Soldados vigilando la prisión de Abu Ghraib.
Soldados vigilando la prisión de Abu Ghraib.

La prisión de Abu Ghraib: crueldad humana ante la figura de autoridad.

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El caso de la prisión de Abu Ghraib y los abusos cometidos en ella muestra uno de los lados más oscuros de la historia de los Estados Unidos, llegando a provocar un conflicto internacional de gran importancia entre este país e Irak.

Los abusos de esta cárcel se mostraron al mundo en el año 2004, tras una larga estancia en la cárcel para los prisioneros. Este caso, ocurrido años después tras el experimento de la cárcel de Stanford, por parte del psicólogo Philipp Zimbardo, muestra que el psicólogo tuvo razón en toda su teoría, y que el ser humano realmente puede mostrar su lado más oscuro, aterrador y cruel si se encuentra en la situación y contexto adecuado para ello.

Los prisioneros de la cárcel de Abu Ghraib sufrieron abusos por parte de los soldados americanos que se encargaban de la gestión, organización y vigilancia de la prisión de Irak, de la cual se ha estimado que alrededor del 70% y 90% de sus prisioneros, eran inocentes; además de que la gran mayoría de ellos eran mujeres y niños.

Mujeres iraquíes inocentes presas en la cárcel Abu Ghraib.

Los soldados estadounidenses realizaron un gran número de actos inhumanos y crueles revelados más tarde al mundo, como atar a los prisioneros con correas al cuello, violar a numerosas mujeres, realizar actos de torturas, humillar a los prisioneros, desnudarlos, maltratarlos psicológicamente e incluso golpear algunos hasta su muerte.

Soldado americano llevando del cuello con una correa a un prisionero de la cárcel de Abu Ghraib.
Prisionero en posición de crucifixión con cables en la mano, cárcel de Abu Ghraib, Irak.

Lo más perturbador de la situación es que los soldados americanos se sentían tan desconectados de la realidad, cegados por su rol de carceleros y soldados obedeciendo una autoridad mayor, que no veían tan horribles los actos que estaban cometiendo; incluso no les importaba tomar fotografías de las torturas y abusos que llevaban a cabo, siendo estas las pruebas más irrefutables que dieron a conocer el terrible caso al mundo y a la política internacional.

Más tarde, los soldados identificados, responsables de estos delitos contra la humanidad, afirmaron que recibían órdenes de sus superiores de presentarse como inflexibles y duros ante los prisioneros iraquíes, aunque, como era de esperar, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, negó los hechos, alegando que aquellos valores no representaban a EEUU.

Lynddie England, soldado americana responsable de actos de tortura en la cárcel de Abu Ghraib.

Se descubrió que se había llevado a cabo, al menos un caso, de extrema tortura hasta la muerte, además de tener vídeos de los crímenes cometidos en la cárcel. Los prisioneros también reclamaron una indemnización por los innumerables abusos que habían sufrido, y el Gobierno de EEUU les envió una suma de 5 millones de dólares de compensación.

Aún así, según sus propios testimonios, los prisioneros iraquíes nunca llegaron a recuperarse de los horribles hechos. Afirmaron que no solo los habían roto físicamente en aquella cárcel, sino que, sobre todo, lo habían hecho psicológicamente, y que aquellas heridas mentales nunca se curarían del todo, ni con cuidados ni con compensaciones económicas.

Sin embargo, los prisioneros iraquíes no fueron los únicos en sufrir las consecuencias psicológicas. Jeremy Sivits, soldado implicado en los abusos de la cárcel de Abu Ghraib, confesó, tras cumplir su condena, cómo no se reconocía a sí mismo cuando llevaba a cabo los actos inhumanos de la cárcel en Irak. Afirmó que lo hizo cegado por seguir las órdenes de las distintas figuras de autoridad, y se convencía a sí mismo diciendo que si él y sus compañeros/as americanos habían recibido esas órdenes, era porque los soldados merecían aquellos tratos y era importante que cumpliesen con su deber.

“Me odiaba a mí mismo por lo ocurrido en la cárcel” — Jeremy Sivits, soldado americano responsable de abusos en la prisión de Abu Ghraib sobre los actos que cometieron él y sus compañeros/as.

Este horrible caso demuestra, una vez más, lo que ya comprobó Philipp Zimbardo en su experimento de la cárcel de Stanford: el ser humano posee en él un lado oscuro y cruel, que puede dejar asomar o no según la situación en la que se encuentre. Incluso la persona más dulce que conozcamos se puede transformar en alguien cruel, por seguir órdenes y obedecer a alguna figura de autoridad, en un contexto muy distinto al que se puede encontrar habitualmente. La propia familia de Jeremy Sivits y sus antiguos profesores del colegio declararon que siempre fue un chico muy dulce, atento y preocupado por las necesidades de los demás, mostrando así cómo puede afectarnos mentalmente las situaciones y el entorno en el que nos encontramos.

Después del escándalo, la prisión de Abu Ghraib pasó a manos de las autoridades iraquíes, pero, aún así, esta cerró ocho años después. En la siguiente presidencia americana, Barack Obama abolió oficialmente los “métodos de interrogatorio mejorados”, es decir, todos los métodos de torturas empleados tanto en la cárcel de Irak como en distintas misiones americanas. Este caso conmocionó sobremanera al mundo entero, y reabrió el debate ético y psicológico que ya había planteado Zimbardo: el ser humano, ¿es bueno, malo, o ambos? Y tú, ¿qué opinas?

Bibliografía:

Abu Ghraib: las torturas y otros crímenes cometidos por soldados estadounidenses y agentes de la CIA en Bagdad — La Opinión (laopinion.com)

“Me odiaba a mí mismo por los abusos cometidos en Abu Ghraib”: las confesiones de un soldado estadounidense que trabajó en la polémica prisión iraquí — BBC News Mundo

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