autoridad central que determinase el rumbo de las relaciones interestatales.

Ahora bien del Arenal (2002) sostiene que el equilibrio de poder determinaba que cada Estado velaba por su propia seguridad (pág. 23). En cuanto a la tercera característica, se hace referencia a que la dirección de la sociedad internacional, siempre fue ejercida por las grandes potencias, en función de vuelta, de sus propios intereses. Y vinculado a lo anterior, se sitúa la ausencia de consciencia en torno a la existencia de unos intereses y problemas comunes que podían ser solucionados mediante la cooperación, la concertación y la integración (del Arenal, 2002, pág. 23).

Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, es posible señalar que las características propias de la sociedad internacional anterior a la actualmente establecida, se encontraba en correlación con los supuestos del realismo político, que comienzan con la visión hobbesiana de las relaciones internacionales. Según Celestino del Arenal “se trataba, en consecuencia, de una sociedad internacional profundamente deshumanizada, pues los individuos sólo se tomaban en consideración por su pertenencia a un Estado” (2002, pág. 24)

Ahora bien, en cuanto a las características actuales de la sociedad internacional, la misma cuenta con las siguientes peculiaridades: es anárquica, ordenada, heterogénea, compleja e interdependiente (Barbé, 1995, pág. 101). En tal sentido, la explicación correspondiente a la anarquía y al orden, aunque parezcan contradictorias, serán realizadas al final.

Como se mencionó anteriormente, la sociedad internacional establecida en los albores de las relaciones internacionales, era una en la cual los Estados se constituían como actores cuasi exclusivos de la misma. Con el devenir histórico, y los fenómenos que acontecieron en su seno, derivaron en el surgimiento de otros actores internacionales por lo que la sociedad pasó de ser homogénea a heterogénea.

A partir de los años setenta y ochenta, junto con las organizaciones internacionales y los Estados, a quienes podríamos señalar como actores clásicos de la sociedad, se presentan por ejemplo los grupos de presión, empresas transnacionales, ministerios o agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y gobiernos subestatales (Barbé, 1995, pág. 102).

La aparición de estos nuevos actores internacionales trajo consigo la diversificación en cuanto a los objetivos perseguidos por cada uno, lo cual termina originando la heterogeneidad mencionada.

Vinculado a lo anterior, se encuentra la interdependencia. Barbé (1995) hace mención que desde finales de la segunda guerra mundial, la aparición de nuevos actores y el proceso de reestructuración propia de la sociedad internacional, conllevó a un aumento de la interdependencia, la cual no se puede traducir en dependencia mutua (pág. 102). Sin embargo, las nuevas problemáticas, que se pueden traducir en nuevas dinámicas, que acaecen a la sociedad internacional pasan a ser percibidas como globales y no regionales, por lo que las decisiones deben ser adoptadas por la sociedad en su conjunto.

Por ejemplo, varias acciones se han llevado a cabo en torno a esto, entre ellas se pueden citar las distintas iniciativas que han sido diseñadas para contrarrestar las problemáticas ambientales, aunque las mismas no han arrojado resultados cuantiosos.

Para Celestino del Arenal (2002) la complejidad

“es producto, por una parte, de la propia heterogeneidad y desigualdad de los actores y del carácter interdependiente, multiforme y con frecuencia contradictorio de sus intereses, acciones y relaciones, así como de la naturaleza cerrada, mundial, global y multidimensional de la propia sociedad internacional, y por otra, de la tensión dialéctica entre el protagonismo individualista de los actores, sobre todo de los Estados, y la necesidad de un protagonismo de la propia sociedad internacional como tal” (pág. 51) .

De lo mencionado se puede deducir que, la complejidad es el resultado directo del aumento de los actores internacionales, generada por la evolución constante de la sociedad internacional junto con la interdependencia forjada en torno a las problemáticas que afectan a los mismos y que en algunas ocasiones pueden ser contradictorias a sus propios intereses como así también de la tensión que existe entre la búsqueda del protagonismo por parte de los actores estatales y la necesidad que tiene la sociedad internacional de contar con dicho protagonismo.

