Ayúdame a escapar

La desensibilización sistemática tiene como objetivo modificar aquellas conductas aprendidas en el pasado, como las fobias, que producen respuestas negativas, como miedo y ansiedad, a un nuevo aprendizaje en el que los estímulos ya no generen dichas respuestas negativas. Además, también transforma los estímulos a los que el aprendizaje se ha generalizado, incluso aquellos que probablemente no haya necesitado una experiencia vivida para que genere la misma respuesta negativa. Para ello, esta técnica trabaja con los estímulos, tal y como el condicionamiento clásico explica. Pretende modificar la conducta estableciendo nuevos aprendizajes en los que los estímulos condicionados, dejen de generar una respuesta condicionada negativa, mediante una respuesta contraria e incompatible, para modificarla a una respuesta positiva.

Antes de empezar con la técnica debe seleccionarse una respuesta incompatible. La respuesta incompatible es aquella que aparece como sustitución a otra, por ejemplo, ansiedad y relajación. Pueden utilizarse muchas respuestas incompatibles, aunque la más utilizada es la relajación. El objetivo es que los estímulos que le produce la ansiedad se asocien con la respuesta incompatible y, por lo tanto, esa respuesta anterior desaparezca.

Seguidamente, el paciente tiene que hacer una jerarquía de la ansiedad, que es una lista en la que se muestran las situaciones o estímulos generadores de ansiedad, organizados en función de la intensidad con que producen ese efecto. Los ítems deben ser realistas, concretos, relevantes para el problema, generado por el paciente con la ayuda del terapeuta, deben estar cualificados en función de la intensidad de la ansiedad que producen. La capacidad para producir ansiedad se cuantifica con las Unidades Subjetivas de Ansiedad (USA). Cada ítem consiste en una escena que contiene las características necesarias para generar el nivel de ansiedad deseado.

Así, el paciente, después de una primera fase de relajación, debe ser sometido a diferentes estímulos de su jerarquía de ansiedad, hasta que, aun pensando en éste, sea capaz de relajarse después. Existe un problema si se ha presentado el ítem cuatro veces consecutivas y la persona informa de ansiedad en alguna de las ocasiones. En ese caso, tras volver a la relajación, se presenta el ítem anterior que seguro no produce ansiedad y se pone fin a la desensibilización sistemática. A continuación, se habla con el paciente sobre lo que está ocurriendo. Habitualmente es que la distancia entre ese ítem y el anterior sea demasiado grande y por lo tanto se tenga que incluir un nuevo ítem intermedio, o incluso reorganizar la jerarquía. Una vez solucionado el problema, se puede volver a la realización de la técnica incluso en la misma sesión.

Las principales discrepancias que suelen encontrarse al aplicar esta terapia es la imposibilidad de la misma en personas con más de un trastorno, es decir, casos más complejos donde existe más de una fobia; y en personas a las que es necesario aplicar un tratamiento más complejo, mientras que en la teoría se esperan de 8 a 10 sesiones, en la práctica pueden darse incluso un par de decenas.

Bibliografía:

Becoña, E. (1999). La discrepancia entre la investigación yla práctica clínica de la terapia de la conducta. /Discrepancies between research and clinical practice of behavior therapy. Revista De Psicopatología y Psicología Clinica, 4(2), 71–103.

Vallejo-Slocker, L., & Vallejo, M. A. (2016). Sobre la desensibilización sistemática. una técnica superada o renombrada. [Concerning Systematic Desensitization. An overcomed or renowned technique?] Acción Psicológica, 13(2), 157–168.

--

--