ABLACIÓN GENITAL FEMENINA

Os hablo de la “ablación genital femenina” una práctica androcentrista que viola los derechos humanos desde hace más de 4000 años y que por desgracia, sigue vigente en algunos lugares del mundo, provocando grandes daños a la salud de las víctimas de la mutilación y grandes carencias psicológicas.

Según la Real Academia Española “la ablación es la extirpación de un órgano o de un tejido corporal.”

A partir de este concepto podemos deducir que la ablación genital femenina, es la extirpación de los órganos genitales de la población femenina, sobre todo en niñas.

Esta mutilación comprende todos los procedimientos que de manera intencionada y por razones no médicas alteran los órganos genitales femeninos, sin aportar ningún tipo de beneficio a la salud.

Las estadísticas nos indican que en 2016 se hablaba de 200 millones de niñas y mujeres que habían sido mutiladas en 30 países diferentes, más de la mitad de estas mujeres y niñas viven en Egipto, Etiopía e Indonesia.

Según la OMS esta práctica se realiza por diversas razones que consisten una mezcla de factores culturales, religiosos y sociales:

Control sexual y reproducción: con el fin de mitigar la sexualidad femenina y asegurar la fidelidad matrimonial. Ya que, una niña que ha sido sometida a esta práctica para controlar sus pasiones, será una mejor esposa.

Religión, tradición y cultura, se realiza tanto en contextos musulmanes como cristianos.

Sociológicas: muchas comunidades consideran este acto como un rito de iniciación y preparación para la edad adulta y el matrimonio.

Higiénicas y estéticas: los países practicantes de la ablación creen que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos.

Sanitarias: algunas sociedades de África y Oriente Medio piensan que la extirpación aumenta la fertilidad y certifica un parto más seguro.

Entre los diferentes tipos de ablación femenina encontramos:

  • Clitoridectomía: escisión parcial o total del clítoris.
  • Excisión: resección de parte o totalidad del clítoris y labios inferiores.
  • Infibulación: extirpación del clítoris y de los labios menores y mayores. Tras la extracción se cosen ambos lados de la vulva, dejando únicamente una abertura para la menstruación y la orina.
  • Otros: perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.

Y, ¿cuáles son algunas de las consecuencias que sufren las víctimas de tales prácticas?

Además de poder sufrir la muerte durante la práctica debido a “colapso hemorrágico o por colapso neurogénico debido al intenso dolor y el traumatismo, así como infecciones agudas y septicemia”, como recoge la OMS. Padecen dolor intenso, hemorragias graves, tétanos, sepsis, fallo multiorgánico, retención de orina sangrado menstrual, heridas en cenitales y tejidos adyacentes, gran impacto psicológico, ya que son situaciones de gran depresión y ansiedad.

Más a largo plazo encontramos quistes, infecciones, esterilidad, complicaciones en el parto riesgo de muerte del feto, necesidad de nuevas operaciones quirúrgicas y de nuevo, grandes carencias a nivel psicológico.

Cada día hay más asociaciones y más presión para acabar con esta condena diaria de muchas mujeres y niñas, pero no la suficiente como para cambiar estas prácticas retrógradas, y que peligran la salud de cientos mujeres.

BIBLIOGRAFÍA

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Lucas, B. (2008). Aproximación antropológica a la práctica de la ablación o mutilación genital femenina. Cuadernos electrónicos de filosofía del derecho, (17), 4.

Jiménez Ruiz, I. (2015). Enfermería y Cultura: las fronteras del androcentrismo en la Ablación/Mutilación Genital Femenina. Proyecto de investigación

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