El TDAH, más desconocimiento que información.

Las personas con TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad sufren un gran estigma, debido al alto desconocimiento. Tanto es así, que hasta hace muy poco tiempo se creía que era un trastorno de la conducta, en lugar de un trastorno del neurodesarrollo. Lo tienen un 6% de los españoles, donde me incluyo, por lo que es muy probable que hayas tenido algún compañero, amigo o familiar con dicho trastorno. Con este artículo, pretendo que la gente sepa realmente cómo es tener TDAH y los comprendan mejor, además de que no sufran estereotipos o se culpen por algo que no deben, como me ha pasado antes de saber lo que voy a mostrar en este artículo.

El perfil de una persona con TDAH que mucha gente se imagina es el de un niño maleducado y vago, que no para de correr de un sitio para otro. Muchos piensas que no puede estudiar más allá de la ESO porque le falta capacidad. Tampoco le importan los demás, pues llega tarde siempre porque quiere, ya que da igual si no tiene nada o el tiempo que tenga para prepararse y no escucha cuando le hablan. Además, es un caos y tiene todo super desordenado.

La realidad de una persona con TDAH es que puede ser de cualquier edad. No es maleducado, simplemente no puede controlar sus impulsos y, por ello, suelen ser más educados, tampoco es vago, le cuesta mucho ponerse a hacer las cosas, ya que es procrastinador y al no controlar el tiempo, este se le va sin haber hecho “nada”. Además, no tiene porqué ser hiperactivo, de hecho, existen tres tipos: hiperactivo e impulsivo, inatento y combinado, y en el caso de que lo fuera, en muchos casos no se manifestaría de esa manera. En lo referente a los estudios, muchos TDAH obtienen malos resultados por su incapacidad para concentrarse, organizarse, controlar el tiempo… Pero no tiene ninguna relación con la capacidad intelectual. Lo restante también tiene que ver con lo nombrad. Muchas veces no es nuestra culpa, tenemos muchas dificultades en hacer ciertas cosas, sobre todo en adaptarnos a los demás y a su estilo y ritmo de vida, y por ello, necesitamos ayuda.

Se pensaba que el TDAH era un trastorno conductual, puesto que las personas que lo padecían sufrían alteraciones que se hacían más evidentes y perjudiciales conforme iba creciendo y los problemas se acumulaban desde la etapa de preescolar hasta la adulta, como si de una bola de nieve se tratase. Aunque esto, era solo una consecuencia de ese trastorno en el neurodesarrollo, de hecho, el cerebro de un TDAH es diferente al de uno sin TDAH. Debido a lo nombrado anteriormente, es de vital importancia tratarlo cuanto antes mediante tratamiento psicológico, farmacológico y pedagógico.

¿Todo es malo? No, las personas TDAH tienen una gran capacidad de abstracción y pueden utilizar sus cualidades en su favor, como sería el caso de sentirse aburrido en una clase y mirar un árbol, para esa persona habrán pasado 2 minutos, cuando realmente serían 60. Otro ejemplo, sería su hiperactividad que en algunos momentos donde se requiera mayor actividad, ya sea en una fiesta o a la hora de realizar una caminata por el campo, aguantará mucho mejor.

Por ello, en mi opinión, la terapia se debe en enseñar técnicas de autocontrol para la impulsividad, como puede ser la arte terapia y técnica de los 10 segundos, concentración para el déficit del mismo, ejercicios de focalización, y relajación para la hiperactividad a la hora de dormir, al igual que control del tiempo y la planificación, a través de la creación de horarios y organización del día. No obstante, además de esto, es muy importante que se priorice la aceptación, un individuo con TDAH no tiene una enfermedad que deba ser curada, simplemente tiene unas características diferentes al resto y no debe intentar cambiar, puesto que sería intentar cambiar su naturaleza.

Referencias:

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