Por último, cabe analizar lo relacionado a la anarquía y al orden, que aunque parezcan contradictorias, las mismas se complementan. En este sentido, es menester comprender a la anarquía como la ausencia de una autoridad central que se encuentre sobre las unidades en cuestión (Barbé, 1995, pág. 103). Es decir, no existe en la actualidad una organización de carácter supranacional que determine el curso de las relaciones que los actores puedan forjar.

Con respecto al orden, como ya se mencionó anteriormente, existen elementos que lo establecen, entre los que se pueden destacar la diplomacia, el derecho internacional y el equilibrio de poder y es Hedley Bull quien en su obra “La sociedad anárquica” se centra en estos elementos (Barbé, 1995, pág. 103).

La problemática en torno a estas dos características puede ser establecida en relación a la concepción que se tenga del término anarquía, y es por esa razón por la que muchos podrían considerar a las mismas como un oxímoron. Es por ello, que Barbé (1995) sostiene:

“En la vida internacional hay tanto conflicto como cooperación; existe un sistema diplomático, un derecho internacional y unas instituciones internacionales que complican o modifican los efectos del a política de poder; e incluso hay reglas que limitan las guerras y que han tenido cierta influencia. Es imposible negar que existe un sistema de estados, y admitir la existencia de un sistema nos sitúa a medio camino de la sociedad; porque la sociedad es un número de individuos unidos en un sistema de relaciones con ciertos objetivos comunes.” (pág. 104)

De esta manera, quedan identificadas las características propias de la sociedad internacional actual, sin embargo luego de la incursión de esta pandemia que ha derivado en tomas de medidas sin precedentes, será necesario volver a analizar el escenario internacional para determinar si es que se produjeron o no cambios con relación a las mismas.

4. Consecuencias de las medidas adoptadas por los gobiernos en torno a la pandemia del coronavirus

Los gobiernos de los actores estatales que conforman la sociedad internacional se han visto frente a la incursión de la pandemia del coronavirus, originada en Wuhan, República Popular de China. A raíz de ello, la mayoría de ellos han tomado decisiones de corte draconianas con el fin último de contrarrestar el avance y propagación del virus en sus respectivos Estados. Sin embargo, dichas medidas no cuentan con un precedente en la historia cercana y las posibles consecuencias ya se encuentran siendo observadas de forma empírica.

En tal sentido, la Unión Europea realizó una hoja de ruta europea para el levantamiento de las medidas de confinamiento contra el coronavirus. En la misma, se puede vislumbrar las medidas restrictivas que han impuesto los diferentes Estados que forman parte de la misma.

En relación, básicamente todos los miembros han llevado a cabo las mismas restricciones, entre las que se puede mencionar la anulación de actos de ámbito nacional; cierre de escuelas, guarderías, centros de educación infantil y centros educativos; restricciones de movimientos a escala nacional; cierre de comercios no esenciales; restricciones de movimientos a escala internacional; y restricciones aéreas (Unión Europea, 2020). Asimismo, el documento hace mención que si bien la problemática afecta de manera distinta a los Estados miembros, las medidas para tengan un efecto positivo, deben ser tomadas de manera conjunta (Unión Europea, 2020).

De igual forma, las medidas adoptadas por los Estados que forman parte del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (2020) son prácticamente iguales a las adoptadas por sus pares europeos, difiriendo en el grado de intensidad de las denominadas cuarentenas obligatorias.

Teniendo en consideración lo mencionado, es menester analizar cuáles son las consecuencias proyectadas por los diferentes organismos internacionales.

Acorde con la Organización Internacional del Trabajo (2020) las repercusiones generadas por el covid19 tendrán un efecto adverso en el ámbito laboral, específicamente en tres aspectos fundamentales: la cantidad de empleo (tanto en materia de desempleo como de subempleo); la calidad del trabajo (con respecto a los salarios y el acceso a protección social); y los efectos en los grupos específicos más vulnerables frente a las consecuencias adversas en el mercado laboral (pág. 3). De la misma forma, la mencionada organización sostiene “se prevé que las pérdidas globales de ingresos por el trabajo oscilen entre 860 y 3.440 millones de dólares de Estados Unidos (Organización Internacional del Trabajo, 2020, pág. 5).

