La vergüenza

Bernard Rimé envió un cuestionario a novecientas trece personas de edades comprendidas entre los 12 y los 60 años. «¿Qué emociones fuertes ha experimentado usted estos últimos días?» Con este sencillo método recogió numerosos testimonios de cólera, de tristeza, de temor y otras emociones. La vergüenza apareció citada en más de la mitad de los casos. Pero cuando el científico añadió: «¿De qué emociones ha hablado con su familia, con sus amigos o en el trabajo?», obtuvo respuestas sorprendentes. La cólera y la depresión fueron las emociones comentadas con más facilidad. De modo que el entorno pudo reaccionar ante ellas compartiendo palabras. ¡Excepto en el caso de la vergüenza! ¡la vergüenza permanece muda!

No resulta desagradable explicar la cólera. Cuando alguien comparte nuestra cólera, nos sentimos menos solos. El hecho de hablar nos calma, la comprensión que atribuimos al que nos escucha nos tranquiliza. En cambio, las palabras de vergüenza son difíciles de decir porque tememos la reacción del otro.

Este libro es el que recoge esta información y bueno me pareció interesante ya que me considero una persona bastante vergonzosa. Cómo podemos ver es algo que realmente lo adquirimos desde niños, cómo dice en el libro, cuando nuestros padre comienzan a “prohibirnos” cosas.

Este es el tema que trata mi póster en el congreso. ¡Espero que os guste!

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