EL NIÑO INTERIOR

El niño interior es un concepto que viene de una rama de la psicología llamada Gestalt. Este representa nuestra autoestima y nuestra vulnerabilidad, es un reflejo de nuestra infancia.

El cómo nos han tratado cuando éramos pequeños, sobre todo nuestros padres, y las vivencias que hemos atravesado, definen cómo somos de adultos, cuáles son nuestros miedos, nuestras heridas… Es por ello por lo que el niño interior es tan importante para la Gestalt, a través de él podemos tratar muchos problemas que nos ocurren en nuestro día a día, dando un poco de luz a nuestras heridas más profundas y enquistadas.

Un niño interior sano aporta dosis de imaginación, ilusión y alegría, pero si nuestro niño interior está herido, sus heridas nos harán actuar de maneras concretas que quizá no son las más sanas, ni para nosotros ni para nuestro alrededor. En el momento en el que empecemos a sanarlo podremos desvincularnos de lo que antes nos definía, de nuestros miedos y creencias, y podremos construir un nuevo yo.

Una manera de comenzar a sanar todas estas heridas es dejarlas salir en el momento que las sintamos. Cuando experimentamos emociones “negativas” como son la rabia, la tristeza, la vergüenza… tendemos a silenciarlas, a no hacerles caso por el miedo que nos da sumergirnos en ellas, pero sin embargo esa inmersión es lo que necesitamos. Cuando no reprimimos nuestras emociones, sino que las transitamos, hacemos que no se queden enquistadas y que abandonen nuestro cuerpo antes. Dejarnos sentirlas es lo que hará que nuestro niño interior comience a sanar, hará que esas heridas que antes dolían tanto se vayan atenuando cada vez más.

Hay diversas formas de trabajar con nuestro niño, la que acabamos de comentar es la más general, pero luego hay ejercicios concretos que también nos pueden ayudar. Un ejercicio que se suele hacer mucho es el de visualizarnos a nosotros cuando éramos pequeños, cuál era nuestro aspecto, qué nos gustaba hacer, qué juguetes usábamos, cómo era nuestra habitación… se trata de recordar todo al máximo detalle para meternos por completo en esa sensación. Hablar de cómo se sentía este niño, qué quería hacer… Y luego, entrar nosotros, ya adultos, en esa habitación y hablar con ese niño. Juega con él, escúchale, diviértele, mímale, dale ahora todo lo que te habría gustado que le dieran cuando era pequeño. Cuídale y hazle sentir seguro, dale algún consejo incluso… Este ejercicio nos hace conectar de una manera muy profunda y nos ayuda en nuestro camino de sanación.

BIBLIOGRAFÍA

El niño interior. (2021, 22 julio). El Prado Psicólogos. https://www.elpradopsicologos.es/blog/el-nino-interior/

O. (2021, 4 diciembre). Sanar a nuestro niño interior. La Mente es Maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/sanar-a-nuestro-nino-interior/

--

--