¿EXISTE SESGO DE GÉNERO EN LAS PRUEBAS PARA EL DIAGNOSTICO DE TEA?

Los trastornos del espectro autista (TEA) son desórdenes del neurodesarrollo que se manifiestan generalmente desde la primera infancia y se caracterizan por déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, conductas e intereses repetitivos y restringidos, acompañado de reacción inusual ante estímulos sensoriales.

El TEA se diagnostica hasta tres o cuatro veces más en el sexo masculino que en el femenino. Las distintas hipótesis que se manejan para dar respuesta a este fenómeno van desde la existencia de un sesgo masculino en la identificación de los rasgos autísticos en población infantil, hasta la teoría del camuflaje o la teoría de la compensación.

El sesgo de género en la identificación de los rasgos del TEA se basa en la idea de que socialmente mantenemos una serie de expectativas sobre cómo se relacionan las niñas, con concepciones como que su juego es más tranquilo o que tienden a ser más tímidas. De este modo, las niñas con rasgos autísticos y potencialmente diagnosticables tienden a pasar desapercibidas para los profesionales porque cumplen estas expectativas. Asimismo, se habla de una mayor capacidad entre las niñas con TEA para camuflar o compensar sus dificultades de tipo social, debido a que las niñas suelen tener generalmente mejores habilidades sociales.

Tan fuerte es el deseo de “encajar” que son capaces de desarrollar estrategias de lo que se ha llamado “camuflaje social”. Definido por la capacidad para ocultar comportamientos asociados a TEA mediante uso de técnicas para parecer socialmente competentes y que buscan evitar que otros las vean diferentes. A pesar de su esfuerzo, las mujeres TEA son socialmente más inmaduras y pasivas que sus pares, estando en la periferia de las actividades sociales y sólo integrándose al juego o al grupo al ser convocadas.

Por otro lado, la existencia de determinadas bases biológicas para la explicación de las diferencias entre hombres y mujeres podría estar detrás de esta divergencia de género en el diagnóstico de TEA. Según Baron-Cohen, el cerebro masculino está mejor definido para la sistematización mientras que el femenino es significativamente mejor para la empatía, identifica un cerebro con autismo como uno extremadamente masculino.

Concluyendo, a día de hoy contaríamos con varias hipótesis que responderían a este extraño fenómeno. Las dos más significativas serían que el diagnostico de las niñas con TEA se produce más tarde que en niños, en una medida de 1,8 años más tarde, y este retraso en el diagnostico se produce antes de la remisión para la evaluación diagnostica, por lo que no sería posible su identificación. Desde otra postura, grandes psicólogos/as se posicionan radicalmente en que no es una cuestión de que las niñas padezcan en menor medida este tipo de trastornos sino en que las pruebas están diseñadas para que salgan muchos falsos negativos en niñas, viéndose un claro sesgo de género.

A día de hoy, estas investigaciones y numerosas reivindicaciones siguen vigentes para intentar comprender cual es la verdadera problemática y corregir este “fallo”.

BIBLIOGRAFÍA

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092018000100005

https://www.psyciencia.com/por-que-es-mas-dificil-el-diagnostico-de-autismo-en-las-mujeres/

https://www.revistasanitariadeinvestigacion.com/trastornos-del-espectro-autista-tea-en-mujeres-fingiendo-que-no-pasa-nada/

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