Las emociones que no controlas, te controlan.

De cada 100 personas, 20 padecen depresión.

Alrededor de un millón de personas se suicida cada año.

En el mundo más de 450 millones de personas padecen trastornos mentales, y la anorexia o las adicciones aparecen cada vez más pronto.

Y la base de todo esto podría estar en la incapacidad que tenemos para comprender nuestras emociones.

¿Qué es el analfabetismo emocional?

Es la incapacidad para comprender, catalogar y gestionar nuestras emociones, y por ende, para comprender y aceptar las emociones de los demás.

Es una desconexión de las emociones y de los sentimientos, que limita nuestro ámbito de acción convirtiéndonos en personas impulsivas que se convierten en prisioneras de sus emociones.

Una persona que conoce sus emociones, será capaz de gestionarlas, mejorando su calidad de vida y sus relaciones. Sin embargo, una persona víctima del analfabetismo emocional, será víctima de sus emociones, las cuales le causarán más de un problema a lo largo de su vida.

Los signos del analfabetismo emocional:

  • No ser capaz de identificar las emociones o sentimientos.
  • No saber medir el alcance de las palabras y reaccionar de manera impulsiva.
  • No tener en cuenta las emociones de las personas con quienes te relacionas.
  • No reflexionar sobre tus estados emocionales y tomar decisiones dejándote llevar únicamente por las emociones.
  • Muchas cosas te afectan más de lo que deberían, de forma desproporcionada.
  • Sientes que eres víctima de tus emociones y no logras pasar página y seguir adelante.

El origen del analfabetismo emocional

Cuando somos pequeños, todos somos analfabetos emocionales debido a que nuestro repertorio emocional es muy limitado. Los bebés experimentan felicidad, distrés y disgusto desde que nacen y son capaces de expresar esas emociones a través de sus expresiones faciales y la postura corporal. A medida que van creciendo su mundo emocional se expande.

Entre los 2 y 6 meses ya pueden experimentar ira, tristeza, sorpresa y miedo. Alrededor de los 4 meses ya son capaces de distinguir diferentes expresiones emocionales en las personas que le rodean y a los 6 meses imitan las emociones que ven en los demás.

Sin embargo, en este proceso de alfabetización emocional desempeñan un papel esencial los padres. Los niños necesitan la aceptación de la experiencia emocional en otras personas significativas. Si ese proceso de validación transcurre adecuadamente, el niño aprende a identificar y gestionar sus emociones.

Si al contrario, se produce un proceso de invalidación emocional, en el cual las experiencias emocionales de ese niño son rechazadas, ignoradas o juzgadas, este asumirá que las emociones son sus enemigos y que debe reprimirlas u ocultarlas. Como resultado, no tendrá la oportunidad de familiarizarse con ellas y aprender a gestionarlas de manera asertiva.

La alfabetización emocional demanda que las personas entiendan sus propios estados emocionales y los de los demás; aprendiendo a gestionar sus emociones y empatizar […] La alfabetización emocional es tanto un proceso de desarrollo individual como una actividad colectiva, se trata tanto del autodesarrollo como de la construcción de un grupo, de modo que los sentimientos propios de bienestar emocional crezcan junto con los de los demás, y no a sus expensas. La alfabetización emocional implica establecer conexiones entre las personas y trabajar con sus diferencias y similitudes, para gestionar la ambigüedad y la contradicción. Es un proceso dinámico a través del cual la persona se desarrolla emocionalmente, e implica cultura y empoderamiento” — Brian Matthews.

Bibliografía:

Goleman, González Raga, D., & Mora, F. (2010). Inteligencia emocional (76a ed.). Kairós.

Platero Ibañez. (2013). Aplicaciones de la inteligencia emocional. Universidad de Granada.

Chien Chow Chine. (2020). Las emociones de Gastón : mis emociones y yo . Bruño.

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