Sobre la Revolución Americana y la Libertad Negativa

Federico Rabino
Instituto Fernando de la Mora
5 min readJul 6, 2021

--

El pasado 04 de julio se conmemoraron los 245 años de la Revolución Americana que, según algunos exponentes de las ideas se configura como la mayor gesta libertaria de la historia. De esta forma, el siglo de las luces ha sido testigo de acontecimientos variopintos como así también de la contraposición de pensamientos políticos que, a través de sus postulados, intentaron prevalecer unos sobre otros.

Para comprender el alcance de la Revolución Americana es necesario identificar aquellos factores que motivaron a los colonos a rebelarse en contra de la corona, Touchard esgrime que las mismas se enmarcan en el contexto económico, político, religioso e intelectual.

Esto puede ser traducido de la siguiente manera, desde el punto de vista económico, tras la Guerra de los Siete años se produce la intención de la corona de fijar impuestos más gravosos a los colonos; en lo político la falta de representación política de los colonos en el Parlamento; en lo religioso la fidelidad de los colonos al individualismo puritano quienes pregonan y establecen un régimen de tolerancia religiosa; en lo intelectual el apego a la tradición de la libertad personal del common law.

Teniendo en consideración lo señalado, se devela la razón por la cual Burke apoya la sublevación de los colonos cuando al mismo tiempo critica de sobremanera la llevada a cabo por los revolucionarios franceses. Esto podría tener una explicación referente a lo que para Burke significa la libertad y cómo se instala en la sociedad que tiene relación a los objetivos finales que cada una de ellas persiguió.

En simples palabras, la causa de los colonos está fundada en la tradición, dado que todos o en su defecto la gran mayoría de ellos eran británicos de origen, por lo que la Revolución Americana significó la recuperación de los derechos que fueron perdiendo los colonos a raíz del avance de la corona, mientras que los franceses buscaron instalar un nuevo modelo de sociedad.

Hablemos sobre las libertades, es que una de las críticas de Burke se centró en establecer que la libertad no es una verdad metafísica sino una conquista política, cuyo valor central es la defensa de la Constitución, ¿A qué se refiere? Si la libertad es un fin político, el principal problema estriba en determinar a qué nos referimos con el término libertad.

A mi parecer quién mejor lo describe es el intelectual, Isaiah Berlín quien en un pequeño libro llamado “Dos conceptos de libertad” analiza los aspectos que hacen a la libertad positiva y a la libertad negativa, esta última implícita, desde mi punto de vista, en la Revolución Americana. Como ambas suelen ser comúnmente confundidas, es preciso aclarar ¿A qué se puede referir la acepción negativa de la libertad?

En primer lugar, si se analiza la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, Jefferson, autor de la misma, demuestra la influencia que tuvo Locke en la misma, dado que como señala Boaz se pueden observar tres puntos en concreto: 1. Que los hombres poseen derechos naturales; 2. Que la protección de esos derechos constituye el objetivo del gobierno; 3. Que si el gobierno se extralimita en el cumplimiento de su objetivo, el pueblo tiene pleno derecho a alterarlo o abolirlo.

Los derechos naturales a los que hizo alusión Jefferson al momento de redactar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos fueron la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. De vuelta, si se toma en cuenta lo esbozado en el segundo punto señalado por Boaz, queda establecido que es el deber o mejor dicho la obligación del gobierno la defensa de esos derechos, por lo tanto la libertad se constituye de esta forma como un fin político que los gobernados otorgan a los gobernantes.

Sin embargo, antes de avanzar me gustaría realizar una salvedad, hoy en día es imposible no concebir a la defensa de la libertad como un fin político, sin embargo lo que realiza Berlin en dicho ensayo o pequeño libro, es acuñar la diferenciación que existe entre la concepción negativa y positiva de la libertad, como ya fuera señalado.

A fin de dar respuesta a la interregante, la libertad negativa hace referencia a la falta de coerción por parte de otros, es básicamente lo que se refiere la famosa definición esbozada por Alberto Benegas Lynch (h) para quien el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo. Lo que se pretende es el desarrollo personal o al menos contar con la autonomía para lograr ese desarrollo personal en un espacio que sea propicio, ergo sin obstaculización por parte del Gobierno u otros individuos.

¿Cuál es entonces el rol del Estado en este apartado? Evitar que los individuos se restrinjan unos a otros y en su defecto tratar de persuadir a los individuos más no prohibir actos que se podrían considerar como desdeñables. Esto es importante si se toma en consideración que cuando se persegui un fin indefectiblemente lo estamos primando por sobre otros fines, a lo que llamaremos costo de oportunidad.

Para comprender la concepción positiva de la libertad, basta con recordar el pasaje de Rousseau, en el Contrato Social, en donde sostiene que se debe “forzar al hombre a ser libre” mediante la voluntad general y he aquí la principal discrepancia entre las dos libertades. Mientras que la negativa es atribuida a los individuos la positiva lo es a las colectividades.

Para los primeros es factible, y como lo señala Berlin, a veces justificable, coaccionar a los hombres en nombre de algún fin (digamos por ejemplo la justicia o la salud pública) que ellos mismos perseguirían, si fueran más cultos, pero que no persiguen porque son ciegos, ignorantes o están corrompidos. Esto facilita que yo conciba coaccionar a otros por su propio bien, por su propio interés y no por el mío. Entonces pretendo que yo sé lo que ellos verdaderamente necesitan mejor que ellos mismos. Lo que esto lleva consigo es que ellos no se me opondrían si fueran racionales, tan sabios como yo, y comprendiesen sus propios intereses como yo los comprendo.

Básicamente, Berlin demuestra que para los defensores de la concepción positiva de la libertad, entre los que se puede categorizar a los perpetradores de la Revolución Francesa y seguidores de Rosseau, la libertad no es libertad para hacer lo que es irracional, estúpido o erróneo.

En este caso, los filósofos o los sabios, así como ya lo esbozaba Platón y como lo defendió Fichte, saben lo que quieren ser o hacer las personas que no están educadas, mucho mejor que lo podrían saber ellos mismos. El sabio te conoce mejor de lo que te podes conocer, porque vos sos víctima de tus pasiones, un esclavo que vive una vida heterónoma, un miope, incapaz de entender tus verdaderos fines. Para ellos, el propósito del Estado es satisfacer tu deseo.

Por lo tanto, arguyendo a las concepciones de las libertades esbozadas, considero que estarán de acuerdo en que es preferible que cada uno actúe sobre sí mismo (autonomía) y que la libertad política siga siendo un objetivo del Estado, y no que individuos o entes gubernamentales actúen sobre mí o ustedes (heteronomía) a través de la voluntad general, para obligarlos a ser libres.

Por último, en la Declaración de la Independencia de las 13 colonias queda establecida y señalada la definición negativa de la libertad como guía para el desarrollo individual y por lo tanto de la sociedad del nuevo Estado, a diferencia de lo que sucede con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1793.

--

--

Federico Rabino
Instituto Fernando de la Mora

Mg. en Relaciones Internacionales. Paleolibertario. Director Ejecutivo Instituto Fernando de la Mora. Asunción - Paraguay. federico.r.rabino@gmail.com