De igual manera, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, la tendencia es que el ingreso mundial se contraerá 3% durante el 2020, lo que tendrá como una de sus consecuencias inmediatas el aumento de la pobreza extrema, la cual sufrirá un aumento de 84 millones a 132 millones de personas, en donde aproximadamente la mitad son niños (Organización de las Naciones Unidas, 2020).

Sobre este último punto, la proyección realizada por la CEPAL para la región latinoamericana no es alentador, las consecuencias de las medidas adoptadas por los gobiernos para paliar la problemática del covid19, derivarán en el aumento de la pobreza de 186 a 231 millones de personas como así también en el aumento de la pobreza extrema de 68 a 96 millones de personas (Ocampo, 2020).

Por su parte, el Banco Mundial (2020) esboza cuanto sigue:

“Las proyecciones de referencia pronostican una contracción del 5,2 % en el producto interno bruto mundial en 2020, lo que constituye la recesión mundial más profunda que se ha experimentado en décadas. Los ingresos per cápita en la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo se retraerán este año. La pandemia pone de manifiesto la urgente necesidad de adoptar medidas de política para amortiguar sus consecuencias, proteger a las poblaciones vulnerables y mejorar la capacidad de los países para enfrentar eventos similares en el futuro. También es fundamental abordar los desafíos que plantean la informalidad y las redes de seguridad limitadas, y llevar adelante reformas que permitan un crecimiento fuerte y sostenible.”

Tomando en consideración lo abordado en el presente apartado, la sociedad internacional se encuentra conformada no solamente por los Estados, sino también por otros actores internacionales. Sin embargo, estos no fueron tomados en cuenta ni consultados en el momento en que los gobernantes determinaron las medidas a ser aplicadas. Por el contrario, se intensificó la utilización de la falacia del falso dilema en los discursos y se posicionó a la salud por encima de la economía, cuando en la realidad ambas áreas son indivisibles.

5. Conclusión

El presente trabajo trató de dar respuesta a la siguiente interrogante ¿cuáles son los posibles escenarios ser observados en la sociedad internacional?

Es por ello que, como se mencionó en párrafos anteriores, debido a la dinámica de las relaciones internacionales, resulta imposible predecir cuáles serán las acciones a llevar a cabo por los Estados para paliar la crisis generada por las medidas que han adoptado en relación a la problemática generada por el Covid-19.

Sin embargo, la sociedad internacional puede enmarcarse en dos perspectivas diferentes, apuntar a la cooperación o a la autarquía, más acorde al realismo, con el propósito de lograr recuperarse de la manera más eficaz y eficiente. En tal sentido, Robert Gilpin, neorrealista y padre de la Economía Política Internacional, centró su estudio de economía política en que la economía de mercado es fundamental para las relaciones internacionales (Neumann, 2004). De igual manera, Juan Ramón Rallo (2015) sostiene que:

“El libre comercio, esto es, la extensión de los intercambios voluntarios en la esfera internacional, promueve la expansión de las instituciones sociales entre un número mucho más amplio de personas. Este fenómeno facilita la cooperación social destinada a alcanzar los fines de los individuos y, por esta vía, convierte a los seres humanos en más interdependientes y les proporciona alternativas al recurso a la fuerza.”

De igual manera, Gilpin menciona que “cuando no existen constricciones sociales, físicas o de otro tipo, la economía de mercado tiene una cualidad expansiva y dinámica. Tiende a generar crecimiento económico, a expandirse territorialmente y a abarcar todos los segmentos de la sociedad” (1987, pág. 30).

De igual manera, cabe resaltar la declaración realizada por los representantes de las agencias de la Organización de las Naciones Unidas, quienes sostuvieron que “la covid-19 es un desafío mundial que debe abordarse a través de la solidaridad y la cooperación internacional” (Organización de las Naciones Unidas, 2020). Sin embargo, esta solidaridad debe ser llevada voluntariamente y no debe ser una imposición desde dicho organismo internacional.

