El apego según Mary Ainsworth

En esta historia, me gustaría contar un poco más sobre mi autora de monográficos, Mary Ainsworth y sus aportaciones a la teoría del apego.

Mary Ainsworth viajó a Londres, donde comenzó a trabajar mano a mano con John Bowlby, que enunció el principio del apego. Partiendo de esta base, Mary Ainsworth estableció tres tipos de apego, que estudió mediante su método de «La situación extraña». Sus descubrimientos han sentado las bases de muchas investigaciones psicológicas modernas. Fue ella la que, junto con John Bowlby, enunció los principios fundamentales de la teoría del apego, que explica la relación de los niños con sus cuidadores, a los que ven como una figura de protección que les permite explorar el mundo.

No todos los niños desarrollan el mismo tipo de apego. Este se define como el vínculo que une a un niño con sus cuidadores. De este, dependerá en gran medida la forma en que el niño se relacione con el mundo y con las demás personas incluso llegado a la etapa adulta. Gracias a los estudios de Mary Ainsworth pudieron establecerse tres tipos diferentes de apego que son:

  • Apego seguro: si quieres establecer un vínculo de apego seguro con tus hijos, deberás responder diligentemente a sus necesidades. Los niños con apego seguro tienen ayuda en cuanto la piden, lo que les permite establecer una relación sana con sus padres, así como ciertas cualidades deseables: seguridad y confianza. Estos niños, al hacerse mayores, tendrán más posibilidades de establecer relaciones sanas. Desarrollarán una autoestima alta y estable, puesto que los niños crecen siendo menos dependientes, ya que se ven capaces de hacer las cosas sin temor a las dificultades.
  • Apego evitativo: se da en niños que, ante la presencia de sus cuidadores, se muestran absolutamente indiferentes. Cuando el cuidador desaparecía, los niños se mostraban enteros y, a su regreso incluso evitaban el contacto. Algunos sí que lloraban, pero seguían llorando cuando los padres volvían, incluso más desconsoladamente que antes. Los niños con apego evitativo crecen en un ambiente en el que se ignoran sus necesidades, por lo que su cerebro aprende, que por mucho que llore no recibirá ayuda. Como no se establece un vínculo de protección entre el niño y su cuidador, este aprende a mantener las distancias, para evitar la angustia que le supondría buscarle y no obtener respuesta. De mayores, pueden llegar a pensar que no merecen cariño ni cuidado, lo que les puede llevar a desarrollar una baja autoestima y a ser personas solitarias con dificultad para relacionarse tanto con los demás como con el mundo que les rodea.
  • Apego ambivalente: cuando están sus padres presentes se muestran angustiados, preocupados por la posibilidad de que desapareciesen. Al irse, el desconsuelo aumentaba, producto de la incertidumbre que les provocaba no saber si volvería. Cuando el cuidador volvía, se mostraban desconfiados y algo enfadados, la figura de sus padres no les producía consuelo. Los niños con apego ambivalente se desenvuelven en un ambiente en el que los padres van y vienen, se mostrarán muy atentos algunas veces, y los ignorarán muchas otras. Los adultos que de niños establecieron un apego ambivalente con sus padres seguramente desarrollarán una baja autoestima muy inestable, que dependerá de sus relaciones con el resto. De este modo, es muy seguro que puedan llegar a desarrollar dependencia emocional con aquellos que les rodean, lo que les puede llevar a refugiarse en relaciones tóxicas repletas de celos, pues nunca sabrán si aquellos que les rodean se quedarán mucho tiempo.

Bibliografía

  • Isaacson, K. L. (2007). Mary ainsworth and john bowlby: The development of attachment theory (Order No. AAI3230644). Available from APA PsycInfo®. (622009009; 2007–99004–032).
  • https://estilltravel.com/mary-ainsworth

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