Teniendo en consideración lo mencionado, resultaría impensable que los Estados adoptaran políticas autárquicas para resolver esta crisis. Es por ello que es necesario en primer lugar demostrar y en segundo lugar aprovechar los beneficios que puede traer el comercio, como bien lo mencionan Rallo y Gilpin, para de esa manera brindar la estabilidad necesaria que se requiere, tanto en el ámbito nacional como internacional.

Asimismo, las características de la sociedad internacional, resaltadas anteriormente, deben ser tomadas en cuenta, tanto en el ámbito interno como externo por los actores predominantes, que siguen siendo los Estados. En particular, aquellas que hacen referencia a la heterogeneidad y a la interdependencia.

Ahora bien, además del resurgimiento del debate entre idealistas y realistas, aparece otro, escondido y no tan visible para todos. El mismo se relaciona entre las corrientes internacionalista, que aboga por mantener la anarquía en la sociedad y en el sistema internacional, y la corriente globalista, la cual prefiere el establecimiento de un gobierno central internacional (ente supraestatal) para llevar a cabo las mismas políticas, en distintas áreas.

Es menester, tomar en consideración a los diversos actores internacionales para abordar una solución holística a los problemas generados por las decisiones de los jefes de Estado, que sin duda, como también se ha mencionado y ejemplificado con datos, termina afectando a todos los individuos, paulatinamente, en una mayor o menor medida.

Por último, es necesario resaltar algunas consideraciones finales. Los Estados al igual que los individuos difieren unos de otros, esta característica imposibilita la puesta en práctica de toma de decisiones igualitarias por parte de los organismos internacionales. Hecho, que se puso en evidencia a raíz de las determinaciones que emanaron desde la OMS para la supuesta contención y solución de la pandemia del Coronavirus, las cuales terminaron generando mayores problemas que beneficios para las sociedades en general.

Bibliografía

del Arenal, C. (2002). La nueva sociedad mundial y las nuevas realidades internacionales: un reto para la teoría y para la política. Cursos de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, 17–85.

Poch y Gutiérrez de Caviedes, A. (Noviembre-diciembre de 1943). Comunidad internacional y sociedad internacional. Revista de Estudios Políticos, II(12), 341–400.

Medina, M. (Octubre-diciembre de 1982). La aplicación del concepto de estructura a la sociedad internacional. Revista de Estudios Internacionales, III(4), 985–1003.

Calduch, R. (1991). La sociedad internacional. En R. Calduch, Relaciones Internacionales.

Madrid: Estudios Sociales.

Barbé, E. (1995). Relaciones Internacionales. Madrid: Tecnos.

Unión Europea. (2020). Hoja de ruta europea para el levantamiento de las medidas de confinamiento contra el coronavirus.

Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe. (2020). COVID-19: Resumen de las principales medidas, acciones y políticas implementadas por los Estados miembros del SELA15/10/2020.

Organización Internacional del Trabajo. (2020). El COVID-19 y el mundo del trabajo: Repercusiones y respuestas.

Organización de las Naciones Unidas. (2020). Informe de políticas: Las repercusionesde la COVID-19en los niños.

Ocampo, R. (2020). El impacto económico del COVID-19 y el panorama social hacia el 2030enla región.

Banco Mundial. (2020). Perspectivas Económicas Mundiales.

Neumann, R. (2004). Globalización, rol del Estado y relaciones internacionales en el realismo de Robert Gilpin. Estudios Internacionales, 5–39.

Gilpin, R. (1987). La política del comercio internacional. Princeton University.

Organización de las Naciones Unidas. (2020). La covid-19 debe abordarse a traavés de la solidaridad y la cooperación internacional.

Rallo, J. R. (2015). La paz y el libre comercio. La ilustración liberal: revista española y americana(63).

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Federico Rabino
Instituto Fernando de la Mora

Mg. en Relaciones Internacionales. Paleolibertario. Director Ejecutivo Instituto Fernando de la Mora. Asunción - Paraguay. federico.r.rabino@gmail.com